La calle Tverskaia: qué ver en la principal arteria de Moscú

Moskva Agency
Puntos de interés para no perderse historias fantásticas de la ciudad tras el brillo de los escaparates.

El hotel Nacional y la Duma Estatal

Dos edificios construidos con una diferencia de solamente 30 años flanquean la entrada a la Tverskaia desde el Kremlin. En el lado izquierdo (si se mira de espaldas al Kremlin) está situado el Nacional, un elegante hotel de principios del siglo XX. A la derecha se encuentra un símbolo de la autoridad soviética, el edificio del Consejo de Trabajo y Defensa, donde actualmente se sitúa la Duma Estatal.

Hotel Nacional.

El hotel abrió sus puertas a las huéspedes en 1903. Era un hotel caro, con una ubicación excelente, espléndidos interiores y todas las comodidades técnicas de la época: fue equipado con ascensores eléctricos, teléfono y calefacción de vapor. 

Se alojaron aquí numerosos diplomáticos extranjeros y exitosos artistas como el escritor Iván Bunin a la bailarina Anna Pávlova. Después de la revolución durante un tiempo vivió aquí Lenin, antes de mudarse al Kremlin.

Edifcio de la Duma Estatal.

El edificio de enfrente es un símbolo soviético. Una monumental mole de fachada constructivista erigido entre 1932 y 1935. Para edificarlo se demolieron una antigua iglesia y edificios del siglo XVII. Durante años se consideró el prototipo del edificio gubernamental soviético y según las guías turísticas de 1937 era “uno de los edificios más hermosos de la nueva Moscú”.

Hospedería Sávvinskoie: la casa que cambió de sitio (nº 6, edificio 6)

Esta belleza arquitectónica con una historia única se encuentra en el patio interior del nº 6, para poder verlo hay que pasar por el arco. Con su techo a dos aguas, sus torrecillas en las esquinas y sus azulejos en la fachada, esta lujosa casa pertenecía al monasterio Sávvino-Storozhevski, construido a principios del siglo XX en un moderno estilo pseudorruso y que en algunos detalles recordaba a los antiguos palacios de los siglos XVI-XVII. En este edificio se alquilaban apartamentos y oficinas.

En 1939 se decidió construir un nuevo edificio en su sitio y, en lugar de derruirlo, lo trasladaron 50 metros hacia el interior de la manzana. Esta era una práctica común en Moscú: en aquella época se trasladaron unos 70 edificios. El proyecto más complejo de todos ellos fue la hospedería Sávvinskoie, ya que este edificio pesaba 23.000 toneladas.

La “mudanza” se realizó sin desalojar a los vecinos, en una noche, después de varios meses de preparación. Cuenta una leyenda que en uno de los apartamentos un niño había construido la noche antes una torre con cubos de juguete que no se derrumbó durante el traslado.

La casa del general-gobernador y el Ayuntamiento de Moscú (nº 13)

Este edificio rojo con columnas fue en otro tiempo la mitad de grande, aunque a los bailes que se organizaban en él acudía todo Moscú. En 1782 el conocido arquitecto Matvéi Kazakov construyó este palacio para el general-gobernador de Moscú, el conde Chernishov. Tras la muerte de su primer propietario, el edificio fue comprado por el Gobierno y se convirtió en la residencia de los alcaldes de Moscú hasta el día de hoy. En 1930, debido a la ampliación de la calle Tverskaia, el palacio también fue desplazado (solo 13,5 metros, pero en un tiempo récord de 41 minutos). Y para que no se viera amilanado junto a los nuevos gigantes que se levantaban a su lado, se construyeron dos pisos más.

Edificio de oficinas de Sytin (nº 18)

Este es uno de los ejemplos más vistosos del estilo modernista en Moscú. A principios del siglo XX el edificio pertenecía a Iván Sitin, uno de los editores más famosos de la ciudad. En él estaba situada la redacción de su periódico Rússkoie Slovo y, por ironías del destino, tras la revolución allí se instaló la redacción del periódico Izvestia, uno de los principales medios de la URSS, hasta que recibió sus propias instalaciones. En 1979 el edificio se trasladó 30 metros para no tapar la vista del nuevo edificio constructivista de Izvestia pero, por suerte, conservó su elegante decoración.

El Club inglés (nº 21)

Este es el único palacio de la calle que no ha sufrido alteraciones ni reconstrucciones. La finca, con pórtico de columnas, patio delantero y tapia de piedra decorada con leones, se construyó a finales del siglo XVIII aunque adquirió su apariencia definitiva tras la invasión napoleónica y el incendio de 1812. El periodo más brillante de la historia del edificio comenzó en 1831, cuando en él se instaló el Club inglés, una sociedad de élite masculina con la que soñaban todos los señoritos de la capital.

El lema del club era “Concordia et laetitia” (concordia y alegría). Allí se celebraban lujosas comidas, se jugaba a las cargas y se participaba en debates políticos. La sociedad contaba con hasta 400 miembros, y unos 1000 candidatos esperaban la suerte de poder entrar en ella. Los nuevos miembros eran aceptados por recomendación y tras una votación secreta. Actualmente, en el edificio se encuentra el Museo de Historia Contemporánea de Rusia.

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