5 extraños diseños de aviones soviéticos que nunca volaron (Fotos)

SAM-13

SAM-13

Dominio público
Alexánder Moskalev trabajó toda su vida en nuevos tipos de aviones, pero la mayoría de sus proyectos quedaron en tinta sobre papel.

1. SAM-4

El diseñador aeronáutico soviético Alexánder Moskalev podría haber arruinado su carrera por su afición a las soluciones radicales. Graduado en la Universidad Estatal de Leningrado, Moskalev se embarcó en una serie de proyectos que podrían haberse adelantado a su tiempo o simplemente ser demasiado poco prácticos para ser realizados.

Algunos de los aviones de Moskalev se fabricaron, pero la mayoría de los proyectos del diseñador de aviones se quedaron en eso: proyectos.

Por ejemplo, su avión SAM-4 sólo se conserva en forma de boceto. El avión diseñado entre 1933 y 1934 se parecía al bimotor americano F-117 Nighthawk y al Northrop B-2 Spirit. Sin embargo, no se sabe si la idea del diseño de Moskalev era similar a lo que la tecnología furtiva posterior aspiraba a conseguir.

El SAM-4 tiene el aspecto de una hoja y cuenta con dos estabilizadores verticales unidos a los extremos de las alas. Para su época, la idea de Moskalev era posiblemente demasiado radical: el diseñador planeaba colocar dos motores de 760 CV en las alas del avión.

2. SAM-7

El acrónimo ‘SAM’ significa samolet, una palabra rusa para referirse a un avión. La mayoría de los aviones de Moskalev fueron calificados como SAM, independientemente de que pasaran del papel al cielo.

Aunque el SAM-7 no lo hizo, fue, no obstante, un interesante intento de crear una prometedora máquina de guerra. La principal característica del SAM-7 era su capacidad de disparar tanto hacia delante como hacia atrás, ya que su diseño ofrecía espacio para un artillero en la sección de cola del avión, además de dos ametralladoras de calibre 7,62 mm montadas junto al motor delantero.

La principal característica del SAM-7 era su peso relativamente bajo (apenas 1.000 kg) y sus alas en forma de flecha, atípicas para los aviones soviéticos de la década de 1930.

El diseñador planeó equipar este modelo con un motor de 850 CV que, en teoría, debería haberle permitido alcanzar la velocidad de 600 km/h. Sin embargo, el avión SAM-7 nunca llegó a la fase de pruebas.

3. SAM-13

Moskalev intentó diseñar un nuevo avión a principios de la década de 1940. Su SAM-13 se inspiró en el Fokker D.XXIII holandés.

El avión ruso tenía un aspecto similar y estaba hecho principalmente de madera. El modelo, equipado con dos motores Renault de 220 CV fabricados bajo licencia, obtuvo buenos resultados en los vuelos de prueba. Alcanzaba una velocidad de 323 mph (520 km/h).

Sin embargo, al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, los dirigentes soviéticos dieron prioridad a la construcción de aviones de guerra establecidos sobre los modelos experimentales. El prototipo SAM-13 fue destruido por los trabajadores del Instituto de Investigación de Vuelo Gromov cuando las fuerzas nazis se acercaban a Moscú.

4. SAM-16

Además de los aviones de guerra, Moskalev también trabajó en un hidroavión. La construcción del SAM-16, un prototipo de avión de reconocimiento naval de corto alcance, comenzó justo antes de la guerra, en 1940.

Al igual que la Segunda Guerra Mundial acabó con el SAM-13 de Moskalev, también frenó la producción del avión anfibio. Aunque estaba casi listo para los vuelos de prueba en 1941, el prototipo nunca se finalizó, debido a la guerra.

5. SAM-23

El SAM-23 sólo existió sobre el papel, pero fue quizás el más curioso de los inventos de Moskalev. Este avión de ataque a tierra debía estar equipado con un solo motor de 150 CV y armado con dos cañones de 20 mm, dos ametralladoras de 7,62 mm y cuatro misiles aire-tierra.

Sin embargo, la peculiaridad de este proyecto no era su armamento, sino un diseño muy original de tren de aterrizaje. La rueda de cola estaba unida a una serie de varillas que sobresalían del morro. Toda la construcción debía ser móvil. Lo más insólito de este avión era la forma en que debía utilizarse en combate.

Este sistema tan extraño debía permitir al avión “planear” sobre la superficie de la tierra y atacar al enemigo desde una altura de sólo cuatro o cinco metros. Las barras móviles y la rueda de cola estaban diseñadas para ayudar al piloto a seguir todas las irregularidades del terreno tocando el suelo con la rueda de cola.

Ni que decir tiene que el proyecto sólo sobrevivió sobre el papel.

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