El general de división Alexánder Bondovski cayó en manos del enemigo el 21 de julio de 1941, cuando intentó romper el cerco con los restos de la 85ª División de Fusileros. Escapó cinco días después mientras iba en una columna de prisioneros de guerra.
Tardó dos meses en llegar a las posiciones de las unidades del Ejército Rojo, y tuvo suerte: dado el momento crítico, fue reintegrado sin controles minuciosos.
Sin embargo, su suerte terminó ahí. El 21 de octubre del mismo año, mientras cruzaba el río Desna en Ucrania, fue capturado de nuevo. Escapó esa misma noche.
Hasta diciembre no llegó de nuevo a posiciones soviéticas, pero esta vez fue sometido a un minucioso interrogatorio, tras el cual no se presentaron cargos contra él. No obstante, fue retirado del frente y enviado a formar al personal de mando.
A finales de 1943, Alexánder Bondovski consiguió ser enviado de nuevo al frente y fue nombrado comandante de la 324 División de Infantería. Sin embargo, ya en febrero de 1944, fue gravemente herido y perdió una pierna. Tras abandonar el hospital, volvió a la enseñanza, a la que se dedicó hasta su jubilación en 1947.
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