¿Cómo influye a Rusia le exportación del petróleo y gas de EE UU?

AP
A finales de febrero los EE UU comenzaron a exportar petróleo y gas a Europa, levantando así un embargo impuesto por el Congreso de los EE UU durante 40 años. En un periodo de crudo barato y gran incertidumbre en el mercado energético, las nuevas exportaciones estadounidenses pueden cambiar el mercado europeo y convertirse en una nueva traba para Rusia.

En diciembre de 2015 el Congreso de los EE UU permitió las exportaciones de petróleo y gas natural tras una votación que obtuvo 65-33 votos en el Senado y 316-113 en la Cámara de los Representantes. Republicanos y demócratas se unieron en esta decisión.

Tras las sucesivas crisis en los años 70 en relación a los precios del petróleo y el embargo de los países árabes de la OPEP, que demostró la vulnerabilidad de la economía de los EE UU, en 1979 se introdujeron limitaciones a la exportación. "La dependencia energética excesiva de los EE UU y sus aliados de los suministros de países que pueden ser potenciales adversarios puede ser perjudicial para la seguridad mutua de todos estos países". Además, también se dice que EE UU puede imponer controles a la exportaciones para "proteger la economía doméstica de un exceso de drenaje de materiales escasos y para reducir el impacto de la inflación en la demanda extranjera".

Aquella situación estaba muy ligada al contexto de entonces. En la actualidad la situación es diferente y uno de los mayores cambios es el aumento de la producción de gas y petróleo en EE UU, sobre todo en los últimos siete-ocho años. Según datos de BP,  EE UU es el tercer mayor productor de petróleo y se acerca al volumen de Rusia y Arabia Saudí rápidamente. Aunque debido a los altos niveles de consumo sigue siendo un país importador.

En lo que respecta al gas natural, EE UU superó a Rusia en 2009 y otros grandes productores como Irán o Arabia Saudí estaban en 2014 muy lejos de los indicadores de estos dos países. El nivel de consumo es todavía mayor que el del petróleo pero la diferencia entre producción y consumo es menor.

En general, si se facilitan las condiciones para la exportación de materias primas, las compañías estadounidenses tendrán la oportunidad para mejorar su posición a nivel global, lo que incluye América Latina, Asia y Europa. Desde octubre los EE UU exportan 500.000 barriles diarios.

En lo que respecta al petróleo, todavía faltan varios años para que las exportaciones puedan tener un impacto en el mercado. Hasta ese momentos, los envíos a Europa y otros lugares serán de "prueba". Pero cuando estas exportaciones se incrementen, lo más probable es que tenga implicaciones para Rusia, ya que es uno de los actores más importantes del mercado gasístico y petrolífero y en los últimos años ha sufrido una serie de dificultades. Entre los principales retos de Rusia se encuentran una economía estancada, las sanciones y la caída de los precios del petróleo.

La llegada de productos de EE UU aumentará la competencia en el mercado europeo, un espacio en el que Rusia y Arabia Saudí tratan de mejorar sus posiciones. En estos momentos ambos países compiten en Europa y Asia no tanto por la exportación de crudo sino por el mercado de productos derivados.

En el mercado del gas, además del aumento de la competencia en un mercado saturado por el exceso de oferta, las implicaciones podrían ser enormes. Podría provocar la reconfiguración del mercado de Asia Pacífico. La mayoría de los contratos en esta región son a largo plazo y el precio está regulado mediante un índice en relación al precio del petróleo.

Existe el riesgo de que con la llegada de gas natural licuado (GNL) de los EE UU a la región cambien los parámetros de establecimiento de precios. Aunque no hay garantía de que que los precios vayan a ser menores que los establecidos actualmente.

Una de las implicaciones para Rusia de la exportación del GNL estadounidense a la región de Asia Pacífico es la influencia en la estrategia asiática del Kremlin. De modo que hay que tener en cuenta posibles fuentes de suministro alternativas y una posible bajada de los precios.

Rusia se puede ver a sí misma en una nueva posición. En el mercado europeo tiene que redirigir su estrategia y quizá ahora deba de hacer lo mismo en Asia Pacífico. Los retos de la nueva situción no debería subestimarse.

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