¿Por qué los programadores rusos son los mejores del mundo?

Ciencia y Tecnología
VICTORIA RIÁBIKOVA
Ganan regularmente las olimpiadas internacionales de informática, trabajan para empresas de TI de todo el mundo y crean populares juegos en línea y aplicaciones para móviles, desde el Tetris hasta Telegram. Analizamos cómo Rusia se ha convertido en una de las principales incubadoras de los mejores programadores del mundo.

El sencillo videojuego Tetris, diseñado por el programador soviético Alexéi Pajitnov, es conocido en todo el mundo: sólo en 2020, el número de descargas de la versión oficial del juego para móviles superó los 500 millones.

El servicio de mensajería Telegram, de Pável Dúrov, es utilizado por más de 500 millones de personas en todo el mundo.

Google considera el lenguaje de programación Kotlin (creado por los desarrolladores de software rusos Serguéi Dmítriev, Evgueni Beliáiev y Valentín Kipiatkov) como su lenguaje preferido para el desarrollo de aplicaciones para Android.

Los juegos de ingenio ‘Cut the Rope’, desarrollados por los programadores rusos Semión y Efim Vóinov, se han descargado más de mil millones de veces.

Por último, desde hace más de 10 años los programadores rusos han quedado en primera posición en las principales olimpiadas internacionales, como el Concurso Internacional de Programación Colegial (ICPC) y la Olimpiada Internacional de Informática (IOI).
Todos estos son sólo los logros más destacados de los programadores de Rusia, y en conjunto encajan en un sistema coherente que se remonta a la educación soviética.

La carrera nuclear y las escuelas de matemáticas

La razón principal del desarrollo de las matemáticas aplicadas y la programación en el país fue el deseo de la URSS de superar a Estados Unidos y sus aliados en la carrera armamentística nuclear, según Mijaíl Gustokashin, director del Centro de Concursos Estudiantiles de la Escuela Superior de Economía. Para lograrlo, se necesitaban buenos especialistas técnicos, por lo que se celebraron olimpiadas de matemáticas en toda la URSS.

“Era necesario un alto nivel de enseñanza de las matemáticas en las escuelas y universidades para garantizar la paridad en las esferas militar y científica con prácticamente todo el resto del mundo. Por ejemplo, la URSS fue uno de los principales fundadores de la Olimpiada Internacional de Informática para estudiantes de secundaria y en 1990 acogió la segunda olimpiada de este tipo”, afirma Gustokashin.

En las grandes ciudades soviéticas se abrieron escuelas diurnas e internados especializados en matemáticas y física, lo que también contribuyó al desarrollo de la programación en el país, opina Ígor Sokolov, académico de la Academia Rusa de Ciencias y decano de la Facultad de Matemáticas Computacionales y Cibernética de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú.

“El trabajo bien organizado con los niños con talento en las escuelas de matemáticas especializadas durante los años soviéticos, y una red de olimpiadas de matemáticas, física, informática y otras materias, siguen dando sus frutos”, afirma Sokolov.

Mijaíl Mirzaiánov, fundador de ‘Codeforces’, una plataforma de entusiastas de las olimpiadas de programación, coincide con Sokolov.

“Es importante que estas escuelas sigan vivas y que formarse en ellas se siga considerando prestigioso. Yo vengo de Sarátov y fui a la mejor escuela de matemáticas de la ciudad. Encontrarte entre profesores y compañeros con talento, el deseo de demostrarte a ti mismo que no eras peor que los demás y que podías resolver algo mejor que nadie, fue una fuerte motivación para seguir adelante”, dice Mirzaiánov.

Según Mijaíl, también influyó el deseo de la URSS de “enganchar” a los niños a la programación cuando aún estaban en la escuela.
“No sólo había escuelas, sino también clubes y revistas especializadas. De niño, solía leer Yuni Téjnik [Joven Técnico], así como la revista de matemáticas Kvant [Quantum] [revistas científicas soviéticas populares para jóvenes lectores], y estaba encantado con ellas”, recuerda el fundador de ‘Codeforces’.

Popularidad de las olimpiadas

Los niños rusos participan en las olimpiadas desde la escuela primaria, empezando por las más sencillas de lengua rusa a nivel de distrito y continuando con las olimpiadas nacionales de diferentes especialidades, como programación e informática, en las que participan los principales centros de enseñanza superior del país. Los que obtienen los mejores resultados en este tipo de olimpiadas pueden acceder, por ejemplo, a la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú o a otros prestigiosos centros de enseñanza superior sin tener que hacer el examen de ingreso.
Mijail Mirzaiánov empezó a participar en olimpiadas especializadas desde el octavo curso. Estaba decidido a ganar, por lo que pasaba noches enteras sin descanso estudiando nuevos problemas.

“Algunas personas como yo necesitan la competición. Si se les priva por completo del espíritu competitivo, no se motivarán fácilmente ni desarrollarán su potencial. Además, algunos programadores avanzan más allá de las olimpiadas rusas y ganan en las internacionales, porque simplemente les gusta resolver problemas. Es una especie de deporte profesional para ellos. Yo mismo fui un entusiasta de ellas. Es más interesante que ver cualquier película y esperas las competiciones de programación con más intensidad que la segunda parte de tu película favorita. Es un fenómeno social muy interesante”, explica Mirzaiánov.

