Sí, el malecón del río Volga en Samara es el más largo de nuestro país. Su longitud es de más de 4 kilómetros, y es uno de los mejores lugares de la ciudad. Hay una pequeña playa de arena donde tomar el sol o jugar al voleibol, carriles bici, intrincados objetos de arte, monumentales escaleras en cascada, fuentes cantarinas y resplandecientes, y mucho espacio para pasear y sacar fotos.
El refugio antiaéreo situado bajo el Instituto de Cultura se mantenía en secreto hasta 1990. Cuando estalló la Gran Guerra Patria, muchas fábricas e instituciones culturales y oficiales fueron evacuadas a Samara (entonces Kúibishev). La ciudad fue considerada la “capital de reserva” de la URSS. El búnker se construyó en 1942, tomando como base el proyecto de la estación de metro Aeroport de Moscú que tiene 37 metros de profundidad. Hay salas para reuniones, oficinas, el despacho de Stalin en el que, por cierto, no estuvo nunca. Sólo se puede llegar hasta aquí con una visita guiada y con cita previa.
Maqueta del vehículo de lanzamiento Soyuz cerca del Museo Samara Espacial (Rusia).
Ígor Ageienko/SputnikUn auténtico cohete espacial R-7 está instalado cerca del museo Samara Espacial. Son cohetes de este tipo los que ponen en órbita naves espaciales tripuladas y satélites. Los cohetes R-7 se fabrican por el Centro Espacial de Cohetes Progress de Samara desde 1958.
Las principales instalaciones del museo están ahora cerradas debido a la construcción de un planetario. La exposición espacial temporal se encuentra en el centro comercial Gudok.
Samara es la cuna de la cerveza soviética. A día de hoy, sigue habiendo colas ante la tienda de la Fábrica de Cerveza Zhiguliovski para conseguir una caña de cerveza fresca. Se conserva sólo unos días y se ha convertido en un referente local. Se puede llevar a casa o tomar una caña en el restaurante.
Esta fábrica fue fundada en 1881 por el austriaco Alfred von Vacano: eligió Samara por el agua limpia del río Volga y la conveniente logística. Durante la época soviética, se introdujo un estándar estatal para la cerveza, y así la cerveza Zhigulióvskoie se fabricaba en más de 700 instalaciones.
La mansión de la comerciante Alexandra Kurlina y la iglesia católica del Sagrado Corazón en Samara.
Yegor Aléiev/TASSSamara fue fundada en 1586, pero la mayoría de los edificios históricos datan del siglo XIX. En el centro de la ciudad se pueden ver fincas góticas, casas de madera y mansiones al estilo art nouveau. Todo ello en la frontera entre la arquitectura soviética y la moderna.
Los montes Zhigulí pueden verse desde el mismo terraplén del Volga y están situados en el Parque Nacional de Samárskaia Luka. Uno de los lugares más interesantes es el pueblo de Shiriáievo, al que se puede llegar en lancha motora desde la estación fluvial. Aquí, rodeado de montañas boscosas, Iliá Repin hizo bocetos para el cuadro Los sirgadores del Volga.
En los primeros años de la Unión Soviética, la idea de liberar a la gente de las tareas domésticas era muy popular. En 1929 se construyó en Samara una de las primeras fábricas-cocinas del país con forma de hoz y martillo. Aquí se preparaban tres mil comidas al día. Ahora el edificio alberga una sucursal de la Galería Tretiakov.
Pasajeros en la estación Gagárinskaia del metro de Samara.
Yegor Aléiev/TASSSamara es una de las siete ciudades de Rusia que tiene metro. Se inauguró en 1987 y consta de sólo 10 estaciones. La decoración de la estación Gagárinskaia está dedicada al tema espacial: el mosaico azul oscuro de la pared representa un cielo estrellado, y las columnas tienen forma de estrellas. La estación de Pobeda se diseñó en honor de la victoria de la URSS en la Gran Guerra Patria. La estación Sportívnaia está dedicada a los logros rusos en el deporte.
Monumento a un radiador en Samara.
Yegor Aléiev/TASSCerca de la entrada a la central termoeléctrica Samárskaia hay un objeto artístico insólito. Representa a un gato en el alféizar de la ventana, que se está calentando sobre el radiador de la calefacción. Se instaló en 2005 con motivo del 150º aniversario de la invención del radiador (sí, se inventó en Rusia, concretamente en San Petersburgo). Y la figura del gato se hizo basándose en numerosas fotos que los vecinos enviaron a los ingenieros de la central termoeléctrica.
El gato se ha convertido ya en una leyenda y se dice que si le acaricias la nariz, cumplirá un deseo. Y fíjate en que tiene la nariz bien pulida...
El lugar más romántico de Samara es el mirador del parque Pushkin. Desde aquí se puede ver tanto la ciudad como el Volga, y las puestas de sol son muy pintorescas.
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