“En la escuela siempre me ponían las mejores notas en Educación Física”, cuenta entre risas María Gordon, que acaba de establecer un récord mundial al realizar el Explorer’s Grand Slam (EGS), que consiste en coronar la cima más alta en cada continente y los dos Polos.
María recorrió el EGS más rápido que cualquier otra mujer: en tan solo siete meses y 19 días. Además, cabe destacar que hasta los 40 años nunca había hecho deporte.
Gordon nació en Vladikavkaz (1.500 km al sur de Moscú) y vivió su infancia en la URSS. A pesar de que su padre fuera alpinista profesional, este deporte no le interesaba cuando era niña. María recuerda su infancia soviética con cariño y los problemas cotidianos tan comunes en la URSS, según ella misma dice, marcaron su carácter: “Cualquier desafío influye en la perseverancia y la constancia. Me di cuenta de ello siendo niña en la Unión Soviética, cuando tenía que hacer cola para poder comprar pasta”.
En los años 90 María se mudó a EE UU, donde comenzó una exitosa carrera como financiera. Trabajó en el banco Goldman Sachs y luego en la compañía de inversiones Pimco. Después vivió en el Reino Unido, donde conoció al que sería su futuro esposo, el político Tim Gordon con el que tiene dos hijos.
María trabajaba mucho y apenas tenía vacaciones. Solo pudo relajarse un poco durante su segunda baja por maternidad, momento en el que pasó seis meses alejada del mundo de las inversiones en Chamonix, Francia. Fue allí donde practico por primera el alpinismo. “Me encantó esa sensación de aventura y superación”, recuerda María.
En 2014 decidió empezar a practicarlo seriamente. “Mi sueño era llegar a la cima del Everest, —relata—. Para ello hay que ir poco a poco: antes hay que subir a otras montañas e ir acostumbrándose al frío”.
Hace año y medio se propuso conquistar la cima del Aconcagua, la más alta de Sudamérica. Según Gordon, se esforzó tanto que al final, durante la escalada, le pareció que era una de las mejores del equipo. Tras esta experiencia decidió que estaba en condiciones para realizar el EGS.
María Gordon con su familia
“Una de las cosas que más me costó en el EGS fue la expedición al Polo Sur, —afirma María—. Tuvimos que ir esquiando 12 horas al día durante una semana y llevábamos un trineo con todo el peso. Peso poco y, si bien durante el ascenso esto es una ventaja, es bastante difícil arrastrar una carga equivalente a tu propio peso. Además, la temperatura era de 40 grados bajo cero, por lo que no podía tener al descubierto nada de piel”.
El Everest, por supuesto, fue un reto importante. Durante unos días María tuvo que quedarse en un campamento intermedio para aclimatarse antes de seguir adelante y como es una mujer a la que no le gusta nada permanecer en un mismo lugar demasiado tiempo, recuerda con estremecimiento estos días llenos de horas muertas.
Aunque ahora Gordon se alegra esta experiencia: “Podría haber sido un poco menos cabezota y decir: ‘¿Para qué subir al Everest con 40 años, pudiendo estar en casa con mis hijos?’, pero decidí que necesitaba vivir la experiencia y mi marido y mis hijos me apoyaron”.
Al mismo tiempo María lanzó el proyecto benéfico Grit&Rock, cuyo objetivo era ayudar a las niñas de familias poco favorecidas para que, mediante el alpinismo, ganen confianza en sí mismas. Según Gordon, el alpinismo ayuda a hacerse más fuerte y tener éxito en la vida: “Si te llueve durante 12 horas durante el ascenso a una cima, te superas a ti mismo, te surge un sentimiento enorme de respeto propio”.
El monte Beluja: la cumbre más alta de Siberia
En 1990, el monte Beluja fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco como parte de las montañas doradas de Altái.
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