Mónzino, el pintoresco pueblo ruso apodado ‘Venecia de los Urales’ (Fotos)

Serguéi Skorobogátov
La ‘fiebre del oro’ ha cambiado por completo el paisaje de esta localidad, situada en la frontera natural entre Europa y Asia.

En las afueras de la ciudad de Nizhni Taguil, en los Urales, hay un pueblo con las casas de campo llamado Mónzino, al que los lugareños llaman con orgullo “la Venecia de los Urales”. Si lo observamos a vista de pájaro, parece que las carreteras aquí están trazadas directamente sobre las aguas del río Taguil.

Esta “configuración” de las calles está hecha por el hombre: apareció como resultado de la extracción de oro.

En la década de 1820 se desató la “fiebre del oro” en los Urales.

En 1823, el zar Nicolás I promulgó un edicto que permitía a los particulares extraer oro y platino, y rápidamente se organizaron yacimientos de oro en los alrededores de Nizhni Taguil: las coordenadas de los yacimientos se conocen desde la segunda mitad del siglo XVIII, pero se mantuvieron en secreto.

En 100 años, entre 1825 y 1925, se extrajeron más de 25 toneladas de oro en más de 120 lugares del distrito de Taguil.

En la zona de Mónzino se utilizaron embarcaciones para el dragado y máquinas de extracción y tratamiento sobre una plataforma flotante, que funcionan según el principio de una excavadora de varios cubos.

Como resultado, se formaron numerosos brazos, estanques y canales.

El dragado en las cercanías de Nizhni Taguil tuvo lugar desde finales del siglo XIX hasta la década de 1980, y luego la zona fue dedicada a la jardinería.

Para adaptar el terreno a estas necesidades, se necesitó rellenar las parcelas con piedras y crear una capa fértil. Los jardineros lo hicieron casi todo con sus propias manos.

Pero no tuvieron problemas con el suministro de agua. El asentamiento está situado en una llanura aluvial y la mayoría de los estanques tienen agua corriente y, por lo tanto, es limpia. Según los lugareños, aquí apenas hay mosquitos.

La profundidad de los canales y arroyos de Mónzino puede llegar a ser de tres metros y el agua puede subir hasta dos metros durante las riadas. Casi todos los hogares tienen un barco y la costa de las granjas está llena de muelles.

En invierno, la vida en Mónzino se apaga, sus habitantes se trasladan a las ciudades, mientras que en verano la población de los huertos alcanza varios miles de personas.

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