Un viaje a la época de los mamut a través de antiguas tallas en roca

Viajes
AJÁI KAMALAKARAN
Una pequeña aldea Nanai en el Lejano Oriente ruso alberga uno de los sitios geológicos más antiguos del país. El área es también famosa por los acontecimientos místicos y otras leyendas.

Jabárovsk cuenta con elegantes, amplios y arbolados bulevares, sus bien mantenidos edificios de finales del siglo XIX y principios del XX y un animado paseo fluvial. Suele considerarse la ciudad más europea de Asia. Nada en la tranquila ciudad da indicios de una historia que vaya más allá de la mitad del siglo XIX, pero un corto viaje por carretera a lo largo del río Amur es suficiente para desplegar un tesoro de petroglifos (tallados en roca prehistórica) que se cree que datan del 12.000 a.C.

La región tiene unos 789.000 kilómetros cuadrados de territorio y es uno de los lugares menos poblados del planeta. Estos enormes lugares vacíos son visibles cuando se conduce por la autopista que conecta Jabárovsk con la ciudad industrial de Komsomolsk-en-Amur.

A 75 km al norte de Jabárovsk y justo al lado de la autopista y en la orilla derecha del Amur se encuentra la aldea Nanai de Sikachi-Alyan, donde están los petroglifos. Los residentes llaman a la aldea el “hogar de los espíritus enfadados”, debido a los supuestos acontecimientos místicos que muchos han afirmado presenciar allí.

Historia en las rocas

La zona tiene unos 200 petroglifos, de los cuales un número importante está bien conservado. Son fácilmente accesibles, ya que están cerca del borde del agua en las rocas de basalto.

La mejor época para visitar la zona es a principios o finales del invierno (a pesar del frío), ya que las aguas desbordantes del Amur las esconden en los meses más cálidos. Las inundaciones y los témpanos de hielo también han causado un daño considerable a muchos de los petroglifos. Los lugareños dicen que algunas de las rocas han sido colocadas al revés.

Las tallas que datan de diferentes períodos representan escenas de caza, animales como alces, caballos y mamuts, chamanes y máscaras chamánicas e incluso personas sentadas en barcas.

Se cree que el Lejano Oriente de Rusia fue uno de los últimos hábitats de los mamuts antes de que se extinguieran. Entre los petroglifos mejor conservados de Sikachi-Alyan, hay un grabado que representa claramente a un mamut, mientras que otro muestra a un mamut con una criatura desconocida. También hay una gran representación de una bestia con una cola. 

 Svetlana Onenko, una historiadora local que también es la conservadora del museo etnográfico y centro cultural de los pueblos indígenas en Sikachi-Alyan, dice que la mera existencia de las representaciones de los mamuts prueba que los petroglifos datan de alrededor del 12.000 A.C. Añade que los antiguos habitantes de esta zona probablemente también cazaban mamuts.

Las imágenes más antiguas, que datan del Paleolítico, fueron talladas con herramientas de piedra. Cabe señalar que algunos arqueólogos sostienen que los caballos salvajes representados en algunos de los petroglifos no existían en la región de Amur ni siquiera en el Neolítico.

Las nuevas tallas, incluyendo las de chamanes y máscaras chamánicas se usaron con herramientas más modernas. Estas imágenes son sagradas para los Nanai y otros grupos indígenas que viven en la aldea con una población total de solo 300 personas. Onenko dice que los miembros de la comunidad indígena descienden de la gente que tallaba los petroglifos. Sin embargo, algunos antropólogos europeos creen que los indígenas fueron colonos más recientes, que se trasladaron a la zona hace unos 2.000 años desde Manchuria.

Una morada del chamanismo

Los “neo chamanistas” visitan la zona desde diferentes partes del mundo y participan en rituales, que algunos sospechan que están influenciados por algún tipo de secta. Tal es la creencia en el chamanismo en esta área que el museo, que tiene un gran número de artefactos indígenas, artesanías y monedas chinas antiguas, mantiene sus objetos chamánicos en un espacio especial dedicado a material ritualmente bendecido. “Se cree que los objetos chamánicos poseen una energía poderosa (y potencialmente peligrosa)”, dice Onenko.

Los lugareños afirman haber visto sucesos místicos cerca de la llamada formación rocosa Staruja (Vieja señora). Según las leyendas indígenas, había una época en la que los seres humanos no morían pero la población creció tanto que no había suficiente comida para todos. Así que los espíritus de la tierra decidieron que la gente, como los animales, también tenían que morir.

Al parecer Staruja fue el primer ser humano que se enfrentó a la muerte y terminó convirtiéndose en esa gran (y aparentemente embrujada) roca.

El primer visitante ruso

Aunque los Nanai y otros grupos indígenas conocían la existencia de los petroglifos desde hace siglos, el mundo exterior no supo de ellos hasta 1859, un año después de la fundación de la ciudad de Jabárovsk. Este descubrimiento fue obra de Richard Maack, un geógrafo, naturalista y explorador que emprendió una expedición a los valles de Amur y Ussuri. Maack, que nació en la gobernación báltica de Livonia del Imperio Ruso, estudió ciencias naturales en la Universidad de San Petersburgo y emprendió varias expediciones a Siberia y al Lejano Oriente ruso en la década 1850.

El principal área de interés de Maack era la botánica y hay seis plantas de la zona de Amur nombradas en su honor. Su expedición al norte de la recién fundada Jabárovsk lo llevó a Sikachi-Alyan, donde vio los petroglifos. Hay menos de un puñado de copias supervivientes del libro de Maack titulado Viaje por el río Amur hecho por orden del departamento siberiano de la Sociedad Imperial Geográfica de Rusia en 1855, que contiene una gran cantidad de información.

Los arqueólogos, científicos e historiadores rusos se interesaron mucho por los petroglifos en el siglo XX. En la década de 1930, el arqueólogo Nikolái Jarlámov los fotografió en detalle. Tres décadas más tarde, el etnógrafo e historiador Alexéi Okladnikov realizó varias expediciones a la zona y escribió sobre los petroglifos en detalle en dos libros. Sus hallazgos sugieren que las obras de arte de Sikachi-Alyan tenían cierto parecido con sus homólogos del sudeste asiático, la Polinesia y Australia.

Los petroglifos de Sikachi-Alyan se encuentran ahora entre los sitios más visitados de la región de Jabárovsk. El gobierno federal fue declarado propietario legal de los petroglifos en 2018 y se están realizando esfuerzos para preservarlos mejor, así como para conseguir que las formaciones rocosas sean incluidas en la lista de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

LEE MÁS: ¿Llegó el ‘Homo sapiens’ a Rusia antes que a otros lugares de Europa?