Los corsos Carlo Andrea Pozzo di Borgo y Napoleón Bonaparte se odiaban ferozmente, aunque sus familias estaban unidas por lejanos lazos de parentesco. Sin embargo, en la infancia los muchachos eran amigos y juntos soñaban con la independencia de su isla natal frente a los franceses.
Más tarde los caminos de los primos se separaron. Napoleón ligó su futuro a Francia, Pozzo di Borgo siguió luchando contra ella y apostó por los británicos.
Durante el protectorado británico sobre la isla, entre 1794 y 1796, Pozzo di Borgo consiguió que los Bonaparte fueran declarados traidores y sus bienes confiscados. Cuando Napoleón regresó a Córcega con sus tropas en 1796, concedió la amnistía a todos sus oponentes políticos. Excepto a Carlo Andrea, que había escapado.
Durante las guerras napoleónicas, Pozzo di Borgo estuvo al servicio de Rusia. Participó en batallas, ascendió a general de división y también desempeñó misiones diplomáticas.
Fue el corso quien, en marzo de 1814, persuadió a los vacilantes aliados para que marcharan rápidamente sobre París, lo que a la postre dio al traste con todos los planes de guerra de Napoleón y aceleró su caída.
“El objetivo de la guerra está en París. Mientras pienses en batallas, corres el riesgo de ser derrotado, porque Napoleón siempre dará mejores batallas que tú... Hay que esforzarse por acabar la guerra no militarmente, sino políticamente... Tocad París con un solo dedo, y el coloso Napoleón será derrocado, le romperéis la espada, que sois incapaces de quebrale”, - dijo Carlo Andrea.
Más tarde, ya en la isla de Santa Elena, Napoleón escribió en sus memorias que este consejo de Pozzo di Borgo cambió el destino de Francia, de Europa y del mundo entero.
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