A principios de la década de 1860, Mozhaiski abandonó el servicio y se dedicó por completo al diseño aeronáutico. “Quise ser útil a mi Patria y comprometerme en el nacimiento de mi proyecto, por lo que dejé mi lugar de servicio, renuncié a otro, también provechoso en contenido y carrera”, declaró.
El dinero escaseaba y el Estado se mostraba reacio a ayudar, pero el inventor no se rindió. En 1884, el primer aeroplano ruso, bautizado Zhar-Ptitsa (“Pájaro de Fuego”) en honor a esta criatura de los cuentos eslavos, estaba listo.
El periódico Nóvoe Vremia describióla creación de Mozhaiski de la siguiente manera:
“El monoplano era como un barco con armazones de madera cubiertos de tela. A los lados del barco había unas alas rectangulares, ligeramente curvadas y abultadas hacia arriba... El barco tenía dos mástiles. Las alas estaban sujetas por cables metálicos tensados a través de los mástiles y los estabilizadores. Había dos motores, situados en la parte delantera del barco... Tenía tres hélices de cuatro palas cada una”.
En otoño de 1884, el Zhar-Ptitsa fue puesto a prueba. El avión de vapor aceleró sobre raíles de madera, se elevó en el aire y, tras volar en línea recta durante unos cien metros, comenzó a descender: los motores, insuficientemente potentes, se habían averiado.
Mozhaiski no tuvo tiempo de terminar el avión y murió en 1890. El Pájaro de Fuego, abandonado, se incendió cinco años después de su muerte.
Sin embargo, el legado del inventor no se perdió. Sus planos se utilizaron con éxito a principios del siglo XX para crear los gigantescos aviones Russki Vitiaz, Sviatogor e Iliá Múromets.
Síguenos en nuestro canal de Telegram: https://t.me/russiabeyondes
LEE MÁS: Estos han sido los 25 aviones más importantes de la historia de la aviación rusa (Fotos)