Fuente: flickr / quicheisinsane
El Transiberiano es la línea de ferrocarril más extensa del mundo, su longitud real es de 9.282,2 kilómetros. El turista que viaja por el Transiberiano desde Moscú hasta Vladivostok cruza 10 husos horarios. Pasa por territorios de 12 regiones, cinco krai, dos repúblicas, una república autónoma y un distrito en los que están situadas 87 ciudades. Su construcción a principios del siglo XX costó 1.500 millones de rublos de oro. Con este dinero, en aquella época, se habrían podido comprar, por ejemplo, 750.000 coches modernos.
Esta ciudad del este de Rusia estuvo cerrada a los visitantes extranjeros hasta 1992. “Se trata de una vieja leyenda. A veces habíamos oído hablar como Bowie, junto con Iggy Pop, habían paseado por las calles de Vladivostok. Incluso se hablaba que habían llegado a cruzar la frontera chino-soviética de forma ilegal”, declara el historiador Serguéi Kornilov, miembro de la Comunidad de Geógrafos de Rusia. Durante mucho tiempo parecía que se trataba de una leyenda urbana, como esa que asegura que el monumento de la plaza central de la ciudad está dedicado al estreno del primer álbum de Pink Floyd, The piper by the gates of dawn, y por eso la escultura representa a un partisano con una trompeta en la mano.
Aunque pasados los años el periodista Ruslán Vakulik encontró pruebas que confirmaban la leyenda: el testimonio publicado por el periodista de la UPI Robert Musel, que acompañó a Bowie en aquél viaje a la URSS y las cartas del propio cantante dirigidas a su mánager de prensa, Sherry Vanilla.
Vladivostok. Foto: TASS
A partir de estos documentos se deduce claramente que, efectivamente, la primavera del año 73 el músico atravesó toda Rusia en tren. Incluso hay algunas instantáneas de Bowie en la Plaza Roja de Moscú, que durante mucho tiempo se habían considerado falsas.
En el año 1973 las relaciones entre la URSS y los EE UU habían mejorado respecto al periodo anterior. Un año después se produjo el encuentro, precisamente en Vladivostok, entre el líder soviético Leonid Brézhnev y el norteamericano Gerald Ford.
Por aquel entonces el régimen de visitas de extranjeros a la URSS se liberalizó un poco. Bowie se fue de gira a Japón y a continuación se embarcó en el barco “Félix Dzerzhinski”, llamado así en honor del fundador de los servicios secretos rusos. David Bowie dio un pequeño concierto acústico a bordo, y desembarcó en Najodka, un puerto cercano a Vladivostok. Najodka nunca fue una ciudad cerrada y por esa razón cumplía parte de las funciones propias de la capital, entre ellas, los eventos internacionales.
Se dice que Bowie sufría de aerofobia, cosa que explicaría su elección de tomar primero el barco y después el tren. La verdad es que se desconoce el punto donde se subió al tren que une Moscú con Vladivostok. Najodka está situada fuera de la ruta del Transiberiano, de modo que el músico tuvo que llegar primero hasta Vladivostok o cualquier otra estación.
“Creo que Bowie estuvo por los alrededores de Vladivostok, porque tomó el tren o bien en la estación de la propia ciudad o bien en Ugolna”, presupone Serguéi Kornilov. “Cuentan que llevaba una gabardina de color plateado, unos pantalones rojos y el pelo teñido de algún color muy estridente”. Es obvio que el músico destacaba entre la multitud de ciudadanos soviéticos vestidos con ropa de colores oscuros. Aun así, no se han encontrado todavía testigos documentales de la estancia de Bowie en Vladivostok. Muchos de sus habitantes siguen creyendo que es solo un mito.
Viajando por el Transiberiano. Foto: Evgueni Petrushanski
Aunque en la correspondencia de Bowie se leen estas líneas: “Siberia me pareció increíblemente imponente. Estuvimos días y días atravesando magníficos bosques, ríos y vastas llanuras. Nunca hubiera imaginado que todavía existieran en el mundo lugares como aquellos, con una naturaleza tan virgen”.
De los apuntes de Musel: “Nos llamó la atención el hecho de que la gente en Siberia fuera muy agradable, pero que a medida que te ibas acercando a Moscú se iba volviendo cada vez más sombría”.
Foto: www.lernidee.de
Además de Bowie ha habido muchos otros personajes famosos que han viajado en el Transiberiano. En distintos momentos de la historia la estación de esta ciudad tuvo como huéspedes al almirante Kolchak, líder del movimiento Blanco, y a los líderes de Vietnam y Corea del Norte, Ho Chi Min y Kim Chen Ir. Hay testimonios que aseguran haber visto al escritor Somerset Maugham comiendo en el restaurante de la estación de Vladivostok cuando fue a parar a Rusia en calidad de espía británico.
Foto: lerneedee.deY en 1994 otro escritor, Alexander Solzhenitsin, partió de la estación de Vladivostok hacia Moscú después de volver de EE UU, donde había emigrado 20 años atrás.
El recorrido del tren desde Vladivostok hasta la capital rusa tiene una duración de más de una semana y cruza nueve husos horarios. Si se recorre desde el Este, durante los primeros días no encuentra casi ninguna gran ciudad, y solamente después de los Urales en dirección oeste empieza a verse un territorio más poblado. A menudo los turistas eligen ir de Moscú a Vladivostok precisamente en tren, y tomar el avión para volver. Una semana en un tren ruso es más que suficiente para satisfacer el gusto por las emociones fuertes.
Un billete de Moscú a Vladivostok en platskart cuesta 7.593 rublos (alrededor de 100 dólares). Pincha aquí para conocer los precios (en inglés y ruso).
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