La vida en las aldeas de difícil acceso de la región de Arcángel ha cambiado poco durante los últimos siglos. La gente sigue viviendo en comunidades cerradas, con poco contacto con el mundo exterior. Un investigador del Extremo Norte ruso, el historiador de la Universidad Estatal de Moscú, Andréi Tutorski, lleva más de diez años viajando a la región para estudiar las duras condiciones de la vida de los pueblos del norte en aldeas como Vozhgora.
En verano el viaje desde Arcángel hasta Vozhgora lleva 16-17 horas, y en invierno 11. Las carreteras de la región de Arcángel son una tortura para el automóvil y para el conductor. Todas las carreteras están sin asfaltar, los puentes de la época soviética se encuentran en mal estado y no hay transbordadores en todos los pasos fluviales. Los habitantes locales navegan en mezenki, lanchas de tablas de madera hechas a mano en las que instalan un motor de gasolina moderno. En este tipo de embarcación navegaban con remos sus antepasados hace 50 años.
Para viajar en automóvil desde Arcángel hasta la aldea Vozhgora hay que recorrer 750 km por una carretera sin asfaltar y tomar tres transbordadores para cruzar el río Mezén. En invierno es más cómodo, porque los agujeros de la carretera se llenan de agua helada y la nieve allanada forma una superficie lisa en la carretera. Como dicen los ancianos locales, “en invierno Ded Moroz nos arregla la carretera”.
En verano para cruzar los ríos se utilizan dos transbordadores, pero para poder utilizarlos hay que esforzarse mucho. “Cerca de Vozhgora hay dos transbordadores, uno amarillo y otro azul. Todos los habitantes de la aldea saben que el amarillo pertenece a Andréi y el azul a Bobretsov. El problema es que los dueños de estos transportes no tienen teléfono, nunca sabes dónde encontrarlos y nunca están en su sitio. Para poder cruzar el río, el viajero tiene que pasar un buen rato buscando a los dueños de los transbordadores”, cuenta Andréi Tutorski.
Los habitantes de la aldea Vozhgora, como los de otras poblaciones remotas del norte de Rusia, viven de la pesca, la caza y de los huertos de sus casas. Tras la desintegración de los koljós y las empresas comunistas de economía forestal que siguió a la caída de la URSS en 1991, el desempleo en la región se convirtió en una epidemia y la gente se vio obligada a volver a la actividad tradicional de sus antepasados, proporcionándose el sustento ellos mismos. En las aldeas crían vacas, aves y ovejas, en los huertos cultivan verduras y en los bosques recogen bayas y setas y cazan.
La pesca permite conservar la comida para todo el año. El pescado más común es el piscardo, que tiene el tamaño de una anchoa. Se captura con unas redes especiales de un trenzado muy fino.
Lo que más se come en Vozhgora es el gobio. “Generalmente, un pescador puede capturar entre 10 y 20 gobios al día. Pero a veces se acerca un banco entero de peces y la pesca se multiplica. Un día, en 20 minutos pescamos unos 150 peces cada uno”, recuerda Andréi Tutorski. Existen también pescados de mayor tamaño, como el tímalo, el lucio o la perca. Este pescado se sala en barriles de 40 litros en los que se conservan durante todo el año. Una familia de Vozhgora guarda en su sótano entre cinco y diez de estos barriles.
En la aldea, los reyes de la mesa son el salmón común y el salmón rosado, que llegan a desovar al río Mezén procedentes del mar de Bárents. Durante la época de desove, todo el pueblo deja sus asuntos cotidianos y acude a la pesca del salmón. Con él se prepara un plato tradicional del norte de Rusia, el ríbnik, un pastel de pescado. El salmón se añade a un puchero lleno de aceite y agua en las mismas proporciones. Después se cuece en un horno ruso durante un día. El pescado se va deshaciendo a una temperatura de 90 grados. Cuando se transparentan las espinas, se empieza a preparar el pastel.
En la aldea hay poco trabajo. Los salarios más altos son los de los maestros. Algunos de ellos tienen unos ingresos de unos 85.000 rublos al mes (unos 1300 euros), mientras que el salario medio oscila entre los 12.000 y los 23.000 rublos al mes (entre unos 190 euros y unos 370 euros al mes). Los habitantes de la aldea ahorran su dinero para viajar a la ciudad: viajar a Arjánguelsk en coche cuesta 3.500 rublos (unos 56 euros), y en avión 8500 (unos 136 euros) la ida.
La aldea Vozhgora está situada en el punto más frío de la parte europea de Rusia. La temperatura mínima es de -62ºC, por lo que estar a -45ºC es algo normal. A esta temperatura los hombres de la aldea van a pescar y cuando en febrero hace -20ºC se considera que ha comenzado el deshielo y que esto es consecuencia del calentamiento global.
En muchas ocasiones el frío ha beneficiado a los habitantes locales. Hasta 1986 en la zona solo había una torre de telecomunicaciones, que se encontraba a 150 km de la aldea. La señal solo se captaba cuando la temperatura caía por debajo de los -50ºC y el aire se volvía superconductor. En estos días, toda la aldea abandonaba sus asuntos y pasaba el tiempo delante del televisor.
Actualmente estas funciones las desempeña el punto de conexión wifi que se encuentra en el club social de la aldea. En Vozhgora no hay cobertura móvil, por lo que todos los jóvenes se reúnen en el club o cerca de él para entrar en las redes sociales y chatear con sus amigos.
¿Qué hacer en invierno en Yakutsk, donde la temperatura llega a -50ºC?
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