La amistad entre Putin y Xi Jinping impulsa las relaciones chino-rusas

Reuters
El presidente ruso visitará el país asiático a finales de junio y no se espera que se firmen grandes proyectos aunque las buenas relaciones entre los mandatarios facilitan los proyectos conjuntos.

A finales de junio Vladímir Putin visitará China. La visita coincide con el segundo aniversario del "giro hacia el Este" de Rusia, que quedó simbolizado en un encuentro en Shangái y en el "acuerdo del siglo" para construir un gasoducto en Siberia.

Sin embargo, durante este tiempo no ha habido una respuesta clara sobre si Rusia ha sido capaz o no de construir un nuevo modelo de relaciones con China.

Un reciente artículo en el diario Kommersant describió las grandiosas intenciones de ambas partes y luego explicaba por qué están destinadas a quedarse solo en papel.

Por el momento no se han plasmado las intenciones en varios ámbitos como la idea de dar acceso al gigante asiático a grandes reservas de petróleo y gas (no llegaron a un acuerdo en los precios), en la sustitución del dinero occidental por la moneda china (que era más caro y difícil de obtener) y los planes para construir una vía de transporte desde China a Europa como parte de la nueva Ruta de la Seda (no ha habido ninguna noticia destacable en el último año).

Además, al hablar de las relaciones comerciales entre ambos, la desilusión se ha instalado en la opinión pública. Durante la conferencia Rusia-China organizada por el Consejo Ruso de Relaciones Exteriores, los expertos en política y el ministro Serguéi Lavrov hablaron de una profunda amistad.

Pero en las secciones de negocios, el empresario Víktor Vekselberg declaró que la cooperación en el ámbito de la innovación es "catástrofica", mientras que el antiguo embajador chino, Li Fenglin, se quejó de que "Gazprom jugará el escondite con China" y "que eso hacía todo muy difícil".

En los pasillos los participantes se quejaron de que el excesivo deseo por querer ser amigos solo creaba nuevos problemas. Por ejemplo, las compañías tienen que presentar sus proyectos a tres comisiones intergubernamentales que no tienen sus tareas siempre definidas.

El resultado, según los chinos, es que durante los dos últimos años el mecanismo de cooperación más efectivo ha sido la relación personal entre Vladímir Putin y Xi Jinping. Quizá la única razón para la firma de grandes contratos ha sido la buena amistad que mantienen.

Esta ha sido la responsable del éxito que ha supuesto atraer nuevos inversores chinos al proyecto gasístico Yamal LNG. Esta camaradería allanó el camino para una inversión de bancos estatales chinos de 12 millones de dólares con unos intereses muy ventajosos para Rusia.

Negocios chinos en el Lejano Oriente de Rusia

Las relaciones entre los líderes también explican la exitosa venta de una parte de Sibur, compañía petroquímica y de procesamiento de gas, a Sinopec, y el acuerdo para recibir un crédito para el tren de alta velocidad entre Moscú y Kazán.

"El presidente chino es consciente de que el país no puede ayudar a toda la economía rusa, pero tiene la disposición de ayudar en los proyectos que son importantes para el presidente Putin", explican expertos chinos.

De modo que hay pocas expectativas para que se firmen grandes acuerdos durante la visita de Putin a China a finales de junio. Los bancos chinos cuentan con grandes recursos, pero estos no son ilimitados y solo pueden financiar proyectos que estén cercanos a las compañías y a los círculos de negocios de los mandatarios. A la hora de invertir en Rusia las compañías rusas buscan la obtención de beneficios, lo que es difícil en un momento de crisis económica.

Alexander Gabúev es director del programa asiático del Centro Carnegie de Moscú.

Artículo abreviado publicado originalmente en ruso en Kommersant.

 

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