Los rusos y los extranjeros tienden a percibir el interior soviético del Hotel President de manera muy diferente. Para los rusos, representa el pasado en el que vivieron, un pasado que puede ser preservado a través de viejos muebles y objetos nostálgicamente escondidos en algún lugar de sus dachas.
Para los extranjeros puede parecer un mundo completamente nuevo (o irónicamente, viejo), muy diferente de lo que se puede encontrar en las cadenas hoteleras modernas. Aquí se pueden encontrar reliquias de dos países que ya no existen: mosaicos y decoraciones de la Unión Soviética, así como ingeniería sanitaria de Checoslovaquia.
Si quieres ver con tus propios ojos cómo eran los hoteles soviéticos, esta puede ser tu última oportunidad. Después del colapso de la URSS, todo el mundo quiso deshacerse tan ferozmente del legado soviético que interiores como éste fueron destruidos o renovados. En muchos casos se comprendió que el patrimonio soviético debía ser preservado cuando ya era demasiado tarde
Un hotel moderno con búnker incluido
El Hotel President recibió su nombre por una razón: sigue siendo comisariado por la administración presidencial. El hotel acogió, desde el momento de su apertura en 1983, a todos los líderes rusos y soviéticos, así como a las delegaciones políticas nacionales e internacionales.
Dada la condición de sus huéspedes, se tomaron medidas de seguridad sin precedentes en el hotel. Bajo el edificio se construyó un enorme búnker para albergar a los líderes en caso de ataque.
“Tiene todo para sobrevivir durante varios días: comida enlatada, filas de camas, ropa de protección especial, etc.”, nos cuenta su coordinadora de eventos, Rimma Mamsúrova.
Tal vez por eso muchos de los líderes de países que visitaron Rusia se alojaron aquí: Vaclav Havel, Helmut Kohl, Gerhard Schröder, Verónica Michelle Bachelet, y muchos más. El búnker nunca ha sido utilizado, pero todavía se conserva en un estado de funcionamiento. “El personal del hotel todavía lo utiliza cuando se llevan a cabo simulacros de incendio”, explica Rimma.
Hay muchas leyendas diferentes sobre el edificio. Una de ellos afirma que hay un pasadizo secreto que va directamente al Kremlin, otra asegura que hay una entrada a las líneas secretas de metro construidas especialmente para los oficiales soviéticos. No podemos confirmarlas ni desmentirlas.
Clientes especiales del President
Por supuesto, los huéspedes del hotel no se vieron obligados a vivir en el búnker, existen 208 habitaciones, incluyendo la suite presidencial de cinco habitaciones. Algunas de ellas han sido renovadas, mientras que otras todavía tienen el mobiliario original soviético. Estas habitaciones y el personal del hotel recuerdan todavía a algunos visitantes famosos.
Por ejemplo, el actor estadounidense Richard Gere es recordado como una persona muy tranquila y modesta. Vino a Moscú para abrir la Casa del Tíbet en 2004 y se reunió con monjes tibetanos en Rusia. Gere también inauguró una gran exposición de sus propias fotos del Tíbet en una galería de Moscú, y una pequeña en el vestíbulo del hotel.
El aclamado violonchelista y director de orquesta ruso Mstislav Rostropóvich, que se alojaba aquí con su esposa –la cantante de ópera Galina Vishniévskaia– solía regalar al personal del hotel las cestas llenas de flores que recibía por sus actuaciones.
Xi Jinping, Presidente de la República Popular China, pronunció una vez un discurso en el Salón Azul del hotel. Esta es la razón principal por la que esta sala es especialmente apreciada por las delegaciones chinas y está reservada siempre con meses de antelación.
Legado soviético
Aunque no planees alojarte en el hotel, puedes visitar (con previo aviso, llama a la recepción) los espacios públicos del lugar, que también conservan su auténtica arquitectura y diseño soviético: salones, restaurantes y su terraza con una gran vista sobre el centro de Moscú.
Echa un vistazo dentro de las salas de reuniones, verás antiguas máquinas telefónicas instaladas en cada una de ellas.
“Todavía funcionan perfectamente y se quedaron aquí como parte de la línea especial soviética con el Kremlin”, comenta el gerente del hotel.
Como los líderes y las delegaciones soviéticas solían celebrar reuniones de trabajo aquí, la comunicación con el Kremlin a veces era necesaria durante las negociaciones, por lo que se utilizaba esta línea especial. Incluso hoy, cuando se celebran aquí reuniones de políticos rusos, se proporciona una línea especial para las comunicaciones, según el protocolo.
Además de las enormes salas, también hay elegantes cámaras que son una muestra de la artesanía tradicional rusa como el gzhel o azulejos.
Tu visita turística no será completa si no disfrutas de la impresionante vista desde el último piso del hotel, donde se encuentra la terraza que básicamente rodea todo el hotel. Aquí te esperan unas magníficas vistas del centro de Moscú.
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