El ferrocarril Baikal-Amur (BAM, por sus siglas en ruso) es una de las vías férreas más grandes del mundo. Comienza en la región de Irkutsk, rodea el lago Baikal, cruza ríos como el Angará, el Lena y el Amur y finaliza en la costa del océano Pacífico. La longitud del ferrocarril es 4.287 kilómetros, lo que supone un tiempo suficiente para disfrutar y familiarizarse con Siberia y conocer de cerca la mentalidad rusa e inolvidables paisajes.
TASS
Entre las piezas exhibidas en el Museo de Etnografía Territorial de Taishet, donde se encuentra el primer kilómetro del ferrocarril Baikal-Amur, hay una nota de una joven comunista: “Les pido que me envíen a la construcción de acelerada del BAM”.
No es ningún secreto que las vías férreas fueron construidas no solo por voluntarios jóvenes, sino sobre todo por presos del Gulag, que ponían rieles y trabajaban en la tala de árboles. Entre 1947 y 1958 colocaron 840 km del BAM. Todavía se recuerdan las duras condiciones de vida de los prisioneros: “Teníamos que trabajar muchísimo. Un turno dura doce horas y tardábamos tres horas en llegar desde el campo hasta las obras. La alimentación es de baja calidad: un bodrio con harina de soja, col podrida y gachas de avena [...] Nos lavamos sin jabón”.
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Tras Taishet a los viajeros les esperan las bellísimas cordilleras cercanas al Baikal y un túnel de 6,7 km.
Para su construcción se utilizaron más de 200 kg de los explosivos. En esta parte del trayecto se encuentra el lago Baikal. La parada en la estación “Severobaikalsk” dura cerca de una hora, por eso aquí los viajeros habitualmente compran ómules ahumados (un pescado típico del lugar) y se van hasta la costa para bañarse o simplemente disfrutar del paisaje.
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Viajando por esta ruta se ven pequeñas y peculiares aldeas. El pueblo buriato de Jolódnoie Evenkíiskoie, ubicado cerca de la estación de Jolódnoie, viven tanto los rusos como el pueblo indígena de Siberia, los evenki de origen tungús, cuyos antecesores fueron los primeros en llegar a la costa del lago Baikal. Antiguamente, en el territorio que hoy ocupa el ferrocarril, los evenki colocaban sus tiendas. Jolódnoie cuenta con apenas 500 habitantes. Sin embargo, tiene su propio museo de entografía y dos criaderos de ciervos.
Antón Petrov
Esta parte de la ruta es la más impresionante, ya que recorre las cordilleras de Severomúiski, cubiertas de bosques foliáceos. En invierno la vista desde la ventana del vagón es maravillosa: montañas de 2.500 m blanquean el cielo azul o duermen misteriosamente ante los crepúsculos.
En esta parte, entre Novi Uoyán y Taksimo se encuentra el túnel ferroviario más largo de Rusia, que ocupa 15.343 m. Se tardaron 28 años en construirlo y los trabajadores se enfrentaron a condiciones extremas, desde congelaciones, pasando por derrumbes y numerosos fallos.
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En la región de Transbaikal, en Siberia, se ubica uno de los lugares más fascinantes y extraordinarios para viajar, las Arenas de Chara, un desierto rodeado de taigá y la cordillera Kodar.
Para aquellos que quieren ver con sus propios ojos este milagro siberiano se recomienda salir en la pequeña estación de tren de Nóvaya Chara (los viajeros van a estas partes no solo en verano, sino también en primavera e invierno). Los que quieren ver el Océano Pacífico deben continuar su viaje por la ruta hasta la estación Sovietskaya Gavan.
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