Piotr Shilovski, el conde ruso que inventó un sorprendente coche de dos ruedas

El 'Gyrocar Shylovski' en Londres.

El 'Gyrocar Shylovski' en Londres.

Dominio público
Aunque sea la primera vez que escuchas hablar de este vehículo, un gyrocar es un automóvil de dos ruedas. No, no es otro nombre para una moto. La diferencia entre una bicicleta o una motocicleta y un gyrocar es que en una bicicleta, el equilibrio dinámico es proporcionado por el jinete, mientras que en el curioso vehículo del que hablamos hoy, el equilibrio es proporcionado por uno o más giroscopios.

El principio usado era similar al de los modernos Segway. Un sistema que en la actualidad también se utiliza en barcos y aviones, entre otras muchas aplicaciones, como cuenta el especialista en el mundo automovilístico y redactor en motor.es, Oscar Magro.

De la ficción a la realidad

El primer concepto de gyrocar fue descrito originalmente en la novela de ficción de 1911 Dos muchachos en un Gyrocar: la historia de carrera de Nueva York a París escrita por Kenneth Brown.

Sin embargo, el primer prototipo real de gyrocar fue el del 'Gyrocar Shylovski', encargado en 1912 por su diseñador, el conde ruso Piotr Shilovski, un abogado y miembro de la familia real rusa. Aunque fue ideado por este aristócrata, fue fabricado por la empresa Wolseley Tool and Motor Car Company en 1914 y mostrado en Londres el mismo año.

Piotr Shilovski, inventor del gyrocar.

¿Y esto cómo funciona?

El gyrocar de diseño ruso estaba propulsado por un motor Wolseley-Vickers de cuatro cilindros y 3,1 litros con una potencia de 20 CV que se aplicaba a la rueda trasera. Más del 10% de esa potencia se destinaba a alimentar la dinamo y el motor eléctrico que mantenían girando un enorme giroscopio, de 102 centímetros de diámetro y un peso de 1,2 toneladas, a una velocidad de entre 2.000 y 3.000 rpm.

El gyrocar, listo para hacer su primera salida.

Si la velocidad de giro descendía de ese número, el coche podía desestabilizarse. Pero Shilovski ideó un método para impedir que el coche acabase sufriendo por ello un accidente. Cuando la rotación del giroscopio caía por debajo del umbral mínimo, dos pequeñas ruedas laterales bajaban automáticamente para sostener el automóvil, como las ruedecillas auxiliares de la bicicleta de un niño que da sus primeras pedaladas.

¿Y cómo es que no lo veo por las calles?

El gyrocar circulando en las calles inglesas.

Aunque todo parecía ir viento en popa, el proyecto del gyrocar se detuvo en seco en verano de 1914 debido al estallido de la Primera Guerra Mundial. Al igual que la mayoría de fabricantes automovilísticos, Wolseley centró toda su producción en la fabricación de maquinaria de guerra. El conde Shilovski, por su parte, regresó a Rusia con urgencia. Acabó emigrando al Reino Unido en 1922, donde fallecería en 1957 sin haber llenado las carreteras de Europa de su amado gyrocar.

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