Ilustración: Aliona Répkina
A mediados de noviembre de 2014, la moneda rusa pasó a tener un curso flotante. El Banco Central —que, anteriormente, aprovechando una caída en la demanda de divisas extranjeras, había vendido dólares del fondo de reserva— dejó de controlar su cotización. La mayoría de los expertos encuestados por RBTH creen que la decisión del Banco Central era inevitable, puesto que ya en otoño de ese año el precio del petróleo había empezado a caer.
“El Banco Central no habría podido controlar la caída del rublo a expensas de la intervención cambiaria”, afirma Natalia Borzova, subdirectora general de Comunicación con Organizaciones Crediticias de FinExpertiza.
“La liberación del curso del rublo proporciona mayor flexibilidad a la economía para reaccionar ante las realidades del mercado. Los países extractores de petróleo donde el curso de la moneda nacional está sujeto al dólar, por ejemplo, se han topado con un déficit presupuestario del 20 % que se ha tenido que cubrir con las reservas”, comenta el analista financiero de FxPro Alexander Kuptsikevich. “En el fondo, el Banco Central no tenía otra salida”, añade el experto.
Según Ekaterina Vlasova, analista de City Research, el Banco Central liberó el curso del rublo bastante rápido. “Esto fue posible gracias a un periodo de preparación durante el cual el Banco Central amplió de manera gradual la flexibilidad del rublo”, añade la experta.
De acuerdo con Dmitri Savchenko, analista del banco Nordea,tras la liberación del curso del rublo, la dependencia de esta moneda de los precios del petróleo aumentó hasta un 88 %. Esto se hace evidente al comparar los picos de cotización del rublo con los del petróleo.
“Aparte de las cotizaciones de la materia prima, el curso de la moneda nacional rusa se vio también afectado por los riesgos geopolíticos y otros factores internos como la tasa de interés clave, el pago de impuestos y la liquidación de la deuda externa”, recuerda Ekaterina Vlasova.
Sin embargo, la dependencia del petróleo sigue siendo el factor más influyente. La situación solo cambió los últimos meses de 2015. En diciembre, cuando el precio del petróleo ha caído hasta los 36,4 dólares, el curso subió únicamente hasta los 70,55 rublos por dólar. En agosto, el rublo alcanzó este mismo nivel con una caída menos significativa del precio del petróleo.
“Eso quiere decir que, si el curso del rublo dependiese completamente de la dinámica de precios del petróleo, el dólar estaría ahora a 88,8 rublos y no a 70,71”, aclara Alexander Abrámov, profesor del departamento de Estudios sobre la bolsa de valores y el mercado de inversión de la Escuela Superior de Economía. “Es decir, las autoridades monetarias han logrado una depreciación gradual del rublo en comparación con la caída del precio del petróleo”.
La devaluación total del rublo desde su liberación ha sido prácticamente del 50 %, recuerda Vladímir Rozhanovski, director del departamento de analítica del fondo de inversión Ok Broker. “Ante esta situación ha resultado más fácil completar el presupuesto, aunque al mismo tiempo se complican las exportaciones y las importaciones”, añade el experto.
A causa de las sanciones impuestas por el sector financiero a Rusia, la industria ha perdido recursos occidentales baratos. Según palabras de Rozhanovski, en este contexto, una fuerte devaluación del rublo provoca pérdidas a las empresas. “La compra de equipos, componentes y electrónica —que normalmente adquieren en el extranjero— suponen una importante partida de gastos”, aclara el experto.
En opinión de este, si el Banco Central no hubiese liberado el rublo, la devaluación habría casi un tercio inferior. Rozhanovski sugiere que sería razonable volver en 2016 a la regulación del curso del rublo.
En el Banco Central reconocen que la devaluación ha afectado a la economía real. “Sin embargo, los efectos positivos del aumento de los ingresos [en la producción orientada a la exportación] compensan el impacto negativo de la dinámica cambiaria”, anunció a RBTH el servicio de prensa del Banco Central.
También señalan que el organismo regulador no tiene previsto endurecer la política cambiaria. “Al mismo tiempo, el Banco de Rusia se reserva la posibilidad de realizar intervenciones cambiarias de manera eventual para mantener la estabilidad financiera”, declara un comunicado del servicio de prensa.
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