Rusia, China y EE UU, ¿quién liderará la región de Asia Pacífico?

Reuters
El primer país que sea capaz de ofrecer una serie de normas aceptables para el desarrollo económico se asegurará una posición de liderazgo en la región de Asia Pacífico, de creciente importancia económica.

Poco después de sellar el acuerdo nuclear con Irán y retomar las relaciones con Cuba, Barack Obama seguramente vuelva a tratar de dar un impulso a uno de los proyectos clave de su mandato: el Acuerdo Transpacífico (TPP), un acuerdo comercial que vincula EE UU con la región Asia Pacífico. El pasado febrero lo firmaron 12 países y todavía no ha sido ratificado por los EE UU, aunque tiene el potencial para convertirse en un nuevo tipo de acuerdo comercial. Así es como lo presenta el presidente estadounidense.

La diferencia principal entre el TPP y otras formas de integración comercial es que no solo se ocupa en reducir las obligaciones comerciales y mejorar el clima de inversión, sino que también trata de las normas económicas, los derechos laborales y la propiedad intelectual. Todas estas cuestiones no estaban reguladas en los acuerdos anteriores.

El TPP se ha encontrado con numerosos obstáculos y la resistencia de muchos participantes. A pesar de que EE UU ha conseguido atraer a numerosos países después de su promoción en 2008 las negociaciones fueron muy difíciles y la firma del acuerdo se pospuso en varias ocasiones.

Obama trata de persuadir al Congreso para que lo ratifique y espera hacerlo antes de que concluya su mandato, pero hay incluso miembros del Partido Demócrata que son reticentes a ello.

Algunos congresistas y senadores no creen que miembros firmantes del TPP, como Vietnam, México o Brunéi, estén listos para cambiar su legislación laboral o que vayan a implementar las normas de protección intelectual recogidas en él .

Pero no solo hay suspicacias entre los congresistas de EE UU. En muchos países hay oposición por cuestiones medioambientales o por los derechos laborales.

Los intentos de Obama apuntan hacia una pregunta fundamental: ¿Quién determinará el futuro de la agenda global y la dirección del desarrollo internacional en las próximas décadas?

Obama argumenta que EE UU continuará siendo el líder global y que el TPP es una herramienta fundamental para ello. "El mundo ha cambiado y con él lo han hecho las normas que lo rigen. Son países como EE UU los que deberían dictarlas y no los países como China", escribía recientemente. "Los otros países deberían jugar según las normas que establecen EE UU y sus socios y no al revés".

Lo más interesante es que en esta frase no se menciona la palabra "democracia". Obama, que en parte accedió a la presidencia gracias a las críticas que hizo al mesianismo de George Bush, es consciente de que no se pueden imponer las instituciones políticas norteamericanas por el mundo, sobre todo por vía militar.

Es notable que las normas a las que se refiere Obama no son de naturaleza política sino que se refieren al comercio internacional y a las relaciones de las inversiones así como al desarrollo económico.

Recientemente China ha trabajado activamente para crear una alternativa al TPP, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) ha atraído a algunos países porque tiene unos requisitos menos rígidos que los del TPP. Todavía no se ha firmado y, por definición, no tendrá una influencia tan grande a la hora de establecer las normas del juego como pretende el TPP. La razón para ello es sencilla: el RCEP se basa en el principio de "no interferencia en los asuntos internos de otros estados".

Rusia ante el TPP

El presidente ruso, Vladímir Putin, también se encuentra entre quienes critican el TPP. Así lo hizo durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU, ofrecido el pasado septiembre.

"Parece que alguien está interesado en imponer sobre nosotros unas nuevas reglas del juego de manera deliberada para acomodarse a los intereses de unos pocos privilegiados, mientras la OMC no dice nada al respecto", dijo Putin.

Desde esta perspectiva los EE UU tratan de imponer de nuevo al mundo su visión del mundo. En cualquier caso, por ahora hay diferencias irreconciliables entre los países desarrollados y los países en desarrollo. Las negociaciones de Doha dentro del marco de la OMC no han tenido resultados significativos en los últimos 15 años y tampoco parece que los vaya a haber próximamente.

Rusia no es miembro del TPP ni del RCEP y sus proyectos para aumentar la cooperación dentro de la OMC o de la APEC (el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico) no parece que despierten el entusiasmo de países como China. En estos momentos los actores claves de esta región parecen estar de acuerdo en que la integración debe ser intensiva y no extensiva.

La creciente interdependencia global crea la necesidad de nuevas normas e instituciones transnacionales, que tienen en cuenta cuestiones regionales. El primer país que sea capaz de ofrecer unas normas aceptables y de promover el desarrollo y el progreso se asegurará una posición de liderazgo durante un largo periodo.

Las acciones de China, que pretenden crear un modelo de integración alternativo, más "suave", parecen una opción racional. Solo el tiempo demostrará cuál de las dos opciones, si la china o la estadounidense es más aceptable para las economías de la región de Asia Pacífico.

Por ahora Rusia apuesta por asegurar la soberanía nacional y está dispuesta a cooperar en el marco de la OMC y de la ONU, lo que por el momento resulta una opción menos atractiva para el futuro.

En febrero se firmó en Auckland (Nueva Zelanda) el TPP. Entre los firmantes se encuentran Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú, y Vietnam, entre otros. Busca reducir las barreras arancelarias y establecer estándares comunes en materia de comercio, derechos laborales, propiedad intelectual y protección del ambiente.

El TPP fue propuesto por Estados Unidos en 2002 para impulsar la liberación del comercio y la inversión entre los países con salida al océano Pacífico. Los 12 países firmantes del TPP poseen un mercado conjunto de 800 millones de personas y concentran el 40 por ciento del PIB mundial.


Publicado originalmente en Russia-Direct

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