A finales de los años 50 y principios de los 60, la Unión Soviética tenía en marcha un grandioso proyecto de vivienda. El Estado debía proporcionar viviendas a millones de trabajadores de toda la Unión Soviética en el menor tiempo posible.
Una tarea de tal envergadura exigía soluciones no estándares; una forma novedosa y más eficiente de construir edificios. Como experimento, los ingenieros de Leningrado (ahora San Petersburgo) intentaron construir una jrushchevka, un condominio al estilo soviético, empezando por el tejado y procediendo a construir pisos de arriba a abajo.
A pesar de lo extraño de la propuesta, esta forma de construir edificios tenía cierta lógica. Dada la enorme escala de la construcción en la URSS en ese momento y los ajustados plazos a los que se enfrentaban los constructores, los ingenieros pensaron que construir casas sin utilizar grúas de construcción (una herramienta de acceso limitado), que además requerías tiempo adicional para instalarse en la obra, permitiría ampliar la escala de la construcción y reducir el tiempo de la misma.
En 1959, el experimento comenzó en Leningrado. Al principio, los constructores levantaron diez pilares. A continuación, levantaron un techo de 150 toneladas sobre los pilares utilizando gatos hidráulicos industriales.
Como siguiente paso, los trabajadores construyeron el cuarto, y también el más alto, piso del edificio en la planta baja y lo elevaron también hasta la parte superior, utilizando los mismos gatos hidráulicos.
La construcción de los niveles tercero, segundo y primero del edificio se llevó a cabo de la misma manera poco ortodoza, de arriba a abajo.
Una vez terminada la construcción, fue necesario un helicóptero Mi-4 para retirar los gatos hidráulicos de la azotea.
No está claro si el proceso de construcción que requería el uso de un helicóptero era más eficiente que uno estándar con grúas, pero la novedosa téctica no se puso de moda por otra razón.
Una inspección posterior de las pocas casas construidas de esta manera reveló un nivel inaceptable de contracción y grietas significativas en las paredes. En comparación con las mismas jrushchevkas construidas de forma convencional, estas casas parecían inferiores. El proyecto se abandonó al poco tiempo de iniciarse.
Sin embargo, a pesar de las grietas, algunas de estas casas siguen intactas en San Petersburgo. Esta es una de ellas. Tiene el mismo aspecto que una jrushchevka normal y es casi imposible distinguirla del resto de las casas del barrio. Sin embargo, hay algunas diferencias fundamentales que la distinguen.
A diferencia de las jrushchevkas normales, este piso tiene una sola entrada en lugar de las dos habituales. En el interior, tiene una escalera sin ventanas que atraviesa todo el edificio y, por tanto, tiene un aspecto muy raro en comparación con las escaleras estándar de los edificios convencionales de la misma época.
Junto al antiguo condominio hay un nuevo complejo de viviendas, construido tras la caída de la URSS. A pesar de parecerse a un hormiguero, se considera una residencia mejor que un apartamento dentro de una antigua jrushchevka, construida de arriba abajo en 1959.
LEE MÁS: ¿Por qué los rusos viven hacinados en edificios de apartamentos cuando tienen un país tan extenso?