Matando dos pájaros de un tiro: La fábrica de aviones de Komsomolsk-del-Amur (Fotos)

Ciencia y Tecnología
ALEXÁNDER VERSHININ

La construcción simultánea de una planta militar super moderna y una ciudad circundante en lo más profundo de un remoto bosque situado el Lejano Oriente ruso (con pocas conexiones de transporte) podría parecer algo que va contra toda lógica. Pero la amarga experiencia de la derrota militar contra el Japón y la necesidad de desarrollar una base industrial en la región del Pacífico lo hizo la única forma de avanzar para los diseñadores soviéticos en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de que la industrialización de la Unión Soviética se aceleraba a principios de la década de los años 30, el Lejano Oriente ruso seguía siendo un desierto prácticamente deshabitado en términos humanos. Menos de un millón de personas vivían en un territorio del tamaño de Europa, mientras que la frase “desarrollo económico” apenas se aplicaba allí en ninguna parte. Tampoco existían grandes empresas industriales que pudieran sostener la economía y la infraestructura militar de la región, algo cuya necesidad había quedado dolorosamente demostrada por la guerra ruso-japonesa de 1904-1905.

Sin una base industrial fuerte era imposible ganar una confrontación armada en las fronteras orientales del país, y fue esta cruda realidad la que empujó a los dirigentes soviéticos a revisar su enfoque del desarrollo del Lejano Oriente mientras se preparaban para una guerra con Alemania y el Japón.

La idea de crear una instalación ultramoderna de producción de aeronaves en medio del bosque de la taiga de Amur fue muy audaz, debido a la ausencia de recursos humanos o de una infraestructura desarrollada de transporte y energía. No había suficiente en el aquel lugar para construir una fábrica, y mucho menos una ciudad con viviendas, tiendas y hospitales que tuvieron que ser levantados de la nada en sólo unos pocos años. El único asentamiento humano en las cercanías era el principal campamento del pueblo indígena Nanái, donde ahora se iban a construir edificios de fábricas en lugar de las tiendas de piel de animales (o yurtas) en las que vivían.

Se estableció un ritmo rápido para el cumplimiento de la tarea. En enero de 1932, el gobierno decidió construir la planta de aviación a orillas del río Amur para formar así el corazón de una futura ciudad. En el plazo de seis meses, el Partido Comunista envió, desde las regiones centrales de la Unión Soviética, a varios miles de trabajadores civiles y miembros de la organización juvenil del Komsomol a su nuevo lugar de trabajo y residencia en el Lejano Oriente.

La naciente ciudad fue nombrada Komsomolsk-del-Amur en su honor, mientras que un discreto velo de silencio fue corrido sobre el uso de varios miles de prisioneros para construir la fábrica de aviones y sus alrededores.

Aviones del este para la guerra en el oeste

En 1934, todo estaba listo para sentar las bases de una de las mayores plantas de aviación del país, que produjo su primera aeronave en sólo dos años y con sus talleres todavía incompletos. El trabajo fue impulsado sin descanso ya que el temido conflicto inminente exigía un rápido aumento de los volúmenes de producción. El primer producto construido en Komsomolsk fue el avión de reconocimiento ligero P-6, diseñado por una futura estrella del diseño aeronáutico soviético, Andréi Tupolev. Sin embargo, la especialidad de los ingenieros del Lejano Oriente sería otro avión, el DB-3, uno de los primeros bombarderos soviéticos de largo alcance, que fue creado en la oficina de diseño de Serguéi Iliushin, que ganó fama en la aviación antes de la Segunda Guerra Mundial. Los pilotos soviéticos de DB-3 batieron récords mundiales realizando vuelos sin escalas desde Moscú al Lejano Oriente y a Norteamérica.

Durante la guerra, el DB-3 demostró ser uno de los aviones de combate más formidables del Ejército Rojo. Fue el avión que en la noche del 8 de agosto de 1941, realizó el primer gran bombardeo sobre Berlín, en un momento en que las fuerzas terrestres soviéticas se retiraban en todos los frentes. La planta de Komsomolsk fue uno de los pocos centros de producción de este avión, que después de la modernización se conoció como el Iliushin Il-4.

Durante la guerra, la planta de Amur suministró casi 2.800 unidades al frente. Sin embargo, el apogeo de la instalación no llegó hasta los años de la posguerra, cuando los antiguos bosques lejanos del país se convirtieron en un enorme centro de producción de nuevos aviones de combate, sin igual en ese momento.

El taller de montaje de los aviones de combate de la URSS

A la planta también se le dio la desalentadora misión de liderar la producción de aviones a reacción fundamentalmente nuevos, cuando ninguna fábrica soviética tenía la experiencia necesaria en este campo. La tarea implicaba reestructurar toda la cadena de producción en medio de una aguda escasez de recursos y un deterioro de las relaciones entre la URSS y Occidente que anunciaba la Guerra Fría.

Sin embargo, la Komsomolsk aceptó el reto, y el primer caza soviético MiG-15 saldría de sus puestos de trabajo en 1949. En los años 50, la fábrica se vio unida al trabajo de producción de las creaciones de la Oficina de Diseño Sujói. El Su-7 se convirtió en el primer avión de combate soviético que rompió la barrera del sonido.

A esto le siguieron una serie de destacados "éxitos" de la empresa: el Su-17, pionero entre los cazas de tercera generación, seguido por el Su-27, el primer caza de cuarta generación y sus diversas modificaciones, el Su-27SK, el Su 30MK, el Su-33 y el Su-35, que todavía forman la columna vertebral de muchas fuerzas aéreas del mundo.

El Su-27 fue durante muchos años el producto principal y la especialización de la planta de Komsomolsk, y en 2010 la compañía empezó a trabajar en un nuevo desarrollo de gran alcance, un caza de quinta generación.

El avión, que inicialmente recibió la designación provisional de T-50, tendría el potencial de competir con el F-22 Raptor de los Estados Unidos.

El pasado mes de agosto, aparecía en redes laprimera foto de la producción del caza Su-57 fue, publicado por la fábrica de aviones de Komsomolsk del Amur, donde se ensambla el imponente avión.

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