7 elementos químicos con nombre inspirado en Rusia

Russia Beyond (Dominio público, Legion Media, Getty Images)
La tabla periódica fue creada por el químico ruso Dmitri Mendeléiev. Y muchos elementos nuevos también tienen vínculos con Rusia.

En 1869, el científico ruso Dmitri Mendeléiev descubrió la tabla periódica, que establecía la dependencia de las propiedades de los elementos de su núcleo atómico. Esto le permitió crear una tabla que no sólo incluía todos los elementos químicos conocidos, sino que también predecía las propiedades físicas de elementos aún desconocidos. Todos los elementos hasta el 94 (Plutonio, Pu) se encontraban en la naturaleza, pero los siguientes se descompusieron hace miles de millones de años y ahora sólo se pueden sintetizar en laboratorios, que es lo que hace la ciencia moderna. En el siglo pasado se pensaba que no podía haber más de cien elementos, pero hoy ya se conocen 118. Varios elementos químicos recibieron el nombre de científicos rusos y de los lugares donde fueron descubiertos.

1. Rutenio (Ru)

El primer elemento químico con nombre de Rusia se encuentra en la tabla bajo el número 44. Es un metal descubierto en 1844 por el profesor Karl Ernst Claus en la Universidad Estatal de Kazán. Claus lo bautizó con la palabra latina Ruthenium, el nombre europeo de las tierras eslavas orientales en la Edad Media.

El rutenio se extrae del mineral de platino. Hoy es un elemento importante en la industria y su uso está limitado sólo por las pequeñas cantidades que hay en la naturaleza. Por ejemplo, su aleación hace que el titanio sea resistente a la corrosión, mientras que la mezcla con el platino se utiliza para hacer contactos eléctricos. El rutenio también se utiliza como catalizador para la purificación del agua en las estaciones orbitales.

2. Samario, Sm

El elemento de número atómico 62 recibió su nombre en honor al ingeniero de minas Vasili Samarski-Byjovets. En 1847, este ingeniero ruso entregó al químico alemán y miembro de la Academia Rusa de Ciencias Heinrich Rose un determinado mineral procedente de las montañas Ilmenski (actual región de Cheliábinsk) para su estudio. Rose le dio el nombre de "Samarskita" y luego, en 1878-1879, los químicos Marc Delafontaine y Paul-Emile Lecoq de Boisbaudran descubrieron en él un nuevo elemento químico, llamándolo Samario.

Hoy en día, se utiliza para fabricar imanes y en medicina.

3. Mendelevium (Md) 

Este elemento de número atómico 101 lleva el nombre de Dmitri Mendeléiev. Fue sintetizado en 1955 por científicos estadounidenses de la Universidad de California en Berkeley. Propusieron llamarlo así en honor al creador de la tabla periódica. Ese mismo año, la Comisión de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) denominó al elemento 101 Mendelevium.

Se trata de un metal altamente radiactivo. Hasta ahora, la ciencia conoce 17 de sus isótopos con vidas medias que van de 1 hora a 51 días. Todavía no se utiliza en la práctica.

4. Dubnio (Db)

Hay una ciudad científica en la región de Moscú llamada Dubná, donde se encuentra el Instituto Conjunto de Investigación Nuclear. Desde finales de los años 50, es el principal centro de Rusia donde los científicos sintetizan nuevos elementos químicos mediante reacciones nucleares. El elemento químico de número atómico 105 fue descubierto en 1970 tanto por científicos soviéticos del JINR como por científicos estadounidenses del Laboratorio Lawrence Berkeley de California (en Dubná, los primeros resultados se obtuvieron incluso antes, en 1968). Ambos centros científicos realizaron investigaciones independientes. El elemento también recibió nombres diferentes: en la URSS se llamó Nielsbohrium (Ns), en honor al físico danés Niels Bohr, y en EE UU Hahnium (Ha), en honor al físico alemán Otto Hahn. En 1994, la Comisión de la IUPAC propuso el nombre de Joliotium (Jl) en honor al físico francés Frederic Joliot-Curie. Así, en las tablas de Mendeléiev de diferentes años, se pueden ver diferentes nombres para este elemento. La Comisión no tomó la decisión final hasta 1997, denominando al elemento 105 en honor a Dubná.

En cuanto al elemento en sí, se sabe que es extremadamente radiactivo y que el más estable de sus isótopos tiene una vida media de sólo 28 horas. El dubnio aún no ha encontrado ninguna aplicación práctica.

5. Flerovio (Fl)

El elemento 114 se sintetizó en Dubná en 1998 bajo la dirección del destacado (y todavía vivo) experto en física nuclear experimental, Yuri Oganessián, con la participación de físicos estadounidenses del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. La comisión de la IUPAC aprobó oficialmente el nombre de Flerovium en 2012, en honor al fundador del laboratorio de Dubna, el físico soviético Georgy Flerov. En 1965-1974, el equipo de Flerov consiguió sintetizar los elementos 102-106.

El flerovio es un metal que no existe en la naturaleza (al menos, por ahora). Sus isótopos se desintegran en una fracción de segundo. Sin embargo, los físicos sugieren que si se pudiera obtener en cualquier cantidad de peso, sería similar al plomo en densidad y podría convertirse en uno de los metales más fácilmente fusibles y de fácil ebullición.

6. Moscovium (Mc)

El elemento número 115 se sintetizó en Dubná en 2003, pero no recibió el reconocimiento internacional hasta 2015, tras una serie de experimentos en centros científicos de todo el mundo. En 2016, la comisión de la IUPAC lo denominó oficialmente Moscovium en honor a la región de Moscú, donde se encuentra Dubná.

Este elemento superpesado es altamente radiactivo y tiene una vida media que se mide en fracciones de segundo. Sus propiedades aún no se han estudiado. Por cierto, el moscovio decae en dubnio.

7. Oganesson (Og) 

El último y más pesado de los elementos 118 conocidos lleva el nombre de Yuri Oganessián, que dirigió su síntesis en Dubná en 2002, en colaboración con el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. 

El elemento 118, al igual que el 115, es altamente radiactivo, con una vida media que no supera una fracción de segundo. Sus propiedades aún son estimadas: nominalmente, el Oganesson es un gas noble, como el neón y el xenón.

Científicos de todo el mundo trabajan actualmente en la obtención de los elementos 119-126. Su existencia está prevista por la ciencia teórica, pero en la práctica aún no se ha confirmado.

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