Estas son las armas que el Ejército soviético utilizó en Afganistán (Fotos)

Las duras condiciones climáticas y la guerra de guerrillas que lanzaron los muyahidines hicieron más difícil el uso de armas pesadas.

АК-74

El robusto y poco pretencioso fusil de asalto de 5,45 mm se convirtió en el arma más utilizada por las fuerzas soviéticas en Afganistán. Se diferenciaba de su predecesor, el AKM (fusil de asalto modernizado Kaláshnikov) de 7,62 mm, por su menor peso y su mayor alcance de fuego.

ZU-23

Este cañón automático antiaéreo de 23 mm (ZU-23) no tenía objetivos en los cielos en Afganistán, pero tenía mucho trabajo en tierra. Su capacidad de disparar con altos ángulos de inclinación y cambiar bruscamente su alcance de tiro resultó muy útil para que las tropas soviéticas protegieran objetos estacionarios y a los convoyes de vehículos contra los ataques de los muyahidines. El ZU-23 se solía montar en un terreno elevado o se colocaba en la parte trasera de un camión.

BMP-2

El vehículo de combate de infantería BMP-2 equipado con un cañón de 30 mm 2A42 es una contramedida muy eficaz contra un enemigo atrincherado en terreno elevado. El principal inconveniente del BMP-2 es su escasa protección: la explosión de una mina o el impacto directo de un RPG podía hacer que murieran todos los soldados en su interior. Por ello, la mayoría de las veces preferían montar en el exterior. sobre la armadura. “Las tripulaciones de BMP éramos probablemente las más difíciles de tratar en el feroz calor afgano. El sol calentaba tanto la armadura que no se podía tocar. Te sientas como en un horno, pensando involuntariamente en nuestro invierno ruso”, recuerda el mecánico-conductor V.Tantsev.

Mi-8

En terrenos montañosos y con falta de carreteras, estos helicópteros eran un verdadero comodín para las tropas soviéticas. El Mi-8 se utilizaba principalmente para transportar soldados y suministros y para lanzar tropas, pero también podía participar en operaciones de combate. Para ello,en la puerta de entrada a menudo se instalaba un lanzagranadas automático de 30 mm montado en una ametralladora AGS-17.

Rifle de francotirador Dragunov

El rifle de francotirador semiautomático Dragunov de 7,62 mm está diseñado para disparar hasta 600 m de distancia. Sin embargo, en 1985, durante la guerra de Afganistán, Vladímir Ilyin, francotirador del 345º regimiento de paracaidistas de la Guardia, fue capaz de alcanzar al enemigo desde una distancia de 1.350 metros.

2S3 obús Acacia

Los obuses autopropulsados de 152 mm se utilizaron con gran eficacia para romper las defensas de los muyahidines. “Los proyectiles de fragmentación abrieron agujeros en las paredes que los tanques y los BMP pudieron penetrar fácilmente, aplastando cualquier resistencia de fuego del enemigo y asegurando la finalización exitosa de la tarea…”, Anatoli Grigoriev, veterano de la guerra afgana, describió el asalto a un distrito fortificado en la provincia de Baghlan en abril de 1987.

Т-62

El T-62 junto con el T-55 se convirtieron en los principales tanques de las tropas soviéticas en Afganistán. Los bajos ángulos de elevación y de bajada del cañón y de la ametralladora doble dificultaban el enfrentamiento con el enemigo en las alturas, y las fuertes condiciones de polvo a menudo tenían un efecto perjudicial en el grupo motor, la transmisión y el tren de rodaje. “En la mayoría de los casos, los tanques no encontraron el espacio operativo para su uso, no podían disparar en las cimas de las montañas, se atascaban en el campo y a menudo se volvieron inútiles en combate”, comenta el general de división Alexánder Liajovski.

Ametralladora pesada NSV-12.7 Utyos

Equipada con una mira telescópica y con una alta cadencia de fuego de 800 cartuchos por minuto, la ametralladora de 12,7 mm demostró su eficacia en la defensa de los controles de carretera. Era capaz de apuntar a una distancia de varios kilómetros.

2S4 Tulpán

Cuando los soldados soviéticos necesitaban alcanzar a un enemigo bien escondido en las montañas, usaban el mortero autopropulsado 2S4 de 240 mm Tulpán. Se usó de manera eficaz contra las fortificaciones de los muyahidines a una distancia de hasta 20 km, situadas incluso en las laderas de las montañas y en los desfiladeros.

BTR-70

Los vehículos blindados de transporte de personal en el montañoso Afganistán tenían grandes problemas con sus motores: a menudo se sobrecalentaban en el aire y perdían potencia. Por otro lado, los APC-70 eran mucho más capaces de resistir la explosión de una mina que los tanques o los BMP. Aunque algunas ruedas estuvieran dañadas, no eran un objetivo fácil para el enemigo, pero siguieron avanzando.

Mi-24

Los helicópteros de ataque Mi-24, conocidos informalmente como Cocodrilos, podían llevar tanto armas pequeñas como armamento de misiles-bomba. Al igual que otros vehículos soviéticos, los helicópteros se veían afectados por la altitud, el polvo y el calor. Sin embargo, fueron eficaces en la destrucción de los escuadrones de muyahidines y sus fortalezas, infundiendo un verdadero temor en el enemigo. Por ejemplo, en 1983, Anatoli Volkov, en la provincia de Takhar, utilizando su Mi-24, que se quedó sin munición, cubrió la retirada de una compañía de paracaidistas, simulando repetidamente el ataque a los combatientes enemigos y haciéndolos huir en diferentes direcciones.

Lanzallamas RPO-A

Tenía una potencia similar a la del obús de 152 mm, pero sólo pesaba 11 kg y cabía fácilmente detrás de un soldado. La granada, que tenía un alcance de 1.700 m (apuntando era de hasta 800 metros), destruía todo en un radio de 80 metros cuadrados en terreno cerrado y en 5 metros en espacio abierto. El “abejorro” se convirtió en un arma eficaz contra el enemigo que se escondía en las grietas. 

Su-17

El cazabombardero Su-17 fue el único avión de combate soviético que se usó en la guerra de Afganistán desde el principio hasta el fin. Se utilizó tanto para atacar al enemigo como para misiones de reconocimiento. Las condiciones climáticas extremas provocaron en ocasiones sobrecalentamiento y fallos en los equipos, reducción de las características de despegue y aterrizaje y aumento del consumo de combustible. Era imposible estar en la cabina durante el día, y los vuelos de combate solían programarse para la noche o la madrugada.

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