Cuando EE UU planeó derribar un avión civil con un MiG y usar el incidente para atacar Cuba

Ciencia y Tecnología
JAKOB ORÉJOV
Esta operación de ‘falsa bandera’ fue un sofisticado plan elaborado por el gobierno de Estados Unidos para simular distintos ataques usando material de la URSS y así justificar una intervención militar en Cuba.

En 1997 se desclasificaron algunos archivos de la “era Kennedy”, entre los cuales se incluía un documento titulado Justification for US Military Intervention in Cuba (Justificación para una intervención militar de EE UU en Cuba). En este se describían diversas acciones que implicaban la simulación de ataques cubanos contra Estados Unidos. Para ello la CIA esperaba contar con material soviético.

La crisis de los misiles en Cuba

Pongámonos en contexto. Desde el 16 de octubre de 1962 hasta el 28 de octubre del mismo año, se vivió uno de los capítulos más tensos de los tuvo lugar durante la Guerra Fría y que llevó al mundo al borde del exterminio nuclear: la Crisis de los Misiles de Cuba. Esto (supuestamente) comenzó con la instalación de misiles nucleares por parte de la Unión Soviética en Cuba, lo que daba a los tan temidos comunistas la posibilidad de vaporizar ciudades en cualquier estado de Estados Unidos, incluyendo Nueva York y Washington.

Sin embargo, se suele olvidar que los EE UU habían instalado anteriormente misiles nucleares en Turquía, a corta distancia de vuelo de Moscú y de la mayor parte de la Unión Soviética.

El ejército estadounidense respondió una vez más rodeando a Cuba con su armada, sin dejar entrar ni salir nada de Cuba y…bueno, esperamos que os sepáis el resto de la historia. Si no, pinchad aquí.

Como quitarse a Fidel Castro de en medio y no quedar mal en el proceso

Lo que parece claro es que, después de aquel susto, los Estados Unidos decidido a no ser ellos los que iniciaran la Tercera Guerra Mundial. En poco tiempo altos cargos del Ministerio de Defensa estadounidense, idearon un plan, presentado el 13 de marzo de 1963 por el belicista general Lemnitzer (ver el estudio Council of War: A History of the Joint Chiefs of Staff, 1942-1991 del Institute for National Strategic Studies) para que pareciera que Cuba atacaba primero.

Hemos elegido de todas las variantes que se presentan en el informe ya mencionados, dos de las más creativamente terribles. Pasen y vean.

Plan 1. Un MiG derriba un avión civil causando víctimas estadounidenses

Una de las sugerencias plateadas era aprobar el uso de aviones MiG (cazas que eran utilizados por Cuba y la Unión Soviética) pilotados por estadounidenses para destruir un avión civil que transportaría en su mayoría a ciudadanos estadounidenses. Así puede leerse en el punto 8 del Anexo al Apéndice A del expediente desclasificado de la Operación Northwood.

Se proponía que el avión derribado transportase “jóvenes estadounidenses en viaje de vacaciones” o “un grupo de personas con un interés común que hubiesen contratado un vuelo charter”. No se dejaba claro si simplemente se embarcaría a estas personas en el aparato y se las sacrificaría sin parpadear, o si el avión iría en realidad vacío. Sabiendo que para dar credibilidad a este tipo de historias, nada mejor que algún familiar llorando por televisión la pérdida de su ser querido, cuesta elegir la segunda opción.

Los estadounidenses hubiesen podido camuflar uno de sus propios aviones con colores y escarapelas soviéticas, como solían hacer en sus películas antes de la llegada del CGI, pero llevaban recolectando cazas MiG desde la Guerra de Corea, en los que entrenaba a sus pilotos para que conociesen mejor los aparatos enemigos.

Así, los militares de EE UU podrían haber contado, por ejemplo, para la operación con un Yak-23 rumano que había desertado en 1953 a Yugoslavia y que los Servicios de Inteligencia de EEUU obtuvieron a través de la fuerza aérea del mariscal Tito.

Pero disponía de un caza más modernos que podía haber sido desplazado al área necesaria para llevar a cabo la operación de falsa bandera. El MiG 15. De hecho, contaba con al menos dos ejemplares: un MiG polaco pilotado por Franciszek Jarecki y evadido el 5 de marzo de 1953 a Dinamarca y otro que había sido entregado por el teniente norcoreano desertor No Kum-Sok. 

Plan 2. Un MiG derriba un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos sobre aguas internacionales

De haberse elegido por lo propuesto en el punto 8 del Anexo al Apéndice A del expediente desclasificado de la Operación Northwood, el suceso habría supuesto una provocación directa de guerra. Poco se hubiese creído a Fidel Castro si este hubiese asegurado que los cubanos eran inocentes.

Al mismo tiempo, probablemente Occidente hubiese asumido que esta agresión cubana había sido aprobada, sino incluso organizada, por la Unión Soviética, ya que era este país el que dotaba de armas a la nación isleña.

Los primeros MiG-15, por cierto, entregados a Cuba, habían llegado al país en 1961.

Plan 3. ¿Y si nos dejamos de aviones? Usar bombas incendiarias soviéticas

Otra propuesta “interesante” hecha por la CIA al secretario de defensa de EE UU aparece en el Punto 4 del Anexo al Apéndice A del expediente Northwood: atacar a algún enemigo de Cuba, por ejemplo la República Dominicana, usando bombas incendiarias soviéticas. Parte de este material sería convenientemente encontrado y quedaría clara una agresión cubana vía elementos subversivos. Los Estados Unidos entonces intervendrían como los héroes que siempre son, al menos en las películas.

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