El uso de agujas de abeto con fines medicinales se remonta a la antigüedad, cuando los pueblos indígenas y los curanderos tradicionales las utilizaban para tratar diversas afecciones respiratorias.
En Rusia el jarabe de abeto se hizo especialmente popular en el siglo XVII por su alto contenido en vitamina C, incluso más que el limón.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados rusos utilizaron el sirope de abeto como medida preventiva contra el escorbuto. Lo tomaban diariamente en pequeñas cantidades para mantener sus niveles de vitamina C, lo que ayudaba a prevenir la aparición del escorbuto. Asimismo, algunos habitantes hambrientos de Leningrado preparaban este tipo de jarabes e infusiones de ramitas y agujas para sobrevivir durante el asedio nazi.
Una de las características más singulares del sirope de abeto es su sabor; ligeramente amargo y resinoso que recuerda al de las agujas de abeto. A menudo se utiliza como edulcorante en el té o como aderezo de tortitas. El color del sirope puede variar según el tipo de abeto utilizado, pero suele ser ámbar oscuro.
El sirope es un ingrediente popular en muchos platos rusos y suele utilizarse para condimentar platos de carne o como adobo para el pescado. También se emplea en la fabricación de cerveza y a veces se añade a cócteles o bebidas para darles un sabor único.
El proceso de elaboración del sirope de abeto es relativamente sencillo, pero no es rápido. En primer lugar, se recogen las agujas de abeto del árbol. Sólo son adecuadas las agujas nuevas. La longitud de las agujas no debe superar los 7 cm.
Algunas personas no lavan las agujas antes de cocinarlas para conservar su sabor; en este caso, las ramitas limpias deben recogerse de árboles que crezcan lejos de las carreteras. En caso contrario, hay que lavar bien las agujas. A continuación, se hierven en agua durante varias horas hasta que el líquido se reduce a una consistencia de jarabe.
Hay muchas variaciones de la receta del sirope de abeto, y algunas personas prefieren añadirle sabores como canela, clavo o jengibre. Otros pueden optar por utilizar distintos tipos de edulcorantes, como miel o azúcar. Hoy te propongo que preparemos un sirope de abeto tradicional con azúcar.
Ingredientes para un tarro de 500 ml:
- 500 g de agujas de abeto
- 300 g de azúcar
- 900 ml de agua
Preparación:
Recoge ramitas de abeto recién brotadas. Pélala de modo que sólo queden las agujas. Ten paciencia, a mí me llevó al menos cinco horas; al mismo tiempo veía una película e intentaba disfrutar del tedioso proceso. Lava las agujas.
Coloca las agujas de abeto bien apretadas en una olla de un litro, vierte agua, lleva a ebullición y cuece a fuego lento durante unos 30 minutos.
Transcurridos los 30 minutos, retira la olla del fuego y deja que se enfríe durante unos 15 minutos.
Cuela el líquido con un colador de malla fina o una estopilla, presionando las ramitas para extraer todo el líquido posible.
Vuelve a verter el líquido en la olla y añade el azúcar, removiendo hasta que se disuelva por completo.
Vuelve a poner la olla en el fuego, lleva la mezcla a ebullición y, a continuación, baja el fuego y déjala cocer a fuego lento durante una hora y media.
Al final de la cocción, la mezcla adquirirá un bonito tono rosado.
Atención: cuanto más tiempo se cocine el sirope, más intenso será el color.
Vierte el sirope en tarros limpios y esterilizados y deja que se enfríe por completo antes de cerrarlos.
¡Disfruta de tu sirope de abeto casero!
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