Armas olvidadas: la pistola soviética Baltiets

La pistola soviética Baltiets

La pistola soviética Baltiets

Vladislav-K-V (CC BY-SA 3.0)
Creada durante la Segunda Guerra Mundial para convertirse en la pistola principal de los oficiales soviéticos, en lugar de las pistolas TT y los revólveres Nagan, acabó convirtiéndose en un arma de lujo que se regalaba a los más altos mandos del ejército.

En diciembre de 1941 se intentó crear en Leningrado una nueva pistola para armar a los oficiales del Ejército Rojo, que a menudo se quejaban de la pistola TT.

A pesar de que la TT demostró ser, a grandes rasgos, un buen arma durante la Segunda Guerra Mundial, algunas de sus deficiencias se revelaron en las primeras batallas de invierno. En caso de fuertes heladas, las piezas móviles del interior del arma se congelaban. Había que eliminar esta avería lo antes posible. El mando militar propuso una solución muy sencilla: tomar la pistola alemana Walther PP y crear una nueva pistola soviética sobre su base. El proyecto se llamó Baltiets.

Baltiets 

El diseño de la Walther PP era simple, fácil de mantener y eficaz en las severas heladas de la URSS. También tenía buenas características de combate para un arma de mano de los soldados. Pero, su principal ventaja sobre las armas soviéticas era su resistencia a las heladas.

Los diseñadores soviéticos crearon su versión de la Walther PP en cartucho de calibre 7,62 x 25 mm, la munición más popular y extendida de los tiempos de guerra. Esta munición se utilizó en las pistolas TT y en los subfusiles PPsH.

Cabe mencionar que la producción de los Baltiets se realizó en Leningrado durante el sitio y el primer lote de preproducción tuvo que ser de 15 unidades.

A principios de 1942 se fabricó el primer prototipo de la pistola. La copia soviética de la Walther PP alemana se convirtió en un éxito y demostró ser un arma estupenda para las heladas de -30ºC en Rusia. No tuvo fallos de tiro en las pruebas e impresionó al mando militar.

Sin embargo, tuvo sus contratiempos. Resultó ser bastante pesada y el  equilibrio del arma se consideró insatisfactorio. El segundo prototipo, sin embargo, solucionó todos los problemas. Recibió un cañón acortado y un nuevo muelle de retorno. Sus piezas también se procesaron con más cuidado y el peso se redujo a 960 gramos. Se convirtió en un éxito total y pasó a producirse inmediatamente en serie.

El escándalo

Una vez que la pistola entró en producción en la bloqueada Leningrado, estalló un escándalo con el primer lote de preproducción. A pesar de que “sobre el papel” las 15 pistolas de preproducción pasaron las pruebas militares, resultó que la ciudad bloqueada solo tenía piezas suficientes para crear 14.

En una ciudad asediada y su planta de producción militar, este hecho se infló a escala, sobre todo porque las 15 pistolas estaban destinadas a ser regaladas a las más altas figuras militares de Leningrado.

Lo interesante es que para crear la pistola restante, los ingenieros solo necesitaron algunas piezas de repuesto. Sin embargo, a los fiscales militares no les importó, rápidamente encontraron a los culpables y los enviaron a la cárcel.  

Después de ese incidente, los oficiales de alto nivel decidieron que era innecesario producir otra pistola, ya que sus características eran marginalmente superiores a las de la TT (excepto el hecho de que la nueva pistola no funcionaba mal en caso de heladas severas). Al final, también se decidió que era una mala decisión para una ciudad asediada como Leningrado, con escasez de personal profesional y con falta de material.

Así que se decidió no adoptar la reencarnación soviética de la Walther PP alemana y no enviarla a la producción en serie.

Los oficiales soviéticos se quedaron con revólveres Nagan y pistolas TT para luchar contra los nazis. 

Hoy en día, sólo se pueden encontrar tres ejemplares de la pistola Baltiets. Los ejemplares uno, dos y cinco. Todos ellos se conservan en el Museo Naval Central de San Petersburgo. 

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