Flota y es nuclear
“Chernóbil flotante” o “Chernóbil sobre hielo”: la primera central nuclear flotante (PСNF) de Rusia fue noticia en Occidente y generó amplias críticas por parte de organizaciones medioambientales internacionales. La primera de este tipo, la planta llamada Académico Lomonósov (Akadémik Lomonósov, en ruso), de 144 metros de largo con dos reactores nucleares KLT-40 puede producir hasta 70 megavatios (MW) de electricidad y 50 Gcal/h de energía térmica, suficiente para abastecer a 100.000 personas.
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Un gigantesco buque espía
El SSV-33 Ural era un gigantesco buque espía y de reconocimiento de propulsión nuclear botado en 1983.
El complejo único de sistemas a bordo era capaz de localizar cualquier objetivo, supervisar canales de comunicación, rastrear satélites e identificar especificaciones de cualquier nave espacial a una distancia de 1.500 kilómetros.
Más de 200 institutos científicos, oficinas de diseño, fábricas y otras organizaciones participaron en la construcción del SSV-33, que era esencialmente una base flotante en la que numerosos especialistas reunían y analizaban datos en diversos laboratorios.
El barco contaba con una tripulación de casi 1.000 personas y, además de sus funciones militares y científicas, disponía de salas de billar, instalaciones deportivas, cines, dos saunas y una piscina.
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Un enorme laboratorio flotante para explorar el Ártico
La plataforma 'Severni Polius' (“Polo Norte”) es capaz de realizar investigaciones geológicas, acústicas, geofísicas y marinas en las condiciones árticas más duras. Incluso a temperaturas de hasta 50 °C bajo cero, se cree que puede ofrecer unas condiciones de vida y trabajo confortables a los investigadores y la tripulación.
A bordo de la 'Severni Polius', que tiene 67,8 m de eslora, 22,5 m de manga y 8,6 m de calado, con un desplazamiento de unas 7.500 toneladas, hay 15 laboratorios donde los investigadores pueden trabajar todo el año. La plataforma tiene una apariencia peculiar, parecida a la de un cachalote, para que, de esta forma, se pueda aprovechar el máximo espacio posible destinado a almacenar combustible.
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Un barco…circular
En la Guerra de Crimea, la flota rusa del mar Negro fue derrotada, las arcas del Estado se agotaron y, según el Tratado de París, Rusia no podía tener una flota en la zona.
El Almirante Andréi Popov propuso entonces construir un barco circular para la defensa costera de Sebastopol, capaz de llevar armas enormes (y superpesadas, sobre unas 21 toneladas). Popov estaba convencido de que un enemigo que se atreviera a atacar la base rusa lo haría sólo con sus cañones de mayor calibre. Sin embargo, los conocidos como ‘popovka’ no fuero aptos para la navegación marítima de larga distancia, por su extrema lentitud.
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Enormes casas flotantes hechas de madera
En la Rusia del siglo XIX, para transportar en grandes cantidades esta materia prima,desde las regiones altas de los ríos Volga y Kama hasta el mar Caspio, se construyeron las llamadas “belianas: esencialmente montañas flotantes de madera a las que se le había dado forma de barcos.
Una beliana era gobernada mediante un timón gigante. Cuando llegaba a su destino, se desmontaba completamente y se vendía como madera normal.
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