A mediados de los años 90, los ingenieros rusos que vivían en los suburbios de Moscú decidieron crear un análogo de una elegante y poderosa pistola: la famosa Beretta italiana que todavía es muy utilizada tanto por las unidades de las Fuerzas Especiales que operan en zonas urbanas como por oficiales que vigilan a los líderes de los países.
Los constructores decidieron hacer que su creación fuera más poderosa y efectiva en el combate cuerpo a cuerpo. El resultado superó sus mayores expectativas, ya que la recién llegada SR-1 Vektor (también conocida como 'Gurza' en Rusia) fue inmediatamente adoptada por el Servicio Federal de Protección (las personas que custodian a los presidentes rusos). Aunque hubo un problema, se prohibió en los EE UU debido a su potencia de fuego.
Parte buena y mala de la SR-1
La nueva pistola estaba diseñada para un cartucho más potente de 9x21mm, lo que le daba una ventaja sobre los modelos existentes de 9x19mm, como las pistolas europeas Beretta y Glock 17. En cuanto a la munición, la SR-1 también supera a las modernas pistolas rusas de servicio como la Yariguin y la Makárov.
La munición perforadora de blindaje estándar utilizada por la SR-1 era capaz de perforar 30 capas de kevlar - el relleno de blindaje más utilizado en los años 90. También podía atravesar una lámina de acero de 4 mm desde una distancia de 50 metros. Este cartucho le da a los operativos que defienden al presidente ruso una ventaja en un potencial tiroteo en espacios urbanos cercanos.
Sin embargo, estas ventajas también tienen sus contrapartidas. El cartucho tiene suficiente potencia de fuego para penetrar incluso las placas de blindaje moderno, pero puede golpear a un transeúnte inocente tras atravesar al enemigo.
“El protocolo del Servicio Federal de Protección no tiene en cuenta los posibles problemas de 'fuego amigo'. Los guardias personales pasan por un entrenamiento para evitar bajas de este tipo, pero su principal objetivo es proteger al líder del Estado a toda costa, sin importar lo que pase. Por lo tanto, es poco probable que haya algo más que una investigación interna en caso de bajas inesperadas, sin consecuencias graves si el líder está a salvo”, explica a Russia Beyond el editor jefe de la revista Arsenal de la Patria, Víktor Murajvski.
Según el experto, este exceso de potencia de fuego no es una preocupación para los oficiales rusos que operan dentro del país, sin embargo se convierte en un problema durante los viajes al extranjero, ya que varios países prohibieron su uso.
“Los estadounidenses no permiten a los miembros de las fuerzas rusas utilizar el SR-1 en su territorio debido a esta potencia de fuego así que los miembros del Servicio Federal de Protección tienen que operar con pistolas Yariguin de 9x19 mm durante sus viajes al extranjero”, añadió Murajovski.
La SR-1 más de cerca
Personalmente fui testigo del poderío del SR-1 durante una de mis visitas de negocios al taller donde se fabrica, la oficina de diseño industrial TsNIITochMash.
En lo que respecta a la ergonomía y el diseño, hay que reconocer que esta arma no es un ejemplo de estilo y elegancia, como la Beretta italiana. El SR-1 está hecho de aleaciones de metal pesado y áspero con ángulos “picados”. Un tirador normal con un SR-1 también carece de velocidad en comparación con una Glock 17 o una Beretta, debido al mayor recorrido del gatillo del SR-1.
Eso sí, tiene una gran ventaja sobre las elegantes pistolas europeas. Hablamos de la fiabilidad. La SR-1, al igual que el AK-47, fue creada para operar en cualquier condición, ya sea dura o completamente inimaginable. Cada pistola pasa una serie de drásticas “pruebas de tiro al blanco”. Por ejemplo, pasa una hora en una máquina que imita las tormentas de arena, otra que imita la lluvia tropical, y una hora más tarde, en una “nevera” con temperaturas de hasta -65ºC. Si una pistola no pasa ninguna de estas pruebas, se convierte en chatarra.
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