Este plato tradicional inmerecidamente olvidado está volviendo poco a poco a la mesa del país. Las gachas de cebada no sólo son sabrosas, sino que también se utilizan como alimento dietético.
Las gachas de cebada se preparan con granos enteros de cebada pelados. En ruso, este grano se llama perlovka, que es similar en términos fonéticos a la palabra inglesa perla. En efecto, los granos de cebada parecen pequeñas perlas.
La cebada es un cultivo resistente y crece en muchas zonas climáticas, y por eso era muy popular en Rusia. En la época de Pedro el Grande, las gachas de cebada se impusieron como parte del rancho de los soldados, y esto no ha cambiado desde entonces. La cebada perlada sigue dejando un sabor agrio en la boca de cualquiera que haya servido en el ejército ruso.
Mis parientes masculinos siguen poniendo cara de asco cuando se menciona la cebada perlada. Y todos los esfuerzos de mi abuela por convencerles de que la cebada del ejército es diferente de la casera no convencen a nadie, excepto a mí. Desde la infancia, la abuela me hablaba de los beneficios para la salud de la cebada perlada. También me contaba el secreto de cómo cocinarla de forma que se te hiciera la boca agua al primer vistazo.
El principal beneficio para la salud de la cebada perlada es que contiene fósforo, esencial para los huesos y los dientes. La cebada contiene casi el doble de fósforo que otros cereales. En segundo lugar, tiene varias veces más fibra que el trigo, por lo que su contenido en proteínas supera el valor nutricional de la proteína del trigo, que es vital para los deportistas o para cualquiera que quiera perder peso. En tercer lugar, la cebada perlada contiene lisina (aminoácido), que ayuda activamente a formar el colágeno que hace que la piel sea elástica y tensa, además de ayudar a mantener las arrugas a raya.
Hoy cocinaremos unas “gachas de cebada a lo rico” con ingredientes secretos que hacen que este plato sea ligero pero sano. El plato recibió su nombre de “rico” por el magnífico conjunto de ingredientes y sabores que puede soportar las críticas de los gourmets más exigentes.
Ingredientes:
- Cebada perlada - 300 g
- Cebollas - 2 unidades
- Zanahorias - 2 unidades
- Setas (hervidas) - 200 g
- Avellanas - 100 g
- Semillas de calabaza - 3 cucharadas
- Aceite vegetal - 60 ml
- Sal, pimienta - al gusto
Preparación:
Poner en remojo la cebada perlada en agua fría hasta 1 hora.
Cortar la cebolla en aros.
Cortar las zanahorias en tiras.
Verter 60 g de aceite vegetal en el fondo de la fuente de horno de cerámica o de cristal (con tapa); colocar las cebollas y las zanahorias; cocer a fuego lento durante 10 minutos cubiertas con una tapa en un horno bien precalentado.
A continuación, poner una capa de cebada perlada, luego las nueces y las semillas por encima, y finalmente una capa más de cebada perlada.
Vierte con cuidado agua justo por encima del nivel de la cebada, salpimienta, cierra la tapa y cuece en el horno durante 1,5 horas.
Picar y hervir las setas, o freírlas, como hice yo, en una sartén hasta que se ablanden y adquieran un color oscuro.
Justo 15 minutos antes de que termine la cocción, añadir las setas hervidas (fritas) picadas; remover el plato, y dejar cocer a fuego lento durante 15 minutos.
Después, condimentar con aceite vegetal o eneldo o perejil al gusto. ¡Listo para comer!