Se trata de apoyar cuatro sectores clave: el sector automotriz, la industria de maquinaria, la construcción de viviendas y la industria ligera.
Serguéi Fadéichev / TASSLos indicadores económicos muestras que Rusia se encuentra en crisis. La caída del PIB en 2015 alcanzó un 3,7%, el comercio minorista ha bajado un 8,4% y las inversiones se han reducido un 8,4% respecto a los datos del año anterior.
En esta situación el Gobierno ha instado a todos los ministerios reducir gastos. Los recortes suponen un 0,9% del PIB y no permitirán que el déficit presupuestario supere el 3%. Sin embargo, con el precio del barril de Brent alrededor de los 30 dólares, el Gobierno ha decidido elaborar un nuevo plan anticrisis.
El punto más importante consiste en destinar 9.290 millones de dólares a la industria. En concreto, se trata de apoyar cuatro sectores clave: el sector automotriz, la industria de maquinaria, la construcción de viviendas y la industria ligera.
A diferencia del año pasado, no recurrirá esta vez a los bancos. Si en 2009 y en 2014 las autoridades destinaron los recursos anticrisis a través de la capitialización de los bancos y la concesión de créditos, ahora se hará mediante subvenciones, contratos públicos, etc.
El dinero se destinará directamente a las empresas, y será el Gobierno el que decida quién recibe las ayudas.
3 solucionesalternativas
Actualmente, en Rusia hay un impuesto sobre el valor añadido (análogo del IVA) del 18%. En 2014 el Gobierno discutió la posibilidad de subir el IVA hasta un 20%.
También se ha analizado la posibilidad de establecer un impuesto sobre las ventas del 3%, como el que existe en EE UU. Sin embargo, varios economistas independientes se han manifestado en contra de esta medida. En los años 90 hubo en Rusia un impuesto similar que solo lo pagaba el 30% de la población.
El presidente Vladímir Putin zanjó la discusión al anunciar en junio que los impuestos no volvería a subir en los próximos cuatro años.
La deuda pública en Rusia representa el 12% del PIB, un índice considerado muy bajo. Según el exministro de finanzas de Rusia, Alexéi Kudrin, el nivel de deuda pública puede subir hasta el 30% sin afectar mucho a la economía.
Teniendo en cuenta que el presupuesto de Rusia en 2015 alcanzó 945.000 millones de dólares, las autoridades del país pueden permitirse un aumento de 170.000 millones de dólares, procedentes del mercado externo.
El problema consiste en que en este momento la economía rusa está bajo una serie de sanciones impuestas por los países occidentales. Además, empeoran las previsiones de las agencias de calificación de riesgo. Así, la calificadora Fitch Ratings pronostica un crecimiento negativo del 1%, en vez de un aumento del 0,5% previsto anteriormente. Esto implicará que haya más dificultades a la hora de atraer el dinero.
Rusia es uno de los países del mundo que mayor porcentaje del PIB dedica al gasto militar y a la defensa. Pese a la de los indicadores macroeconómicos, el volumen de estas inversiones sigue subiendo. En 2016 la cifra alcanzará el 4,5% del PIB, lo que supera las inversiones en este sector en EE UU y China. Además, la congelación presupuestaria no afectará estas inversiones.
Otra categoría privilegiada de la población son los jubilados. El Gobierno indexa las pensiones cada año en proporción al crecimiento de la inflación.
La solución alternativa sería subir la edad de jubilación, suspender la indexación de las pensiones y reducir los gastos en defensa. En este caso, la educación debería convertirse en el sector privilegiado de la asignación estatal. El exministro de Desarrollo Económico y actual jefe de Sberbank, Guerman Gref, habló el mes pasado de la necesidad de cambiar la estructura del presupuesto.
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