El 31 de octubre de 1899 se botó en Filadelfia el crucero acorazado ‘Variag’, construido especialmente para el Imperio ruso. Este buque se convertiría en uno de los más heroicos de la historia de la Armada rusa.
“Toda Rusia y yo hemos leído con amor y temblorosa emoción las hazañas que habéis demostrado en Chemulpo. Desde el fondo de mi corazón, gracias por mantener el honor de la bandera de San Andrés y la dignidad de la Gran Santa Rusia”, - así en una solemne recepción en el Palacio de Invierno, el emperador Nicolás II se dirigió a los marineros supervivientes del Variag.
El Variag realizó su hazaña el 9 de febrero de 1904 cerca de la ciudad coreana de Chemulpo (Inchón), justo al comienzo de la guerra ruso-japonesa. El crucero fue bloqueado por el enemigo en el puerto junto con un pequeño cañonero Korevets.
Los dos barcos rusos se enfrentaron a una escuadra japonesa de seis cruceros acorazados y tres destructores. Las tripulaciones ignoraron la oferta de rendición y bajo los gritos de “¡hurra!” de los barcos de países neutrales abandonaron la bahía para librar una batalla desigual con el enemigo.
La batalla duró aproximadamente una hora. La mayoría de los proyectiles del Koreyets no llegaron a los barcos enemigos, y la carga principal de la lucha fue soportada por el Variag, aunque no podía hacer daño grave a la flota japonesa.
Al final, acribillado y tras perder 39 marineros muertos, el crucero ruso regresó con un cañonero a puerto para su reparación. Debido a los daños, se hizo imposible continuar la batalla, por lo que las tripulaciones hundieron sus barcos y se dirigieron a los buques de los países neutrales.
En agosto de 1905, los japoneses sacaron al Variag del fondo y lo incluyeron en su flota. Cuando los países se convirtieron en aliados durante la Primera Guerra Mundial, el buque fue devuelto a Rusia.
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