En Rusia, el permafrost cubre dos tercios de su territorio. En verano, las capas superiores se descongelan un par de metros y entonces el suelo empieza a ‘flotar’. Y, en invierno, vuelve a congelarse. Esto crea unos paisajes extraños, pero interesantes.
En Taimir, Yakutia y Chukotka hay tundras poligonales. A veces, se llaman “pantanos cuadrados”. Durante miles de años, el suelo se congelaba, reducía su volumen y se agrietaba en invierno y, en verano, se llenaba de agua, brotando poco a poco estrechas vetas de hielo a decenas de metros de profundidad.
También hay hielo estratificado, es decir, capas enteras de hielo sólido separadas por capas de suelo.
Los científicos creen que, en los últimos años, el permafrost se ha descongelado a mayor profundidad que antes. Afirman que es de varios centímetros por década. El deshielo podría deberse tanto al efecto invernadero como a la actividad humana.
“Y cuanto más se derrite el permafrost, más sube la temperatura y se derrite aún más permafrost. Un círculo vicioso”, explica Nikita Tananaev, del Instituto del Permafrost de Yakutsk.
A largo plazo, la temperatura media anual parece aumentar gradualmente. Hoy en día, los habitantes de las regiones septentrionales suelen decir que en su infancia los inviernos eran más fuertes y largos.
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