Este plato es nutritivo y ayuda a la digestión, pero tiene un sabor inusual para las generaciones modernas: un postre hecho de malta de centeno, con harina de centeno y bayas de rosa guelder trituradas. Sin embargo, en la Edad Media este postre era una auténtica delicia para los niños campesinos.
Kulaga es un antiguo plato dulce ruso que se preparaba tradicionalmente el día de Iván Kupala (originalmente una fiesta popular de verano de origen pagano entre los eslavos orientales y occidentales que se celebra en el solsticio de verano).
El kulaga se basa en el proceso de fermentación. El auténtico se prepara con malta de centeno, harina de centeno y rosa guelder, sin ningún aditivo dulce como azúcar o miel. El kulaga se vuelve dulce sólo gracias a las bayas naturales, y no por ningún aditivo.
La kulaga se preparaba sobre todo los días de ayuno eclesiástico. Hervida en el horno con rosa guelder, se comía directamente de la olla. Como los campesinos rusos no tenían muchos dulces, cuando estaba fría se consideraba un dulce.
Se considera que ayuda a curar todo tipo de enfermedades, precisamente porque es rica en vitaminas B2, B6, B12 y B15, así como en vitaminas C y P. La kulaga se recomienda para prevenir diversas enfermedades, como trastornos del tracto gastrointestinal, problemas cardiovasculares, así como dolencias del sistema nervioso e infecciones respiratorias agudas, etc.
A pesar de la ausencia de azúcar, la kulaga tiene un agradable sabor agridulce excepcional. La principal diferencia entre las variaciones del kulaga es que en el proceso de elaboración se utilizaban distintos tipos de harina en las distintas regiones: de centeno, de avena, de trigo sarraceno y de trigo. Algunos añadían manteca o aceite.
A pesar de todos los beneficios para la salud del kulaga, a finales del siglo XIX su popularidad disminuyó considerablemente. Poco a poco, empezó a asociarse con la pobreza. En aquella época, se vendía en mercados públicos como el manjar más barato para el pueblo llano.
La kulaga ya no se vende. Lo único que queda son algunas viejas recetas de las abuelas. Para cocinar kulaga según la receta antigua se necesita una estufa rusa, y en su versión moderna es conveniente cocinar el plato en ollas, pero debe salir bien sea como sea.
En primer lugar, prepara la malta con agua caliente. Ponla en un lugar cálido, quizá cerca del fogón en el que esté cocinando o en el horno, dejándola enfriar después de hornearla o en una olla de cocción lenta en el modo "yogur" durante una hora y media.
Prepara la rosa guelder: quita las ramitas y lava las bayas. También te aconsejo desmenuzar o aplastar la baya.
A continuación, añade la harina de centeno. Mezcla bien la masa hasta que quede suave y sin grumos.
Ahora, hay que dejar que el plato alcance la consistencia deseada y, si no se encuentra una cocina de pueblo rusa, utilizar otro lugar cálido. La temperatura recomendada es de 30-40° C, cocinando durante unas horas; puedes dejarlo toda la noche en un lugar cálido. Para acelerar el proceso, puede cocer la kulaga a fuego lento.
Nuestro antiguo postre campesino ruso está listo. ¡Que lo disfrutes!
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