Cuando el pequeño avión de seis plazas atraviesa las nubes y se abre la visión de las Shetland del Sur, uno pierde la respiración no solo por el áspero contraste de belleza, sino por la sensación de haber llegado al fin del mundo.
Uno se imagina la Antártida como un lugar inaccesible y deshabitado, pero desde la ventana del avión, sobre el fondo blanco de la nieve y el hielo, se ven las pequeñas casas de colores:las amarillas son las rusas; las azules, las chilenas; las rojas, las uruguayas y argentinas.
Y esas no son todas. En la legendaria isla del Rey Jorge hay presencia de diez países: Argentina, Brasil, Chile, China, Corea del Sur, EEUU, Perú, Polonia, Rusia y Uruguay.
Un taxi de la Antártida, un vehículo de gusano con un pequeño vagón, nos lleva a la cercana base de Bellingshausen desde el aeropuerto. Además de este transporte también se utilizan motos de nieve.
No hay otra manera de moverse, te meterías en la nieve hasta la cintura.
La base rusa, bautizada en honor al primer explorador de la Antártida, es la más antigua, fue fundada en 1968.
Habíamos acordado los detalles del evento con el director de la base rusa, Vladímir Churun, previamente por correo electrónico.
En las instalaciones hay varios ordenadores de uso común y muchos de los habitantes del polo tienen un portátil en su habitación. También tienen un gimnasio y una biblioteca, y el televisor capta los canales rusos.
Para los habitantes de la estación hoy es un día especial, van a ver la película Stalingrado. Será precisamente en la Antártida donde comenzará la misión humanitaria del Instituto Bering-Bellingshausen, el viaje de esta película por el hemisferio sur.
Para la muestra se han preparado unos subtítulos en español. A la proyección han venido los colegas de las bases vecinas de Frei (Chile) y Artigas (Uruguay). Los habitantes de todas las bases se relacionan constantemente entre sí manteniendo buenas relaciones. Los rusos hablan un poco de español, gracias a sus vecinos chilenos y a los chilenos les gusta sudar de vez en cuando en la sauna rusa.
En la base rusa el barco trae todo lo necesario una vez al año y los chilenos tienen una comunicación regular con tierra firme y pueden llevar lo que haga falta si se les pide. Así que ver la película juntos resulta de lo más normal.
Stalingrado de Fiódor Bondarchuk se estrenó en 2013. Es una historia de amor con una de las batallas más sangrientas de la humanidad de fondo. Stalingrado es la primera película rusa en formato IMAX 3D. La construcción de los decorados costó a los productores alrededor de 4 millones de dólares, empleando a un equipo de 400 especialistas. Es la película rusa que más ha recaudado y además ha sido presentada a los Óscar.
Al día siguiente de su estreno en la Antártida Stalingrado fue proyectada en el Instituto Antártico Chileno en Punta Arenas.
El 26 de diciembre se producirá el estreno no comercial en el casino-hotel Conrad de Punta del Este, Uruguay, y el 29 de diciembre en el Palacio de la Moneda en la ciudad de Santiago de Chile. En enero la proyección se producirá en Buenos Aires, probablemente en la sala Belgrano del Ministerio de Asuntos Exteriores de Argentina.
El organizador de esta misión es el presentador ruso Sergey Brilev. Aunque su trabajo no está directamente relacionado con Sudamérica, siempre ha sentido una "unión sentimental" con esta región, ya que debido al trabajo de su padre nació en La Habana y creció entre Uruguay y Ecuador.
Siempre ha mantenido contacto con amigos de diferentes países del continente y hace algún tiempo se dio cuenta de que en Rusia se conoce muy poco América Latina, incluso en las empresas que tienen presencia en la región.
En aquel momento decidió crear el Instituto Bering-Bellingshausen, que tiene la oficina central en Montevideo.
"En la asamblea fundacional en julio de 2014 decidimos que íbamos a ganar dinero en las conferencias de negocios y en informes financieros y que lo íbamos a gastar en proyectos humanitarios", cuenta Sergey.
El viaje de Stalingrado es uno de los primeros proyectos. Se eligió precisamente esta película porque 2015 es el año del 70º aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, una fecha sagrada para todos los rusos.
Además de eso el canal de televisión Rossiya, en el que trabaja Sergey, tenía relación con el rodaje de la película que tenía el estatus de "nacional" (este estatus es adjudicado por el Ministerio de Cultura que también apoya este "viaje").
"Decidimos comenzar por un cono bien conocido para nosotros: Argentina, Uruguay, Chile", dice Sergey. Mientras se hacían los preparativos quedó claro que 2015 iba a ser un año con muchos aniversarios importantes, como por ejemplo el 195 del descubrimiento de la Antártida por Bellinshausen, el 55 de la firma del tratado de la Antártida, el 35 del desembarco de Uruguay en la Antártida.
"Poco a poco el viaje al continente fue pasando de exótico a ser algo necesario", explica Brilev.
La película le gustó mucho a todo el mundo y después de la misma hubo un bufé con vodka, arenques, bollos y otros manjares.
El taxista Alejo no permitió que se convirtiera en una auténtica mesa rusa con brindis y chistes sobre la vida en la Antártida. Nos metió prisa para ir al aeropuerto, ya que según las normas el avión no puede estar parado más de cinco horas.
"El sol acaba de salir", se lamentaba el operador Víktor. Es como si por delante de sus ojos pasara material para toda una película, aunque tan solo había podido grabar como para un cortometraje.
"Volveremos", le promete Sergey.
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