Según él, el hecho de tener que resolver problemas a gran velocidad ayuda a muchos escolares y estudiantes a descubrir los fundamentos de la programación y a aprender a resolver tareas no estándar y a cooperar con otros participantes de la olimpiada cuando se trata de competiciones por equipos. Las competiciones de programación ayudan a los participantes a encontrar un trabajo solicitado y bien remunerado en sus futuras carreras y a descubrir un interés al que pueden dedicarse el resto de su vida.

Motivación, aburrimiento y universidades técnicas

Efim Vóinov, uno de los fundadores del desarrollador de videojuegos ZeptoLab, responsable de la serie de juegos para móviles ‘Cut the Rope’, que goza de popularidad en todo el mundo, se interesó por la programación a los ocho años a falta de otro entretenimiento. Cree que lo mismo podría haber motivado a otros programadores.

“Recuerdo que mis padres nos regalaron un ordenador ZX Spectrum de 8 bits. No había muchos juegos que se pudieran comprar para él, así que empezamos a estudiar el código de instrucciones de Basic de las publicaciones samizdat que circulaban de forma no oficial, y pronto empezamos a escribir nuestros propios juegos. Recuerdo que me impresionó especialmente la posibilidad de recrear el vuelo realista de un proyectil disparado desde un cañón siguiendo una trayectoria balística y todo el asunto de la programación para reflejar las leyes de la física. Es posible que esta vívida impresión de la infancia influyera en el desarrollo del juego de provocación cerebral ‘Cut the Rope’, que se convertiría en un éxito muchos años después”, opina Vóinov.

También se sabe que los profesores entusiastas desarrollan el amor por la programación en sus alumnos, y siguen haciéndolo.

“Fui a una escuela normal. Una cosa que recuerdo fue la particular actitud del profesor de informática, que al ver que yo sabía programar, nos eximió a mi hermano, el [posterior] cofundador de la empresa, y a mí de las clases. Mientras nuestros compañeros estudiaban los rudimentos de la informática, mi hermano y yo nos sentábamos ante el ordenador del profesor y escribíamos nuestros juegos. Fue todo un honor”, recuerda Efim.

Otra etapa importante en su vida fue la asistencia al Instituto de Electrónica y Matemáticas de Moscú de la Escuela Superior Universitaria de Investigación (MIEM NRU HSE). Según Vóinov, en Rusia hay bastantes buenas universidades técnicas que forman programadores decentes.

“Allí se enseñaban las matemáticas a un nivel muy alto. Recuerdo especialmente el curso de álgebra lineal. La profesora era muy estricta y exigente, pero al mismo tiempo lo explicaba todo de forma muy inteligible e interesante. Se consideraba un logro particular obtener un ‘Excelente’ en un examen suyo, y recuerdo que en cierto sentido desarrollé un interés deportivo por ello”, dice Voinov.

Al mismo tiempo, una parte importante para dar a los estudiantes rusos una sólida formación es enseñarles los fundamentos de las matemáticas, según Ígor Sokolov, decano de la Facultad de Matemáticas Computacionales y Cibernética de la Universidad Estatal de Moscú Lomonósov.

“La enseñanza en la Facultad de Matemática Computacional y Cibernética de la Universidad de Moscú, como en muchas otras facultades especializadas en nuestro campo de estudio, consta de dos elementos: la enseñanza teórica de las matemáticas y la informática y el estudio práctico. Gracias al elemento teórico, nuestros estudiantes pueden resolver complejos problemas científicos y prácticos”, afirma Sokolov.

La piratería, la remuneración y las sólidas empresas informáticas rusas

El mercado de las tecnologías de la información empezó a desarrollarse en Rusia en medio de la difícil situación económica de los años 90, cuando muchas empresas y centros de investigación cerraban sus puertas, pero esto dio al país una ventaja sobre otros países, según Mijaíl Gustokashin, de la Escuela Superior de Economía.

“En aquella época, el mercado mundial de las tecnologías de la información apenas se estaba desarrollando, y Rusia estaba en una posición incluso mejor que el resto del mundo en algunos aspectos: No había necesidad de mantener sistemas obsoletos, y el software pirata podía utilizarse gratuitamente y ahorrar mucho dinero en los salarios de los empleados”, afirma Gustokashin.

Estas circunstancias, en su opinión, permitieron que surgieran grandes y poderosas empresas informáticas nacionales como Yandex y Mail.ru. Al mismo tiempo, las universidades rusas ejercieron una gran influencia, ya que demostraron estar bastante bien preparadas para ofrecer un nivel decente de educación a nivel nacional.

“La mayoría de los licenciados rusos también se quedan en Rusia y trabajan para empresas rusas o sucursales de empresas extranjeras. Así pueden transmitir su experiencia a las nuevas generaciones de programadores rusos”, opina Gustokashin.

En opinión del cofundador de ZeptoLab, Efim Vóinov, los altos salarios también se están convirtiendo en una motivación clave para estudiar programación en Rusia.

“El sueldo de los programadores crece de un año a otro y está cada vez menos vinculado al mercado local. Esto se ve facilitado por el continuo auge de las empresas de TI, los procesos de globalización y las modalidades de trabajo a distancia, actualmente omnipresentes. A los ojos de los alumnos que abandonan la escuela y de sus padres, esto es también, evidentemente, un argumento sustancial a favor de estudiar programación informática”, dice Voinov para concluir.

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