Mikoyan MiG-29.
Vadim Savitsky/Global Look PressLa empresa rusa que más peso tiene en esta muestra es Rosoboronexport y ha presentado 180 armas y equipos militares en Brasil. Según Serguéi Ladyguin, quien encabeza la delegación de Rosoboronexport, Rusia participa en concursos y lleva negociaciones con varios países de la región, interesados en adquirir la tecnología militar rusa para la lucha contra el crimen organizado.
Rosoboronexport ofrece diferentes tipos de armas y tecnología militar, por ejemplo, el avión de entrenamiento Yak-130, el caza Su-35, los helicópteros de ataque Mi-28HE y Ka-52, los helicópteros multipropósito Mi-17 y los helicópteros ligeros Ansat. Aparte de aparatos de vuelo, Rusia espera despertar el interés de los países latinoamericanos hacia sus sistema de defensa antimisiles, vehículos blindados, lanchas patrulleras e incluso buques hidrográficos.
Aparte de gigante ruso Rosoboronexport, cabe destacar la participación de otras empresas rusas en la feria. Así, en los pabellones de Roscosmos (Agencia Espacial Federal de Rusia), NPO IT y RSC Energía se han mostrado los últimos avances en satélites, cohetes y estaciones espaciales.
La empresa United Shipbuilding Corporation (USC, por sus siglas en inglés), la principal empresa nacional de construcción de barcos y submarinos de guerra, muestra en Río de Janeiro las maquetas del submarino de clase Amur 1650 dotado del sistema de propulsión independiente de aire y las del submarino diésel-eléctrico Amur-950, de la compañía Rubín.
Amur-1650. Fuente: CKB Rubin
La compañía United Aircraft Corporation (UAC, por sus siglas en inglés), presenta siete modelos de aeronaves, entre ellos el caza MiG-29.
Concern Sozvezdie (forma parte del grupo Rostej) participa por primera vez en esta exposición y presenta sistemas de comunicación automáticos que permiten a los cuerpos de seguridad protejer a los políticos de alto nivel de un ataque terrorista.
Según los representantes de Rosoboronexport, Rusia está preparada para “luchar por los clientes” en el mercado de armamento de Latinoamérica. Pero, ¿hay motivos para ser optimistas?
Entre 2005-2010 la cooperación técnico-militar entre Rusia y Latinoamérica ha recobrado la fuerza después de dos décadas “perdidas”.
A este hecho le favorecía la conyuntura económica internacional, la creciente necesidad en la modernización y renovación de la técnica militar y los nuevos desafíos a la seguridad, como la lucha contra el narcotráfico, las guerrillas, etc.
Precisamente en este período se firmaron los contratos más importantes. Venezuela adquirió los cazas Su-30MK2, los helicópteros militares Mi-35, los multipropósito Mi-17-B5 y los helicópteros de transporte pesados Mi-26T. Además, este país ya cuenta con los complejos de defensa costera Bal-E, vehículos blindados y otros.
Perú es el segundo cliente más importante para Rusia en el sector militar, después de Venezuela. El país andino cuenta con 30 helicópteros multipropósito Mi-17 y varios helicópteros de combate Mi-35. Gracias a estos aparatos rusos, las fuerzas aéreas peruanas han podido captar a los terroristas que se escondían en valle de los ríos Ene y Apurimac de difícil acceso.
Brasil también utiliza los helicópteros rusos. Los mismos Mi-35 vigilan las zonas fronterizas de Brasil para detectar los aviones ligeros de los narcotraficantes, y varios helicópteros civiles Mi-171A y Ka-32A11BC realizan trabajos para la compañía petrolera Petrobras.
Mi-35M de la Fuerza Aérea de Brasil. Fuente: Joao Paulo Moralez/Russian Helicopters
Sin embargo, a partir del año 2013 el volumen de exportaciones de técnica militar rusa a Latinoamérica ha bajado y sigue cayendo, pese a que el mercado latinoamericano no ha cambiado. ¿Cuál es el problema?
Por un lado, se ha producido un cambio de gobierno en varios países de Latinoamérica que les impulsa a colaborar de forma más estrecha con EE UU y los países europeos. “Actualmente, la gran mayoría de los gobiernos en esta región son de centroderecha e históricamente tienden a colaborar con EE UU y los paíes europeos. Es obvio que van a desarrollar sus relaciones en esta dirección. Pero hay otro factor que perjudica a Rusia: nuevos gobiernos a menudo anuncian la intención de realizar una investigación sobre el suministro de armas rusas que tuvo lugar durante el anterior gobierno. Eso ocurre, por ejemplo, en Perú”, comenta a RBTH Yuri Grómov, experto militar independiente.
Otro factor que frena el suministro de las armas rusas a América Latina es la tendencia a desarrollar su propia industria militar. Por eso, cuando se realiza la compra del armamento, se pone la condición de entregar la tecnología al país comprador.
Esta situación explica en parte por qué se frustró el suministro del avanzado sistema antiaéreo Pantsir-S1 a Brasil.
“Sin embargo, si Rusia consigue encontrar un equilibrio de intereses y hacer el papel de donante de la tecnología única para América Latina, esto fortalecerá sus posiciones en la región”, considera el especialista del Centro de estudios de la sociedad en crisis, Alexéi Krivopálov.
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