Antes del estallido de la Guerra Civil en 1936, la Armada española no disponía de lanchas torpederas rápidas, ni de experiencia en su uso. No fue hasta 1934 cuando el último programa naval de la República incluyó la compra de 12 de estos buques torpederos, que debían utilizarse para defender las Islas Baleares. Es curioso que un año antes, como señala Alexánder Rozin en u obra Marineros soviéticos en la Guerra Civil española, 1936-1939, bajo la dirección del general Francisco Franco, se había redactado un plan correspondiente para la defensa de este archipiélago con un amplio uso de minas y torpedos. Sin embargo, no se tomaron medidas prácticas para adquirir torpederos.
Se sabe que el envío de torpederos a España se planteó por iniciativa del alto consejero naval soviético en España Nikolai G. Kuznetsov en el invierno de 1936-1937
A principios de 1937, la carta del primer ministro Largo Caballero del gobierno republicano al embajador soviético en España contenía una petición a la Unión Soviética para que enviara, entre otras cosas, "cuatro submarinos y personal para formar equipos de tres submarinos, 20 torpederos y 80 torpedos para ellos". Sin embargo, como primer paso, los soviéticos decidieron enviar sólo cuatro torpederos G-5 a España.
La clase G-5 fue una evolución agrandada de la clase Sh-4, la cual derivaba de un diseño del diseñador aeronáutico Andréi Túpolev.
Las G-5, eran de diseño monocasco construidas principalmente en duraluminio, lo cual aligeraba significativamente su peso, pero complicaba en gran medida su utilización, debido a la susceptibilidad del duraluminio a la corrosión galvánica en agua salada. Un comandante de torpedero soviético, explicó que las G-5, podían permanecer en el agua salada durante 5 a 7 días en verano y entre 10 y 15 en invierno, antes de que fuera necesario sacarlas del agua para aplicar un tratamiento anticorrosión. El casco, estaba dividido en tres compartimentos mediante dos mamparos transversales. La superestructura era muy pequeña, y su tripulación, no podía permanecer de pie en su interior.
Las G-5 de serie, utilizaban el motor de aviación Mikulin AM-34 adaptado para su uso marítimo denominado GAM-34. Los dos motores, se encontraban en un compartimento en la proa del buque.
Los dos primeros barcos del tipo G-5 fueron entregados desde la URSS a Cartagena por el transporte español ‘Cabo Santo Tomé’.
Junto a estos viajaban 16 marineros, la mayoría de los cuales eran tripulantes y mecánicos de los torpederos. Ocho torpedos de 533 mm y cinco ametralladoras DA de 7,62 mm también fueron transportados en el mencionado mercante.
Al mando de la misión estuvo el capitán de segundo rango V.A. Alafuzov, nombrado asesor del cuartel general de la flota republicana.
El comandante de la flotilla era el teniente superior Nikolái Leontievich Kanevski y el mecánico era el técnico militar de primer rango A.K. Eremin. A las nuevas tripulaciones se les encomendó la tarea de buscar en alta mar al crucero rebelde 'Baleares', que navegaba desde Golfo de Vizcaya para sustituir al acorazado 'España' hundido el día anterior por la aviación republicana; custodiar los transportes que se dirigían a la España republicana para que no fueran atacados por los submarinos en aguas costeras; cooperar en las operaciones militares con los buques de la flota; enseñar a los españoles a conducir y manejar los barcos rusos. Y además de todo esto, debían realizar viajes de demostración por el Mediterráneo hasta la frontera francesa.
Desde Almería, iniciaron regularmente incursiones nocturnas en la zona del puerto de Motril, escoltaron petroleros como el ‘Campillo’, participaron el 13 de julio de 1937 en el combate que tuvo lugar en el Golfo de Valencia entre seis destructores republicanos y el crucero de los nacionales ‘Canarias’, aunque lo confundieron con el ‘Baleares’.
Sin embargo, en 1937 las lanchas se utilizaron principalmente en la versión antisubmarina, asegurando la salida y el regreso al puerto de Cartagena de los buques de combate de la Armada Republicana, así como las travesías de los buques de transporte con cargamentos militares procedentes de la URSS.
Una vez los marinos españoles habían aprendido a usar los barcos, en noviembre de 1938 todos los marineros y técnicos soviéticos de la flotilla de torpederos regresaron a la URSS.
Se sabe que, durante la caída de Cataluña, los torpederos dirigieron al norte por la costa catalana, y a principios de febrero de 1939 cruzaron a Rosas, cerca de la frontera francesa. Al parecer, allí, el 9 de febrero de 1939, cayeron dañados en manos de las fuerzas nacionalistas que avanzaban. Ambas embarcaciones G-5 fueron posteriormente transferidas a la armada española y designadas LT-15 (ex-número 11) y LT-16 (ex-número 21). Los dos barcos fueron dados de baja el 12 de marzo de 1946.
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