La historia de esta porción de tierra en medio del océano es bastante compleja. En su origen, la isla debe su descubrimiento a los japoneses: en el siglo XVII el samurái Murakami Hironori señaló Moneron en las cartas náuticas.
La isla Moneron es tan pequeña que su costa se rodea en media hora con una lancha. Para dar la vuelta entera a pie, incluido el ascenso al punto más alto de la isla, la montaña Staritski (440 m.), se necesitan unas cinco o seis horas.
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