Serguéi Shoigú, ministro ruso de Defensa.
Ramil Sitdikov / RIA NovostiLos militares rusos planean restablecer la posibilidad de llevar a cabo operaciones de larga duración en cualquier punto del océano mundial, como sucedía en la época soviética. La noticia fue anunciada por el ministro Serguéi Shoigú en una asamblea general del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, que señaló que para llevar a cabo esta tarea es necesario desarrollar el sistema de abastecimiento técnico y material de la Flota Marítima Militar.
El jefe del Estado Mayor de la Armada de Rusia, el vicealmirante Andréi Volozhinski, también ha aclarado que la flota debe estar preparada “para reaccionar a las nuevas amenazas en cualquier punto del océano mundial”.
La operación de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas en Siria ha resultado complicada a pesar de las numerosas valoraciones positivas. Esto ha sido especialmente notable en el área de la logística. Ni siquiera la URSS tenía tanta experiencia en la realización de operaciones a larga distancia. Rusia no comparte frontera con Siria, por lo que todo el abastecimiento de la operación de las tropas, así como el suministro de tecnología militar y municiones al ejército de Asad, ha sido responsabilidad de la aviación y la armada.
Foto: Alexéy Pavlishak / TASS
La Armada de Rusia cuenta con 19 grandes lanchas de desembarco. Todas ellas están distribuidas en distintas flotas. Para apoyar la operación en Siria se han utilizado seis buques de transporte de la Flota del Mar Negro, cuatro de la flota del Báltico y dos de la flota del Norte. Sin embargo, no ha bastado con todo este arsenal. Debido a ello, para satisfacer la demanda de la Armada se compraron varios buques de carga turcos.
No obstante, el traslado del armamento en buques civiles no es un modo seguro de realizar esta tarea y ya ha provocado numerosas complejidades. Por ejemplo, en junio de 2012 junto a las costas escocesas se detuvo el buque de carga Alaid, a bordo del cual se transportaban varios helicópteros de asalto Mi-25 desmontados del ejército sirio que habían sido reparados en Rusia. Debido a la presión del gobierno británico, se retiró el seguro obligatorio al buque y este tuvo que volver a Múrmansk.
Los buques militares no se ven sometidos a inspecciones y son custodiados por la infantería marina, y cualquier intento de detenerlos en aguas neutrales se considera motivo para declarar la guerra, por lo que detener sus misiones es prácticamente imposible.
El problema reside en el hecho de que existen menos lanchas grandes de desembarco que las que figuran en el papel. Las unidades soviéticas fabricadas a finales de los 70 y principios de los 80 no están preparadas para una operación tan intensa. Hace mucho tiempo que se debate la necesidad de relevar estas lanchas de forma gradual. Rusia ha expresado la voluntad de comprar buques franceses de la clase Mistral para resolver este problema.
Después de que se frustrara la transacción de compra de los Mistral, los medios de comunicación comenzaron a publicar noticias sobre una posible modernización de los buques del proyecto soviético Nosorog y su incorporación a la Armada, aunque pronto dejó de tratarse esta cuestión.
Tras la reserva de los buques Mistral, los astilleros rusos se declararon en repetidas ocasiones dispuestos a fabricar ellos mismos un buque análogo. La cancelación del contrato les ofrecía la posibilidad de llevar estas declaraciones a la práctica. A mediados de enero de 2016, el jefe de la Dirección de Construcción Naval de la Armada de Rusia, el capitán de 1º rango Vladímir Triapichnikov, declaró a la prensa que “ya se ha definido la imagen de las nuevas lanchas de desembarco de gran desplazamiento”, y que el inicio de su producción está previsto para 2018.
“Será un buque de desembarco de gran desplazamiento, podrá transportar una gran cantidad de técnica y personal”, aclaraba Triapichnikov.
El proyecto en particular podría ser la nueva lancha de desembarco Lavina. Estos buques, como los Mistral franceses, pueden recibir, transportar y desembarcar en costas preparadas y no preparadas, y pueden utilizar tanto lanchas de desembarco como helicópteros. Además, pueden transportar hasta 500 hombres y hasta 50 unidades de técnica militar.
Todo esto sucede en el contexto de la crisis económica en Rusia y de la reducción de costes en armamento. El plazo de confirmación del programa estatal para el rearme de las tropas hasta 2025 se postergó desde 2015 hasta 2018. En este contexto, las declaraciones del ministro Shoigú sobre la importancia de una modernización técnica y organizada del sistema de abastecimiento de la Armada permiten suponer que Rusia recibirá realmente un portahelicópteros propio como mínimo antes de 2025.
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