Rusia prefiere un presidente de EE UU realista

¿Quién es más conveniente para los intereses de Rusia?

¿Quién es más conveniente para los intereses de Rusia?

Konstantín Maler
¿Hillary Clinton o Donald Trump? ¿Quién es más conveniente para los intereses de Rusia?

Parece que se van despejando dudas y solo un milagro apartará a Hillary Clinton de convertirse en la candidata demócrata a la Casa Blanca. En la parte republicana, tras imponerse en las últimas votaciones, parece que será Donald Trump.

La elección del multimillonario muestra que muchos estadounidenses están en contra de la dominación del establishment, indiferente a la opinión de mayoría. Aunque también parece que un candidato más convencional podría tener más posibilidades de derrotar a Hillary Clinton.

Los rusos suelen decir que a Rusia no le importa quién vaya a la Casa Blanca. Esta opinión no carece de base. En primer lugar, a pesar de todo el poder que ejerce, el presidente de EE UU no es un autócrata que puede cambiar drásticamente la opinión pública ni la actitud hacia Rusia. Es el Congreso el encargado de crear el ambiente político y ahí la percepción de Rusia es muy particular y, más bien, negativa.

Entre la comunidad intelectual también prevalece una visión muy crítica de Rusia. Iván Safranchuk, experto en asuntos internacionales del Instituto Estatal de Moscú de Relaciones Internacionales, ha estudiado el espectro de las opiniones de los expertos en EE UU y considera que la percepción de Rusia está determinada por una coalición informal entre "alarmistas" y "escépticos", unidos por su aversión al modelo político de la Rusia actual.

Los republicanos y los neoconservadores forman la categoría "alarmista". Consideran que Rusia es una amenaza que hay que contrarrestar y limitar en cuanto sea posible. Mientras que los "escépticos" se componen de liberales intervencionistas que creen que Rusia es un modelo insostenible y que la mejor táctica es la contención junto con la expectativa de que Rusia agotará su propio potencial.

Los realistas no tienen cabida

Safranchuk señala que los expertos y políticos denominados realistas, como Henry Kissinger, carecen de papales significativos, sobre todo en relación a Rusia. Hay claros ejemplos de este tipo de pensamiento — como el artículo de  John Mearsheimer de 2014 en Foreign Affairs en el que culpaba a Occidente de la crisis en Ucrania — que reciben severas críticas desde todos los lados. Pero no se trata tanto de Rusia como tal, sino de que si las acciones de EE UU se evaluasen desde la perspectiva del realismo político, habría serias dudas sobre los éxitos conseguidos por parte de EE UU en el periodo post Guerra Fría y sobre esa visión que dice que no hay alternativas a la actual deriva política.

En un momento hubo una curiosa discusión entre los analistas estadounidenses sobre el realismo político de Obama. Llegaron a la conclusión de que el presidente no es un realista. Levantó muchas  expectativas pero no entendió que el prestigio de EE UU no solo se basa en las palabras sino que también precisa de actos de fuerza.

Ahora la discusión se da en un espacio de pensamiento muy estrecho y versa acerca de la falta de alternativas al liderazgo de EE UU en el mundo y a la excepcionalidad del país. Todos los candidatos presidenciales repiten estos mantras, aunque no parece que ninguno tenga una política exterior coherente más allá de las críticas a Obama y la convicción de que ellos saben qué hacer.

Al contrario de lo que pueda parecer, Trump tiene una línea de pensamiento constante. Sus escandalosas declaraciones acerca de los aliados de EE UU, como "ya es hora de dejar de alimentar a Europa" (en cuestiones de garantizar la seguridad) o sobre la necesidad de que Japón y Corea del Sur piensen sobre su propia defensa contra Corea del Norte, tienen como objetivo reducir la carga y las responsabilidades de EE UU. Y la mayoría de los estadounidenses está a favor de esta postura.

Aunque es obvio que esto nunca se llevará a cabo de manera tan brusca como dice Trump. Además, quienquiera que llegue a la presidencia tendrá que ser más comedido y tener en cuenta la situación internacional.

Esto podría forzar a la Casa Blanca a retomar una agenda menos ideológica, bien en los cuatro próximos años o en los siguientes, en los que se librará una seria batalla acerca de la orientación de EE UU hacia el futuro. Es entonces cuando el realismo político podría volver a escena, algo a lo que Moscú daría la bienvenida, obviamente.

Artículo publicado originalmente en Gazeta.ru.

El realismo clásico supone que el mundo esta políticamente organizado por naciones y por eso el interés nacional es el elemento clave. El mundo está lleno de países que compiten entre sí y se enfrentan por el poder y todas las políticas exteriores aluden a la supervivencia. El Estado está para proteger la identidad física, política y cultural, frente a la amenaza constante de todos las demás naciones.

 

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies