¿Cuántas bases antárticas tiene Rusia en total?

Base Bellingshausen.

Base Bellingshausen.

Alexéi Kudenko/Sputnik
Cuenta con una ciudad entera en el polo sur, una base solitaria azotada por todos los vientos y hasta un refugio en medio de un paisaje alienígena. Las estaciones rusas en el continente más frío de la Tierra se ajustan a cualquier descripción.

La Antártida fue el último continente en ser descubierto, hace tan sólo 203 años. Pero llegar al lugar más frío de la Tierra fue sólo el primer paso. Afianzarse en esta tierra fue un verdadero reto. Pasaron casi 80 años hasta que los científicos lo consiguieron.

Las bases de investigación locales son muy importantes: recogen datos sobre el clima de la Tierra, la fauna de la Antártida, los cambios en los campos magnéticos y eléctricos de la atmósfera y observaciones meteorológicas constantes. El continente se considera un marcador de los cambios globales en estos ámbitos, ya que es el más alejado de los centros industriales y las industrias.

Rusia cuenta con siete bases: Vostok, Mirni, Bellingshausen, Novolázarevskaia, Progréss, Rússkaia y Molodiózhnaia. Y cada una de ellas destaca por algo.

Mirni: la primera estación soviética

La estación fue fundada en febrero de 1956 durante la primera expedición soviética (y bautizada con el nombre de la corbeta que descubrió este continente). En consecuencia, se convirtió en la base principal de investigación, desde la cual se gestionaron y equiparon todas las estaciones posteriores. Al principio, vivían aquí entre 150 y 200 exploradores polares, pero en los últimos años su número se redujo a 15-20. La gestión de las demás estaciones fue asumida por la más moderna Progréss.

Vostok: la estación más famosa

Fue construida en diciembre de 1957 durante la segunda expedición antártica soviética. Es la única estación situada casi en el corazón del continente (todas las demás están a orillas de bahías y costas), en el punto extremadamente frío: en 1983 aquí se registraron -89,2ºC. El espesor del hielo debajo de ella alcanza 3.700 metros, y directamente debajo de la estación y esta cáscara de hielo se encuentra el lago subglacial más grande de la Antártida - Vostok. Gracias a este lago la estación se hizo conocida en todo el mundo. Fue descubierto por científicos soviéticos y es una verdadera “cápsula del tiempo”, ya que el lago sin hielo ha estado aislado del mundo exterior durante millones de años. En su investigación, los científicos esperan obtener respuestas a preguntas sobre el origen de la vida en la Tierra y en otros planetas.

Novolázarevskaia: una estación con una ‘bania’

La base apareció en 1961 y sigue siendo un imporante nudo de comunicación en el camino de los turistas hacia el polo sur. Aquí se aclimatan, admirando el paisaje casi extraterrestre: el valle tiene colinas peladas de 200 metros de altura y los lagos más claros entre ellas.

Desde 2007 la estación es especialmente atractiva, porque cuenta con la única bania (sauna) rusa en la Antártida.

Molodiózhnaia: la antigua capital de la Antártida

Durante mucho tiempo fue la capital no oficial de la Antártida soviética, ya que en 1962 aquí se construyó prácticamente una pequeña ciudad. La estación constaba de unos 70 edificios con calles, complejos residenciales, laboratorios científicos, un depósito de petróleo y un aeródromo donde podían aterrizar grandes aviones transatlánticos de pasajeros. En invierno había aquí unas 500 personas, y en verano hasta 1.400.

En 1999, la estación, que antes funcionaba todo el año, quedó temporalmente inactiva, y en 2006 pasó a régimen estacional.

Bellingshausen: una base con iglesia

En 1968 fue construida y bautizada con el nombre de Fabian Bellingshausen, almirante ruso y uno de los descubridores de la Antártida. Está situada en la isla del Rey Jorge, uno de los lugares climáticamente más favorables. En el mes menos frío (agosto) sólo hace 6-7°C. Por este motivo, los exploradores polares rusos apodaron a la estación “balneario”. Además, ni siquiera en los meses de “aislamiento” invernal, cuando el número de exploradores polares es mínimo, hay aburrimiento en Bellingshausen: allí están sus vecinas: la estación chilena Frey y la china Changcheng.

Iglesia de la Santísima Trinidad en la base antártica rusa Bellingshausen, en la isla Rey Jorge, en la Antártida.

Desde 2004, el “complejo” antártico cuenta con su propia iglesia de madera, la iglesia ortodoxa permanente más meridional de la Tierra.

Rússkaia: el ‘polo de los vientos’

Fundada en 1980, demostró ya en el primer año que fue construida en una de las zonas más duras incluso para la Antártida. Gran cantidad de fuertes vientos huracanados, que a veces superan los 70 m/s. Los vientos pueden empezar en cualquier época del año y durar semanas enteras. Por eso la estación recibe el apodo de “polo de los vientos”. Las condiciones del hielo aquí son tan difíciles que los barcos sólo tienen tres semanas al año para acercarse a la costa. A pesar de ello, la base es importante: la zona de la Antártida Occidental donde se encuentra es una de las menos exploradas. No hay puntos habitados en las cercanías.

Progréss: un centro moderno de la presencia rusa en la Antártida

Complejo de invernada en la base Progréss en la Antártida.

La base, construida en 1989, sigue haciendo honor a su nombre: es la mejor equipada del mundo. Hoy es la principal estación polar rusa, con un nuevo complejo para el invierno, gimnasio, sauna, mesas de tenis y billar, viviendas y, por supuesto, modernos laboratorios.

Síguenos en nuestro canal de Telegram: https://t.me/russiabeyondes 

LEE MÁS: Cómo exploradores rusos descubrieron y exploraron la Antártida antes que James Cook

La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.

Lee más

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies