¿Para qué necesita China nuevos cazas rusos?

China ha comprado 24 cazas Su-35.

China ha comprado 24 cazas Su-35.

Zuma\TASS
La compra de 24 cazas Su-35 por parte de China y de material antiaéreo va más allá de un acuerdo comercial.

China ha comprado 24 cazas rusos Su-35 por un importe de unos dos mil millones de dólares. Se trata de la segunda compra masiva de armamento ruso tras el estallido del conflicto ucraniano. Hace un año se firmó un contrato de abastecimiento a China de cuatro baterías de misiles antiaéreos del tipo S-400 por valor de al menos 1.900 millones de dólares. Sin embargo, no se puede decir que ninguno de estos contratos haya sido resultado de la crisis ucraniana. La compra empezó a negociarse en 2010-2011, y para 2014 ya se habían resuelto las cuestiones más polémicas.

El abastecimiento de armamento podría empezar este mismo año, mientras que la entrega de la parte principal del equipamiento solicitado podría tener lugar en 2017-2018. Con un volumen que asciende a 1.500-2.000 millones de dólares, el nivel de colaboración de equipamiento militar entre Rusia y China había aumentado considerablemente antes de la firma del contrato de los cazas. Cabe incluso esperar que las cifras retornen a aquellas que se daban durante finales de los 90 y principios del 2000. La suma máxima anual se alcanzó en 2002 con un total de 2.700 millones de dólares.

Este contrato supone un verdadero logro para Rusia. En primer lugar, se puede afirmar que China se convertirá en un importante comprador de producción rusa y de materiales militares.

su 35TASS / Serguéi Bobilev 

La exportación de armamento, que casi en su totalidad se produce a partir de componentes y materiales rusos, se ha vuelto mucho más productiva tras la fuerte devaluación del rublo a finales de 2014. Las Fuerzas Armadas de Rusia solicitaron 96 cazas Su-35 entre 2009 y 2015, además de los 24 de China. Estos pedidos podrían mejorar considerablemente la situación económica de la United Aircraft Corporation y de la Asociación para la Producción de Aeronaves de Komsomolsk del Amur.

Además, la entrega de un avión a un comprador de la envergadura de China mejoraría su presencia respecto al mercado de otros países. Se piensa que el próximo comprador del Su-35 puede ser Indonesia.

Del mismo modo, si las cosas resultan favorables para Rusia, tras la entrega de los veinticuatro Su-35 podrían surgir contratos para piezas o componentes para los nuevos cazas chinos, así como un traspaso de tecnología y de investigación y desarrollo para los clientes chinos.

Los intereses de China

Los intereses de China no están tan claros en esta transacción. El país ha demostrado su habilidad para desarrollar y producir de manera independiente aviones de la generación 4++, y actualmente está desarrollando dos tipos de caza de quinta generación: el J-20 y J-31.

El hecho de que se hayan reanudado las compras de cazas en el extranjero ha provocado una reacción negativa en el sector más nacionalista de la sociedad china. Además, al hacerle entrega a China del Su-35 no se traspasa de ninguna tecnología esencial. 24 cazas son únicamente para un regimiento. Por muy desarrollados que estos sean, no suponen un efecto muy significativo para todo el potencial de la Fuerzas Armadas chinas.

Se dice que el objetivo de la compra es copiar los aviones, pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Las principales diferencias del Su-35 con otros cazas pesados Su se encuentran en los motores y la aviónica, además del potente radar “Irbis”. Estos sistemas no pueden plagiarse a corto plazo simplemente estudiando los modelos obtenidos. En el año 2000 los chinos produjeron sin licencia cazas Su-27SK pero no es un precedente ya que llevaban a cabo sus proyectos basándose en tecnología rusa, según un acuerdo de 1996, y los que les faltaba lo consiguieron de empresas de aviación ucranianas, donde se llevaban a reparar los Su-27 en época soviética.

A pesar de su bajo número, los Su-35 chinos pueden ofrecer cierto equilibrio de fuerzas en diferentes puntos conflictivos potenciales como Taiwán. El radar “Irbis” detecta objetivos aéreos a una distancia de hasta 400 km, lo cual permitirá que Pekín examine todo el espacio aéreo taiwanés desde la zona de patrulla sobre el área continental de China.

Publicado originalmente en ruso en Carnegie Center.

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