El portaaviones Almirante Kuznetsov.
APLa nerviosa reacción de los medios europeos a la aparición de la flota rusa en aguas del Canal de la Mancha y cerca de Ceuta quedó contrarrestada por los juicios de los expertos navales. En el Reino Unido, Lord West de Spithead, excomandante de la Royal Navy, recordó que el viejo portaaviones Almirante Kuznetsov "no es está operativo del todo".
Una fuente anónima de la OTAN trató de calmar los miedos al declarar que “todo estaba bajo control”, mientras los ocho buques rusos avanzaban por las aguas y parecía que fueran a atacar a Europa.
Aunque entre los blogueros rusos el humo negro del portaaviones era un desafío deliberado. ¿Fue postureo el paso de los buques de guerra rusos por el Canal de la Mancha, como dijo Lord West? "Hay un elemento de postureo, de demostración de fuerza", declaró Grigori Kosach, experto de la Universidad Estatal Rusa de Humanidades.
"Sin embargo, el objetivo principal a la hora de enviar la flota rusa al Mediterráneo oriental está vinculado a la batalla de Alepo, como una precondición para poder retomar las negociaciones que conduzcan a una solución. La edición londinense del periódico Al-Hayat, que es uno de los más importantes del mundo árabe, especula que si Hillary Clinton llega a la Casa Blanca, la oposición anti-Asad recibirá armamento letal. EE UU no lo suministraría directamente sino que lo harían 'donantes' regionales", dice Kosach.
"Básicamente, el futuro de Siria no depende tanto del campo de batalla alrededor de Alepo sino de las posturas que tomen actores externos, especialmente EE UU. Si Clinton crea zonas de exclusión aérea en Siria, habrá un mayor riesgo de enfrentamiento", añade.
"El "aumento" de la las fuerzas rusas en Siria es parte de una doble estrategia", comenta Iván Konoválov, director del Centro de Estudios Estratégicos.
"Los buques de la flota del norte van a reforzar a las fuerzas de defensa antimisiles y antiaéreas. Será como un apoyo a los sistemas S-200, S-300, S-400, Buk y Pantsir, que ya están desplegados en Siria".
"Tal y como bromean nuestras autoridades militares, si fuera necesario que los gorriones abandonasen los cielos de Siria, se les obligaría andar en vez de volar".
"Las operaciones militares son una parte para preparar un acuerdo pacífico, que es inevitable. El acuerdo final sobre Siria no será el resultado de la guerra sino de las negociaciones", enfatiza Konovalov. "Pero el camino hacia las conversaciones de paz, sobre todo en Oriente Próximo, se prepara con varios instrumentos, entre los que se incluye la fuerza militar".
Alexander Kirss, del Centro de Intereses Nacionales, es de la misma opinión. "Rusia ha sido capaz de adoptar y mantener una serie de objetivos mediante la intervención militar: estabilizar al régimen de Asad y dotarse de una posición de mayor fuerza a la hora de negociar".
La coalición liderada por EE UU, diseñada para "humillar y, en última instancia, derrotar" al Estado Islámico, tal y como anunció Barack Obama en septiembre de 2014, ha conseguido resultados modestos cuando Rusia proveía militarmente a Siria, siguiendo la Carta de la ONU.
Desde entonces, el trabajo diplomático realizado por John Kerry y Serguéi Lavrov ha marcado una fórmula para la interacción pragmática.
Sin embargo, la cooperación sobre el terreno ha sido escasa. Eso provocó un ataque contra tropas del gobierno sirio que el Pentágono reconoció como un "error". Es más, Lavrov ha reiterado que a la hora de resolver la crisis, el socio estadounidense ha sido incapaz de diferenciar a la oposición "moderada" de los grupos terroristas como Jabhat al- Nusra, afiliada a Al-Qaeda, responsable incluso de ataques a los ciudadanos de EE UU en la región.
EE UU prometió hace ocho meses que separaría la oposición "limpia" de la "sucia", la acusada de crímenes de guerra contra el pueblo sirio, pero hasta ahora no lo ha hecho. La manera de terminar con el embrollo es un diálogo intra-sirio entre las partes enfrentadas con el objetivo de alcanzar un acuerdo de reconciliación nacional donde no haya una división entre vencedores y vencidos.
Moscú apoya una decisión en la que el pueblo sirio decida la última decisión sobre la gobernanza de su propio país. Eso significa que las organizaciones terroristas sean excluidas de un acuerdo de paz y que los actores externos no interfieran en la decisión.
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