Después de que la periodista ucraniana Anastasia Melnichenko contase públicamente que había sido violada y publicase el hashtag #NoTengoMiedoADecirlo, miles de mujeres comenzaron a hablar en Facebook sobre las agresiones sexuales que habían sufrido. Este hecho espontáneo que tuvo lugar en julio sirvió para visibilizar una realidad existente pero de la que apenas hay debate público.
Antes, en abril, la historia de la violencia machista sufrida por la periodista rusa Anna Zhavnerovich volvió a sacar a la luz el problema de la violencia en las familias rusas. En los últimos meses ha habido otros casos de famosas que han tenido eco en la opinión pública: la periodista Olga Timanova, que participaba en el proyecto “Goodbye normals” junto con Nikita Diomin recibió una paliza durante un viaje conjunto alrededor del mundo, a la actriz Ekaterina Arjarova le pegaba su marido, el actor Marat Basharov, y también a la modelo Evguenia Vavriniuk, exnovia del jugador de hockey Semión Varlámov.
Anna Zhavnerovich publicó un artículo online en WOS en el que explicaba detalladamente las palizas recibidas de su exnovio. Comentaba además que las estadísticas la dejaron estupefacta: en Rusia solo un 4 % de las mujeres solicita asistencia médica después de ser maltratadas y solo la mitad de ellas acude a la policía. La joven acudió a la comisaría, pero con ello no consiguió nada: la policía se negó a iniciar un proceso penal.
A pesar de que las numerosas víctimas de este tipo de maltrato, algunos culpan de todo ello a las propias mujeres. A menudo se las acusa de provocar ellas mismas este trato hacia ellas. Uno de los argumentos suele coincidir con un dicho popular ruso: “si te pega significa que te quiere”.
Según las estadísticas del Ministerio del Interior publicadas en 2012 (no existen datos estadísticos más recientes, la mayoría de las webs y los expertos hacen referencia a una noticia en la página web del Ministerio de Interior que ya no funciona debido a su antigüedad), se observa violencia de un tipo u otro en una de cada cuatro familias rusas.
Cada año, entre 12.000 y 14.000 mujeres mueren en Rusia a manos de sus maridos o de otros seres cercanos. Según datos del centro crítico de ayuda a las mujeres y a los niños Violencia Doméstica, un 40 % de los delitos violentos graves se cometen en entornos familiares, aunque un 70 % de las víctimas no buscan ayuda y un 97 % de los casos relacionados con la violencia doméstica no llegan al juzgado.
Según los psicólogos, es precisamente el temor a ser juzgadas por la sociedad lo que hace que una mayoría aplastante de mujeres en Rusia no cuentan que sufren maltrato en su casa. Esto lo confirma la historia de la economista Irina, que durante muchos años sufrió palizas por parte de su marido.
“No podía hablar de ello con nadie porque sentía vergüenza. Cuando mi suegra me preguntaba cómo me había hecho todos esos moratones, yo prefería mentir — comenta a RBTH —. Además, yo me negaba a aceptar que todo aquello me estaba ocurriendo realmente. Intentaba olvidarlo todo y seguir viviendo con mi marido como si no hubiera sucedido nada”.
Según el centro Anna de prevención de la violencia, una mujer rusa tiene una probabilidad 2,5 veces mayor de ser asesinada por su marido que una estadounidense y cinco veces más que una ciudadana de Europa Occidental La ley sobre la prevención de la violencia doméstica da muy buenos resultados en más de 100 países del mundo. Además, los estudios confirman que en los países en los que existe esta ley el número de incidentes de violencia doméstica se ha reducido en una tercera parte de media.
En Rusia no existe ninguna ley de este tipo. En la actualidad, la víctima de violencia doméstica debe reunir las pruebas ella misma, encontrar testigos, redactar la denuncia y seguir de cerca el proceso en las distintas instancias. Si se hubiera aprobado una ley de prevención de violencia doméstica, este procedimiento se habría simplificado considerablemente.
Mari Davtián, miembro del grupo de trabajo para el desarrollo de un proyecto de ley federal en el consejo coordinador del Ministerio de Trabajo, comenta a la revista Afisha.Gorod que desde 1993, el proyecto de ley referente no solo a la violencia física, sino también a la violencia económica, psicológica y sexual, se ha propuesto en 40 ocasiones, pero por ahora no se ha aprobado su lectura ni una sola vez.
“La dificultad para introducir este proyecto de ley en el parlamento se debe a que en el proceso están implicados muchos departamentos que trasladan la responsabilidad de unos a otros”, declara Davtián.
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