El tanque KV: destructor de búnkeres y patito feo. Parte 2

Ciencia y Tecnología
ALEXÁNDER KOROLKOV
En esta segunda parte de la historia del tanque de combate soviético vemos cómo a lo largo de sus largos años de servicio el KV pasó de ser un jugador estrella a un activo estándar, antes de pasar a la excéntrica pero honrosa vieja guardia.

Tradicionalmente, solo los barcos y aviones rusos han llevado el nombre de figuras prominentes, aunque las armas pequeñas también reciben el nombre de su inventor. Pero dos tanques soviéticos están consagrados en la historia militar no bajo el prefijo 'T-' habitual, sino con las iniciales de personas: el KV (Kliment Voroshílov) y el IS (Iósif Stalin).

El KV, creado apresuradamente, experimentó nuevos desarrollos después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los paneles de acero añadidos a la torreta aumentaron su grosor de blindaje a 120 mm, pero llevaron la masa total del tanque a 50 toneladas. Esto afectó negativamente a su maniobrabilidad y sistema suspensión, por lo que, en un momento determinado, el cambio fue eliminado.

Se fabricaron torretas con placas soldadas de blindaje más gruesas, mientras que también se hicieron alteraciones en el armamento del tanque. En el otoño de 1941, el KV-1 empleaba los cañones L-11 y F-32 (34), pero luego fueron reemplazados por el más confiable ZIS-5, que era del mismo calibre, pero más largo.

En el campo de batalla

En las primeras etapas de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas alemanas se sorprendieron por la resistencia del KV a sus proyectiles. El tanque solo podía ser destruido con certeza si se usaba un proyectil de un cañón antiaéreo Flak-36 de 88 mm, y los relatos soviéticos de batalla plasman la valiente actuación del KV contra las tropas y la artillería alemanas.

“Veo fuentes de tierra elevarse mientras miro a través del periscopio", escribió el oficial de tanques soviético Grigori Penezhko sobre un combate. "Por donde quiera que mire no dejo de ver tanques alemanes, que nos han envuelto en semicírculo de norte a sur."

"Las chispas saltan de la torreta y los costados de los tanques líderes a medida que los proyectiles van cayendo, pero estos rebotan. Un tanque alemán se interpuso en el camino de Vasíliev, que, en vez de desperdiciar una bala, simplemente embistió la máquina enemiga, reventando la torreta".

"El tanque de Vasíliev sale de nuevo impulsado hacia adelante, y el coronel abre la escotilla y saca la cabeza, usando banderas para darnos órdenes. Surgen de pronto llamas de ambos lados de la torreta. El tanque pierde velocidad y se detiene, el fuego estalla por la escotilla abierta".

El KV hizo daño a las fuerzas alemanas. En una batalla, una unidad de blindados soviéticos capitaneada por el as tanquista Zinovi Kolobánov eliminó un total de 43 acorazados enemigos.

Kolobánov empleó cinco KV-1 para disparar por una estrecha carretera que atravesaba una aldea, mientras se escondían detrás de algunas casas. Los soviéticos dejaron pasar a los exploradores enemigos y esperaron hasta que una columna entera de Panzer II y III apareció ante ellos, eliminando entonces al primer y último vehículo para inmovilizar los tanques restantes.

Los tripulantes alemanes fueron abatidos por ametralladores soviéticos mientras se alejaban de lo que pronto serían los restos carbonizados de sus Panzers. A la tripulación de Kolobánov se le atribuye la destrucción de 22 tanques enemigos.

En el otoño de 1941, el cañón Flak-36 recibió munición especial de sub-calibre, lo que permitió su uso contra tanques soviéticos pesados además de continuar con su papel principal como medio antiaéreo. Después de la batalla de Moscú, el estratega de la guerra de tanques soviética Mijaíl Katúkov recuerda haber visto la instrucción "Disparar sólo al KV" escrita sobre algunas de las armas capturadas.

Los esfuerzos de las fuerzas alemanas para destruir los tanques pesados también se vieron reflejados en la creación de recompensas por eliminar a uno de estos monstruos de acero: los soldados alemanes recibían ocho días de permiso por eliminar un T-34 y hasta 14 por un KV.

