Cuando los soviéticos quisieron construir un avión impulsado por energía atómica

Ciencia y Tecnología
NIKITA PETROV
Durante la primera parte de la Guerra Fría, a falta de misiles balísticos en los dos bandos enfrentados, las dos superpotencias tenían gran necesidad de un medio para lanzar bombas atómicas. Necesitaban aviones capaces de volar muy lejos y durante muchas horas, lo cual era casi imposible de conseguir. Hasta que a alguien se le ocurrió una idea aparentemente genial: enviar a unos pilotos a volar en un ‘reactor nuclear con alas’.

En los años 50, en plena Guerra Fría, la Unión Soviética y Estados Unidos desarrollaban activamente el "átomo pacífico". Junto al éxito en este campo, surgió una pregunta hasta cierto punto razonable: ¿puede utilizarse la energía atómica con fines militares? Por ejemplo, en la aviación como alternativa los combustibles convencionales. El queroseno tenía al menos dos grandes inconvenientes: en primer lugar, su capacidad energética es baja y, en segundo lugar, se consume mucho durante el vuelo. Sustituirlo por un producto de la reacción nuclear no sólo reduciría los costes, sino que aumentaría hasta casi el infinito el tiempo que los aviones pasan en el aire. Y en la Guerra Fría, a falta de misiles balísticos en los dos bandos enfrentados, las dos superpotencias tenían gran necesidad de un medio para lanzar bombas atómicas. En estas condiciones, la URSS y Estados Unidos comenzaron a trabajar en secreto en la primera bomba atómica.

A principios de abril de 1955, tras la confirmación de los físicos soviéticos de crear una central nuclear para aviones, el Consejo de Ministros de la URSS dio instrucciones según las cuales las oficinas de diseño de Túpolev A.N., Lávochkin S.A. y Miásishchev V.M. debían crear un avión pesado con una central nuclear. Además, los trabajos se realizaron por separado para reforzar el factor de competencia. La oficina de Nikolái Kuznetsov y Arjip Liulka se encargó del desarrollo del motor-reactor. Pero los desarrolladores se enfrentaron enseguida a un grave problema, consecuencia de la reacción nuclear: la radiación.

Al realizar el mantenimiento de una aeronave de este tipo, no sólo la tripulación, sino también el personal de mantenimiento en tierra estarían expuestos a un peligro mortal. Según los cálculos preliminares, el “atomplano” de diseño M-60 habría quedado inservible tras un par de meses de vuelo.

¿Avión nuclear o bulo?

A finales de los años 50, cuentan en Airwar.ru, en la prensa aeronáutica (por ejemplo, en Aviation Week el 1 de diciembre de 1958) aparecieron hipotéticos dibujos de “bombardero soviético impulsados con una central nuclear”, externamente muy similar al M-50. Lo más probable es que los expertos occidentales compararan la información sobre el M-50 con la que estaba de moda en aquella época sobre el tema de los motores de aviación de propulsión nuclear. Mientras tanto, en la Oficina de Diseño Miásishchev bajo la sigla M-60 realmente se estaba desarrollando, un avión con un sistema de propulsión nuclear, que fue diseñado por la Oficina de Diseño AM. Liulka.

Como puede leerse en Topwar.ru los especialistas del OKB hicieron los requisitos preliminares para el proyecto de bombardero supersónico de largo alcance con un motor nuclear, que implicaba cargar 18 toneladas de bombas de a una distancia de 25.000 km a una velocidad de al menos 2.000 km/h. En la conclusión del anteproyecto se señalaba: "Como muestra el estudio preliminar, junto a las grandes dificultades para crear la planta motriz, el equipo y el fuselaje del avión, existen problemas totalmente nuevos para garantizar la operación en tierra del avión y la protección de la tripulación, las personas y la zona en caso de aterrizaje forzoso. Aún no hemos resuelto estos problemas en el diseño preliminar. Al mismo tiempo, es la posibilidad de resolver estos problemas lo que determina, en nuestra opinión, la viabilidad de crear un avión tripulado con motor nuclear en un futuro próximo”. Los especialistas del OKB-23 resultaron tener razón: el conjunto de problemas no hace posible la realización de un avión con ACS ni siquiera hoy en día.

Por otro lado, hay que señalar que otra gran compañía soviética, A.N. Túpolev creó un laboratorio volante para la investigación atómica, el Túpolev Tu-95LAL basada en el bombardero Tu-95, que llevó a la etapa de pruebas de vuelo en 1961. 

A bordo de este avión, como se lee en Airwar.ru se instaló un reactor VVRL-lOO en el compartimento de bombas del avión, lo que requirió carenados aerodinámicos en la parte superior e inferior. Entre 1961 y 1969, el Tu-95LAL realizó más de 40 vuelos de investigación. La mayoría de ellos se efectuaron con el reactor apagado. El objetivo principal de la fase de vuelo era examinar la eficacia del blindaje contra la radiación, que era una de las principales preocupaciones de los ingenieros.

¿Un accidente fatal?

Además de los problemas estructurales que podría sufrir un avión que transportase a bordo un pequeño reactor nuclear, los científicos no pudieron encontrar una respuesta sobre cómo proteger la atmósfera de los residuos nucleares producidos. El accidente de avión de propulsión nuclear habría creado una zona muerta y contaminada a su alrededor. La posibilidad de un accidente aéreo con un reactor nuclear a bordo acabó por sellar el destino de los aviones de propulsión nuclear. Como dijo más tarde el Dr. Herbert York, uno de los líderes del programa de aviones de propulsión nuclear en Estados Unidos: “En primer lugar, los aviones a veces se caen. Y la sola idea de un reactor nuclear volando en algún lugar que pudiera caerse de repente era inaceptable”.

La mera posibilidad de que un avión se estrellara, convirtiéndose automáticamente en un desastre medioambiental, sirvió de factor aleccionador en la carrera por construir el primer avión de propulsión nuclear. Los programas de desarrollo se abandonaron en la URSS y Estados Unidos en los años sesenta.

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