Marina Shítova, una asistente de investigación de la reserva natural Komandorski, descubrió el esqueleto de la extinta vaca marina de Steller bajo una capa de guijarros y arena a una profundidad de 70 cm. La longitud total del esqueleto era de 5,2 m, sin embargo, algunas partes faltaban, por lo que los científicos suponen que la longitud total del animal fue de unos seis metros.
El último esqueleto de la vaca marina de Steller había sido descubierto hace 40 años en la isla de Bering. El único investigador que personalmente vio al animal fue el científico alemán Georg Steller. Veintisiete años después del descubrimiento del animal en las Islas del Comandante en Rusia, este había desaparecido.
Steller fue parte de una expedición organizada por el explorador danés Vitus Bering y financiada por el Imperio ruso. Un día, caminando por la playa en busca de leña, Steller vio una enorme forma negra, como un bote volcado, que se movía lentamente. Cada pocos minutos, aparecía por un momento un hocico para respirar, con un sonido parecido a un caballo.
Vaca marina de Steller.
Marcus Webb/FLPA/Global Look PressSteller describió a las vacas marinas como amables gigantes, cuya única defensa real contra los arpones eran sus pieles increíblemente gruesas. Era un animal grande, cuya longitud corporal era de hasta 10 metros, y cuya masa alcanzaba las 5 toneladas. Steller notó que estos mamíferos parecían ser sido inusualmente leales el uno al otro.
Según el investigador, tenían "un amor poco común el uno por el otro, hasta el punto que, cuando uno de ellos estaba enganchado (por un arpón), todos los demás intentaban salvarlo". Cuando los cazadores arponeaban a una de las vacas marinas, otras salían en su defensa, haciendo un círculo alrededor de su compañera herida.
Cuando cazaron a una hembra, los expedicionarios se sorprendieron al ver a su compañero visitar la playa, donde su cuerpo yacía día tras día, "como si se informara sobre su estado". En sus informes, Steller comparaba la grasa de las vacas marinas con la mejor mantequilla holandesa, y aseguraba que sabía a "aceite de almendras cuando se hervía". Estas cualidades llevaron más tarde a esta criatura a la extinción en solo unas décadas: la última vaca marina vista en libertad fue descubierta por los cazadores de pieles en 1768.
La reserva Komandorski, donde se encontró el esqueleto, es la reserva natural marina más grande de Rusia, ubicada en las Islas del Comandante. Es un refugio para raros mamíferos marinos, zorros azules únicos y distintas especies de aves.
La vaca marina de Steller fue una de las últimas supervivientes del Pleistoceno: la era geológica inmediatamente anterior a la nuestra. Durante aquel periodo, los gigantes gobernaban la tierra: mastodontes y gatos con dientes de sable vivían en América del Norte, mientras que Eurasia estaba poblada de mamuts y rinocerontes lanudos. La mayoría de estos gigantes murieron hace 4.000 años, al final de la última Edad de Hielo. Las antiguas vacas marinas encontraron su refugio en el océano por las Islas del Comandante hasta que fueron descubiertas por Steller.
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