10 fotos de San Petersburgo desde las alturas para que quieras quedarte para siempre

ΑΝΤΟΝ ΜΑΛΚΟΦ
Disfruta de estas espectaculares vistas de la antigua capital de Rusia.

El verano es una oportunidad única para observar la ciudad del Nevá desde arriba: en el centro de San Petersburgo no hay edificios altos (excepto las catedrales) porque entre 1844 y 1905 estuvo en vigor una normativa que prohibía que los edificios fueran más altos que la residencia del zar, el Palacio de Invierno

Elena Bobrova, autora de Russia Beyond y residente en San Petersburgo, trata de explicar lo inexplicable: por qué una vez que has visitado esta ciudad, sientes la necesidad de volver a recorrerla. ¡Cualquier día del verano es genial para disfrutar de San Petersburgo y sus espectaculares vistas desde las alturas!

Observar la ciudad desde lo alto es un placer. Si subes a la columnata de la Catedral de San Isaac, podrás ver unas espectaculares vistas de esta ciudad con pocas elevaciones.

No puedes perderte los puentes levadizos. En un paseo veraniego, es imprescindible ver cómo se levantan por la noche. Sin embargo, resulta curioso que muchos visitantes lo consideren una atracción turística. No es así. San Petersburgo es uno de los puertos más grandes de Rusia, y los puentes se abren para ceder el paso a los barcos que surcan el río Nevá.

Tomarse una cerveza en los diques: aunque oficialmente esté prohibido beber alcohol en los espacios públicos, en un día soleado y caluroso no hay nada como tomarse una cerveza fría con los amigos. ¡Pero tenéis que estar atentos para esconder la botella si aparece un policía!

En el centro de la ciudad la historia está por todas partes. San Petersburgo es una auténtica joya para aquellos que estén interesados en la historia rusa, porque durante dos siglos fue la capital, y muchas casas corrientes de finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX se han conservado. / Imagen: Fortaleza de San Pedro y San Pablo. Actualmente forma parte de las instalaciones del Museo Estatal de Historia de San Petersburgo. Dentro de la fortaleza hay una catedral donde se encuentran las sepulturas de todos los zares rusos desde el reinado de Pedro el Grande, incluyendo los restos de Nicolás II y su familia.

El agua, los ríos y los canales: a menudo se llama a San Petersburgo la ‘Venecia del Norte’ porque está formada por 40 islas. Pedro el Grande, el fundador de la ciudad, prohibió desde el principio edificar puentes, y quería que todo el mundo se desplazara en barca.

San Petersburgo es mucho más que una ciudad vibrante: es una fiesta sin fin. Desde sus amplias avenidas hasta sus vestigios ornamentados de su pasado imperial, la ‘Venecia del Norte’ rusa jamás te deja indiferente.

La vida nocturna: todo empezó cuando diez años atrás el bar Dacha abrió sus puertas como respuesta a la falta de locales asequibles e inclusivos en la ciudad. Este bar de la calle Dúmskaia promovió la aparición de bares y clubes independientes, como el Fidel, otro local destacable. Ofrecen alcohol a precios razonables y buena música, desde los Beatles hasta Blur, y rock y pop de los setenta y los ochenta.

Los patios del centro de la ciudad, oscuros y claustrofóbicos, que los habitantes llaman los “patios pozo”, aparecieron durante el siglo XIX y principios del siglo XX, cuando los constructores de viviendas querían ahorrar el máximo espacio posible.

El museo Hermitage de San Petersburgo es el cofre del tesoro de Rusia. Fundado por la emperatriz Catalina la Grande, el Palacio azul cerceta situado a la orilla del río Nevá contiene una de las colecciones de arte más renombradas del mundo.

Aquí te ofrecemos la guía más completa para conocer San Petersburgo.

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