El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, durante la cumbre en Bruselas.
ReutersLos expertos destacan que las sanciones que aprobó Bruselas en el contexto de la crisis ucraniana, siguiendo los pasos de EE UU, ensombrecen gravemente las relaciones entre Rusia y la UE. En este apartado también se incluyen las contrasanciones que aprobó Rusia sobre el suministro de alimentos procedentes de la UE y EEUU. Dentro de unos meses Bruselas tendrá que decidir qué hace con las sanciones económicas contra Rusia y los expertos estiman que hay muchas posibilidades que la UE prolongue el régimen de sanciones.
Al mismo tiempo, según Dmitri Orlov, jefe de la Agencia de Comunicaciones Políticas y Económicas, ahora será difícil encontrar argumentos adecuados para justificar las sanciones teniendo en cuenta que “Rusia coopera de manera efectiva en la estabilización de la situación en el sureste de Ucrania y en la implementación de los acuerdos de Minsk”.
Los acuerdos de Minsk, establecidos año en la capital de Bielorusia por los líderes de Rusia, Francia, Alemania y Ucrania, son la la “hoja de ruta” para alcanzar la paz en Donbass y el punto crucial en cualquier discusión sobre las relaciones entre Rusia y Occidente. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, tras el encuentro con los ministros de Exteriores de los países europeos anunció que “la implementación total de los acuerdos de Minsk es el punto fundamental de cualquier cambio sustancial en nuestras relaciones con Rusia”. Orlov remarca que la Federación de Rusia y la Unión Europea interpretan de forma distinta estos acuerdos. En Moscú consideran que Kiev es el principal responsable de que no se cumplan los acuerdos mientras que las capitales europeas culpan a Moscú de su incumplimiento.
Al mismo tiempo, el propio conflicto ucraniano ya puso de relieve las discrepancias entre Rusia y la UE. El vicedecano de la facultad de Política y Economía Mundial de la Escuela Superior de Economía, Andréi Suzdaltsev, recuerda a RBTH que el cambio de poder en Kiev tuvo lugar bajo las consignas del acercamiento a Europa y de la necesidad de firmar el Acuerdo de asociación entre Ucrania y la UE. Ese curso político no podía ser del agrado de Moscú.
De momento las enmiendas a la constitución de Ucrania sobre el estatus del rebelde Donbass, indispensables según los acuerdos de Minsk, se han encallado en la Rada para un tiempo indeterminado. Por este motivo no está claro cuál será en lo sucesivo el destino de los acuerdos del año pasado.
La crisis siria es otro punto que provoca divergencias entre Bruselas y Moscú. Hasta el momento actual, según Orlov, los actores externos –Occidente y Rusia- no tenían una idea clara de qué representaba para el otro la coalición rival, liderada o por Moscú o por Washington. Esto supuso un freno considerable en la toma de decisiones relacionadas tanto con la política de la UE y Rusia con respeto a Siria como en otras áreas, como la crisis migratoria. En la UE se oyeron opiniones que consideraban que Rusia se aprovechaba de la llegada de refugiados sirios a Europa y que sus bombardeos provocaban la llegada de más personas.
La decisión del presidente ruso, Vladímir Putin, de retirar la mayor parte del contingente desplazado a Siria reduce las divergencias entre Rusia y la UE sobre este país.
En Europa han hablado en varias ocasiones de otro problema; las diferencias en el sistema de valores. Existe la opinión de que las diferencias ideológicas y de cosmovisión están en la raíz de todas las divergencias entre las partes.
“Los europeos actualmente juzgan la política exterior e interior de otros países, y entre ellos Rusia, en función de sus regímenes políticos”, destaca Maxim Braterski del Centro de Investigaciones Europeas de la Escuela Superior de Economía. El experto asegura que para la UE “solo aquel país que se basa en los valores liberal democráticos puede ser un amigo, un socio fiable”. Braterski no ve ninguna salida a esta situación teniendo en cuenta la especificidad de Rusia, que “necesita de un alto grado de centralización del poder”.
Al mismo tiempo no todos los expertos consideran que este problema sea tan grave. Según Orlov, existe una brecha ideológica pero no es tan insalvable como para impedir un pleno diálogo.
La relación entre Rusia y la UE no volverá a ser igual
La crisis en Ucrania y las sanciones provocan un gran distanciamiento
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