Las relaciones entre Rusia-OTAN pueden cambiar en febrero, según experto

El secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg.

El secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg.

AP
En la cumbre celebrada en Bruselas el 7 de diciembre, la directiva de la OTAN y los ministros de Exteriores de la UE firmaron un paquete de 42 proyectos para ampliar la cooperación en el ámbito de la seguridad cibernética, la protección frente amenazas híbridas, etc. Además, la contraposición a la política de Moscú ha fue una de las cuestiones principales de la pasada cumbre.

La Alianza desarrollará una política de “diálogo y defensa” en sus relaciones con Rusia, declaraba el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

“Rusia seguirá aquí, no debemos intentar aislar a Rusia, sino colaborar con ella en distintos ámbitos tanto al nivel de toda la alianza como a nivel de cada país de la OTAN”, declaraba Stoltenberg.

Al mismo tiempo, el secretario general es partidario de continuar con las sanciones antirrusas y recordaba que “para proteger Europa y a los países de la OTAN se desplegarán cuatro batallones adicionales (de entre 800 y 1200 personas cada uno) en los países del Báltico y en Polonia”. Además, Washington ha aprobado una financiación cuatro veces mayor para su presencia militar en Europa.

“No queremos una confrontación, lo que queremos es reducir las tiranteces”, declaraba el secretario general en una entrevista al periódico Kommersant, respondiendo a la pregunta sobre si “Rusia es la amenaza número uno para la Alianza del Atlántico Norte”, aunque le preocupa el aumento cuantitativo de las fuerzas armadas rusas en la parte occidental del país.

La postura de Rusia

Moscú no se ha mostrado sorprendida por el cambio o por el deseo de los países de la OTAN de cambiar el vector de sus relaciones con Rusia, declara el representante permanente ante la OTAN, Alexander Grushkó.

“La situación sigue empeorando, se van creando nuevas sedes militares, no dejamos de oír que la OTAN necesita incrementar su presencia en el Mar Negro. En realidad, todo eso se contradice con las necesidades reales de Europa en materia de seguridad”, cita al diplomático la agencia TASS.

Grushkó subraya que este “doble rasero” de los directivos de la OTAN (la combinación del diálogo y de la política de contención) empuja a Rusia a una nueva guerra fría.

Qué cabe esperar en el futuro de la OTAN y de Trump

Tras la elección de Donald Trump como presidente de EE UU, la sociedad rusa empezó a tener la sensación de que las relaciones con Occidente podrían restablecerse. Sin embargo, según los expertos consultados, todavía es pronto para tener estas expectativas.

“Rusia debe tener cuidado con lo que yo llamo 'el péndulo de Dostoievski': pasamos de la terrible desesperación a una euforia desatada, reforzada especialmente este último mes debido a la victoria de Trump y a los resultados de las elecciones en algunos países europeos. No debemos dejarnos engañar”, comentaba en una entrevista a RBTH Víktor Mizin, profesor del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú y director adjunto del Instituto de Valoraciones Estratégicas.

No obstante, según opina el director del Instituto de EE UU y Canadá de la Academia Rusa de Ciencias, Valeri Gárbuzov, el futuro de las relaciones entre Rusia y la OTAN se aclarará en febrero del próximo año.

“Moscú no es la única que desea establecer unas relaciones bilaterales más estrechas, algunos países de la Alianza también lo preferirían. Ahora podemos esperar un trabajo más constructivo por ambas partes. Especialmente si a finales de año se celebra la asamblea del Consejo Rusia-OTAN, en el que podrían establecerse los próximos ámbitos de trabajo conjunto”, señala el experto.

Según Mizin, la clase política dirigente de los países occidentales seguirá siendo la misma, y para ellos Rusia es un problema y no un aliado.

 “El establishment no permitirá a Trump acercarse a Rusia. La OTAN seguirá siendo fiel a sí misma: continuará la política de los últimos años sobre la contención de Moscú, así como las acusaciones al Kremlin de desarrollar una estrategia de "guerras híbridas”,  señala el experto.

Dónde podemos esperar un progreso

Sin embargo, según Mizin, Rusia y la OTAN pueden resolver ahora otras cuestiones, como la prevención de incidentes en el mar y en el aire, o acordar la activación de transpondedores (un sistema para detectar si un avión militar es aliado o enemigo). Actualmente el embajador ruso ante la OTAN está negociando esta cuestión con el secretario general adjunto de la Alianza.

“Durante los últimos años está creciendo el número de incidentes en el mar y en el aire. Todos recordamos cómo los cazas turcos derribaron el bombardero ruso Su-24 a finales del año pasado. La prevención de este tipo de tragedias es ahora una de nuestras tareas principales”, señala el experto.

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