El declive del gigante

La reputación de invencibilidad del KV duró hasta diciembre de 1941, cuando Hitler ordenó el uso de los (hasta entonces secretos) proyectiles propulsados por cohetes, tras el inicio de la contraofensiva en las afueras de Moscú.

Después de que el KV se volviera tan vulnerable como el T-34, las críticas se multiplicaron por sus carencias y problemas, incluyendo las dirigidas a su transmisión poco fiable, mala maniobrabilidad, baja velocidad y peso excesivo.

También hubo problemas de naturaleza no técnica. La Unión Soviética tenía muchos tanques, pero no suficientes tripulaciones entrenadas. Incluso después de que se introdujera la educación universal en 1930, no era realista esperar que los combatientes (algunos de ellos reclutados recientemente en sus granjas) tuviesen muchos conocimientos técnicos.

La mayoría de los tripulantes soviéticos nunca habían conducido un coche antes de ser llamados a filas, y mucho menos un tractor o un tanque. El informe de batalla del 8º Cuerpo Mecanizado del 22 al 26 de junio de 1941 informaba: "La mayoría de los conductores de KV y T-34 han tenido entre tres a cinco horas de experiencia práctica", añadiendo que la capacidad táctica cohesiva rara vez se observaba por encima de los niveles de compañía o batallón.

Como resultado, muchas averías y pérdidas del KV no se debieron a ningún fallo técnico del vehículo, sino más bien a la incompetencia de la tripulación.

La variedad de tanques en servicio tampoco ayudó. Como escribió un comandante de un batallón de entrenamiento de tanques: "La dificultad era que mientras conducías por las carreteras, los tanques medianos y ligeros iban aproximadamente a la misma velocidad, pero cuando viajabas fuera de la carretera, los tanques ligeros rápidamente se quedaban atrás. También lo hacían a veces los tanques pesados, y peor aún, los puentes a menudo se derrumbaban debajo de ellos, deteniendo a todos".

El informe continuaba: "Por lo general, sólo los T-34 podían librar batallas móviles porque los tanques ligeros no podían enfrentarse con solvencia a los tanques enemigos y el pesado KV permanecía en la retaguardia. Además, coordinar un grupo de tanques mixtos en batalla es difícil porque los KV, T-34 y T-60 tienen diferentes tipos de radios".

Con el tiempo, el KV-1 se hizo más ligero y más práctico, pero en términos de potencia de fuego y protección, no se diferenciaba mucho de los tanques medianos. Al mismo tiempo, no tenía mucho sentido continuar con la producción del KV-2, más fuertemente armado.

Se desarrolló un modelo de transición llamado KV-1S; la "S" significa "velocidad".

Posteriormente se instaló un cañón de 85 mm en la a torreta del nuevo tanque pesado IS-1 para producir el KV-85. Sin embargo, en el momento de su lanzamiento en agosto de 1943, el KV-85 era muy inferior a los tanques pesados alemanes.

Sin embargo, hasta la introducción del IS-1, el nuevo KV fue el único tanque soviético capaz de enfrentarse a blindados pesados alemanes hasta 1.000 metros. Y después de la batalla de Moscú, el KV seguía siendo el orgullo de la dirección soviética. En 1942, Stalin ordenó la transferencia de un ejemplar de KV-1 tanto a Gran Bretaña como a los Estados Unidos para que la bestia de acero pudiera ser admirada también en el extranjero.

Este enorme veterano de los combates más intensos de la Segunda Guerra Mundial, todavía recibe a los visitantes en el Museo de Tanques de Bovington y en el Museo de Artillería del Ejército de Estados Unidos en Richmond, Virginia.

Los KV-1 y el KV-1S también se exhiben en el Museo de Tanques Kúbinka, en las afueras de Moscú, mientras que el último KV-2 que queda en el mundo se encuentra en el Museo Central de las Fuerzas Armadas en Moscú.

¿Quieres ver a un KV-1 luciendo los colores del ejército alemán? Pincha aquí.

Haz click aquí si quieres suscribirte a nuestros boletines semanales.

Todos los derechos reservados por Rossiyskaia Gazeta.