Kaláshnikov presentó el rifle ultra-preciso AK-107 a principios de la década de 2010. Debería haberse convertido en el arma principal del exoesqueleto 'Ratnik' de las Fuerzas Armadas Rusas. Sin embargo, a pesar de todas sus ventajas, el rifle no ganó la licitación del ejército. ¿Qué ocurrió?
La característica principal de la ametralladora AK-107 es su capacidad automática. Permite el montaje de no uno, sino dos pistones de gas, que se mueven en direcciones opuestas. De esta manera, el segundo pistón compensa el pulso del primero que actúa sobre el obturador. Gracias a esto se reduce ligeramente el retroceso.
“Esta característica ha aumentado la precisión en un 20%, en comparación con el AK-74M, que era el arma de servicio en ese momento. El 20% es significativo, ya que permite a un usuario entrenado disparar con mayor precisión desde una posición inestable”, señala a Russia Beyond Vadim Koziulin, profesor de la Academia de Ciencias Militares.
Según él, esta arma automática aumenta las especificaciones tácticas y técnicas generales del nuevo Kalashnikov durante el fuego de ráfaga a todas las distancias, en comparación con los modelos tradicionales de los últimos años.
La construcción permite un sistema de dos muelles - uno en el lugar habitual entre la pared trasera de la cámara y el portapernos y el otro entre el portapernos y el equilibrador. El último de los dos se comprime cuando el portador se abre.
“Esta solución técnica nos permitió resolver el problema tradicional del AK: la precisión; algo por lo que han criticado a Kaláshnikov durante décadas. Por eso se decía que el M-4 era superior”, dice el experto.
El AK-107 tiene un nuevo modo de ráfaga de tres disparos (el AK-12 optó más tarde por ráfagas de dos disparos).
La ametralladora también tiene rieles Picatinny, que permiten a los soldados regulares montar miras telescópicas. Además, la parte trasera del portaperno tiene una mira dióptrica ajustable, que tomó el relevo del modelo tradicional AK.
“Todas las armas rusas pasan un riguroso test de durabilidad. Es un procedimiento que se usa desde los años 50. Hay una serie de pruebas: disparar en condiciones polvorientas, en heladas bajo cero, bajo la lluvia. También se hacen descargas accidentales cuando el arma se sobrecalienta y otras pruebas. Los mecanismos del nuevo AK-107 resultaron ser demasiado sensibles y no pudieron pasar las pruebas militares. Para el ejército ruso, el marcador clave de la calidad es la fiabilidad y la capacidad de funcionar en cualquier condición”, añadió Koziulin.
Los diseñadores tuvieron que arreglárselas sin una serie de ventajas técnicas, lo que provocó la pérdida de fiabilidad del arma en situaciones de batalla complejas. “Kaláshnikov optó por no utilizar sus conocimientos técnicos en el caso de la automatización más simple del AK-12, que, a pesar de ello cuenta con una serie de mejoras de la ergonomía, lo que aumenta eficacia en el campo de batalla.
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